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Tras decisión de Tribunal Supremo de Rusia, el movimiento LGBTIQ+ internacional será incluido en su lista de “terroristas y extremistas”

Esta medida se suma a otras políticas restrictivas adoptadas por el gobierno ruso en los últimos años en relación con los derechos de las personas LGBTIQ+.

22 de febrero del 2024. El Tribunal Supremo de Rusia ha tomado una decisión contundente al declarar como una organización extremista al “movimiento público internacional LGBTIQ+”, prohibiendo todas sus actividades en todo el país. Esta determinación llega tras un proceso impulsado por una moción del Ministerio de Justicia y marca un fuerte golpe contra el activismo por los derechos de lesbianas, gays, bisexuales, transexuales, intersexuales y queer en Rusia.

La audiencia se llevó a cabo a puerta cerrada, sin la presencia de la parte demandada, dejando a los activistas LGBTIQ+ fuera del proceso legal que determinaría su destino. Sin embargo, se permitió la entrada de periodistas para escuchar la decisión del tribunal, lo que plantea interrogantes sobre la transparencia y el debido proceso en este tipo de casos.

Esta medida se suma a otras políticas restrictivas adoptadas por el gobierno ruso en los últimos años en relación con los derechos de las personas LGBTIQ+. En los últimos años, las personas LGBTIQ+ de Rusia se han visto sometidas a una presión cada vez mayor por parte de las autoridades. En 2013, se aprobó una ley que prohibía “la propaganda [dirigida a menores] de relaciones sexuales no tradicionales”. El año pasado, esas restricciones se ampliaron a todos los grupos de edad en Rusia.

Las referencias a personas LGBTIQ+ se han eliminado de libros, películas, anuncios y programas de televisión. A principios de este mes, un canal de televisión ruso decoloró un arco iris en un vídeo de una banda de k-pop surcoreana para evitar ser acusado de violar la ley de “propaganda gay”.

En la Duma, la cámara baja del Parlamento ruso, Vitaly Milonov, famoso diputado del partido gobernante y conocido por sus posturas homofóbicas, afirmó que la prohibición de los grupos LGBTIQ+ “no tiene que ver con las minorías sexuales ni con la vida privada de las personas”. Esta argumentación ha sido repetida por Vladimir Putin, quien se ha volcado en defender una ideología centrada en el pensamiento conservador y los “valores familiares tradicionales”.

Para las autoridades rusas, el activismo LGBTIQ+ es algo inherentemente occidental y que es hostil a las costumbres de Rusia, y la presión que ejercen sobre las personas LGBTIQ+ la presentan como un medio para defender la estructura moral del país. Un aspecto relevante es que estas ideas han tomado popularidad de estas medidas de cara a las elecciones presidenciales del próximo marzo.

Este elemento se está repitiendo en los procesos electorales y en los gobiernos de países en el continente americano, como ocurrió recientemente en Bukele en El Salvador y Milei en Argentina. Aún más, están tomando fuerza en el poder legislativo, como se evidenció en el debate de la Ley Inconvertibles y el posicionamiento del nuevo concepto “Dictadura de género”.

Desde Caribe Afirmativo nos preocupa mucho este acontecimientio, pues la ilegalización de un movimiento es un retroceso político importante en la defensa de los derechos humanos y la promoción del principio de no discriminación en la comunidad internacional. Evidentemente, es un revés significativo para los derechos civiles en Rusia, generando preocupación tanto a nivel nacional como internacional sobre el respeto a la diversidad y la libertad de expresión en el país.

Este acontecimiento plantea desafíos importantes para los activistas y defensores de los derechos humanos en Rusia, quienes ahora enfrentan obstáculos adicionales en su lucha por la igualdad y la justicia para todas las personas, independientemente de su orientación sexual o identidad de género.