Sin Categoría

Ser una persona trans no es sufrir un trastorno mental. OMS: de la disforia a la incongruencia de género (Organización Mundial de la Salud).

Un avance, aunque nominal, para los derechos de los hombres y mujeres trans.

El abordaje de la diversidad sexual, identidades y expresiones de género, durante siglos se abordó como un asunto delictivo, que va venido siendo corregido por los Estados despenalizando la homosexualidad y ofreciendo leyes antidiscriminación;  pecaminoso si bien algunas iglesias conservan esta definición despectiva de las personas LGBT, la han ido moderando y enfermizo, cuando el sistema de salud desde el siglo  XIX empezó a diagnosticar a las personas sexo genero diversas como enfermas metales.

En las décadas de los 70 y 80 líderes y lideresas LGBT hicieron fuerte incidencia para que autoridades de salud, desclasificaran la homosexualidad como enfermedad, mental, lográndolo primero en la OPS (Organización Panamericana de la Salud) y luego de manera general en la OIM, asumiendo solo las prácticas homosexuales y bisexuales y dejando por fuera el reconocimiento de las personas trans.

Ayer, 18 de junio de 2018, ha sido un día significativo para las luchas del movimiento trans a nivel mundial. La Organización Mundial de la salud (OMS) ha hecho publica una nueva clasificación internacional de enfermedades (CIE-11).  Esta clasificación internacional se utiliza para hacer seguimiento de las tendencias sanitarias, planificar la prestación de servicios y adoptar decisiones sobre la financiación de los sistemas de salud.

La CIE se traduce a 43 idiomas y su anterior versión, publicada hace 28 años, ha sido utilizada en más de 120 países. Hoy se ha hecho pública la undécima versión, que lleva más de una década en desarrollo y que en mayo de 2019  se presentará en la Asamblea Mundial de la Salud para su adopción por los estados miembros, y entrará en vigor el 1 de enero de 2022. El lanzamiento previo esta semana permitirá a los países planificar cómo usar la nueva versión y capacitar a los profesionales de la salud.

Esta visión actualizada sustituirá a la CIE-10, vigente desde mayo de 1990, año en el que la homosexualidad (no la transexualidad) salió de la lista. En ésta ocasión, se estudiaron, además de  los patrones de  lo que se entiende por “enfermedad2, incorporar los últimos avances en medicina, salud sexual, lo que les permitió determinar que efectivamente en el caso de los hombres y las personas trans (como se hizo en  1990 con lesbianas, gais y bisexuales), estamos ante ciudadanos en pleno uso de sus facultades y con solicitud de derechos integrales y no frente a una conducta patológica que debe ser atendida; esto es un avance fundamental para las luchas del movimiento trans, en la medida  que en esta versión todas las categorías relacionadas con las personas trans se han eliminado del Capítulo de la CIE sobre Trastornos mentales y del comportamiento.

Ahora bien, esto no significa que hayan desaparecido, si no que se han  introducido nuevas categorías para diagnosticar las personas trans: Incongruencia de género en la adolescencia y adultez e Incongruencia de género en la infancia. Estas categorías se han incluido en un nuevo capítulo de la CIE, el Capítulo 17 sobre Condiciones relacionadas con la salud sexual. Por lo tanto, la OMS dictamina que ser una persona trans o de género diverso no significa sufrir un trastorno mental. Hoy, una vergonzosa historia de patologización, institucionalización, “conversión” y esterilización comienza a cerrarse y establece otros debates y retos para el acceso a sus derechos.

En nuestras sociedades los cuerpos y vidas trans siguen siendo patologizadas, por lo que hay más que nunca es fundamental un activismo y una movilización comprometida con la búsqueda de una ley de identidad de género y potenciar unas pedagogías que incidan en la transformación de esas representaciones, al tiempo que pueda garantizarse el reconocimiento legal  y los procedimientos de afirmación de género.

Hoy es necesario articular estrategias globales, para revisar esta categoría de incongruencia y analizar su utilidad normativa, pero también la carga social que sigue reproduciendo.

Por ello es fundamental la reafirmación de una despatologización total, desde un enfoque de derechos humanos y de acceso integral a la atención en salud y reconocer las personas trans que han sido victimas de acciones de patologización y de violencia en este sentido.


Caribe Afirmativo