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#NiUnPasoAtrás, es la motivación de líderes, lideresas y organizaciones LGBT del Caribe colombiano para movilizarse en las jornadas del Orgullo LGBT en 2018

 

Con diez marchas en diferentes ciudades de la región Caribe, el movimiento LGBT conmemorará el día del Orgullo LGBTI y aprovechará para exigir al nuevo gobierno que no se dé un paso atrás en materia de reconocimiento de sus derechos

Con la convicción de que no permitiremos retrocesos en materia de reconocimiento y exigibilidad de derechos al Estado y a los gobiernos locales, no daremos marcha atrás en el respeto y protección de los derechos a la diversidad sexual, identidad y expresión de género. Por ello, diez ciudades del Caribe colombiano realizarán entre junio y julio las marchas del orgullo LGBTI –de lesbiana, gays, bisexuales, personas trans e intersex-. Barranquilla tendrá su octava marcha; en Valledupar y Santa Marta, se desarrollará por séptima vez;  mientras que municipios como Maicao, Soledad, Malambo, El Carmen y Magangué, le apuestan a su segunda, tercera o cuarta versión respectivamente; ciudades como Cartagena y Mompox, marcharán a finales de año en el marco de los actos novembrinos (Independencia de Cartagena); Montelibano (Córdoba) y Santa Rosa (Bolívar), que fueron ampliamente afectados por el conflicto armado, tendrán por primera vez su marcha del orgullo LGBT.

El 28 de junio de 1970 se conmemoró por primera vez la ‘revuelta de Stonewall’, así se conoce al acto de violencia policial contra un grupo de personas LGBT que se habían reunido en Stonewall Inn, un mítico bar de Nueva York, en Estados Unidos. Esta agresión, que ocurrió en 1969, marcó los inicios del activismo lésbico, gay, bisexual y trans. A partir de esta agresión, las personas LGBT comenzaron a movilizarse para exigir sus derechos como ciudadanos. Una serie de protestas dio inicio a la marcha del ‘Orgullo LGBT’. Ciudades como San Francisco, Los Ángeles, París, Madrid, Berlín, y posteriormente Buenos Aires, Ciudad de México, Sao Paulo y Bogotá, fueron generando procesos en pro de las personas con orientación sexual e identidad de género diversas, y se empezó a realizar la marcha del Orgullo LGBT en gran parte del mundo.

En la región Caribe, este ejercicio de movilización comenzó en Cartagena en 2009, después siguió Barranquilla en 2011; Santa Marta, Montería y Valledupar se unieron en 2012, mientras los municipios de Maicao, Magangué y El Carmen de Bolívar llevan ya cuatro años en ésta práctica.

La ciudadanía LGBT del Caribe, organizada, reconoce éste espacio de movilización como escenario de expresión cultural y/o ejercicio político de derechos en el marco de las tensiones que generan los vientos que proponen retrocesos y negación de derechos a éste grupo poblacional. La movilización en la Región y la visibilidad de las diversidades sexuales y de género, se presenta a la ciudadanía como una forma de reivindicar y reconstruir memoria a través del relato y las experiencias sociales y culturales de personas que, desde sus inicios en el activismo, le han apostado al cambio social de imaginarios excluyentes y prejuiciosos a través de la cultura y actos importantes de movilización social.

En la Constitución Política de Colombia de 1991, en el artículo 37 dice que: “Toda parte del pueblo puede reunirse y manifestarse pública y pacíficamente. Sólo la ley podrá establecer de manera expresa los casos en los cuales se podrá limitar el ejercicio de este derecho”. Esta garantía constitucional, es el fundamento de las marchas ciudadanas, lo cual permite que pocas o muchas personas se reúnan y protesten frente a lo que consideren injusto, que atente contra su bienestar o contra su dignidad humana, frente a una entidad pública, el espacio público, entre otros muchos escenarios. Sin embargo, cuando hablamos de personas LGBTI y de sus procesos de movilización social, del cómo han surgido y su desarrollo en el tiempo, hablamos entonces de una población que ha resistido por muchos años, la exclusión y la discriminación social, incluso cuando en su ejercicio ciudadano salen a las calles a manifestar una inconformidad o vulneraciones graves a sus derechos.

Las marchas LGBT son expresiones de movilización social que para el caso Caribe se presentan desde dos escenarios; el primero vinculado a las tradiciones festivas, los carnavales y fiestas populares de las ciudades y municipios, donde se busca visibilizarse como actores y ciudadanos que desde sus sensibilidades también construyen cultura. El segundo, está vinculado a movilizaciones con un tinte reivindicativo de derechos y en estas últimas se rescatan las movilizaciones por el día de la no homofobia y las que se realizan en el marco de la semana del orgullo.

En el Caribe se presenta una paradoja que tiene que ver con el reconocimiento y respeto a estas movilizaciones; por un lado cuando estas se dan en las fiestas y carnavales son “aceptadas” y valoradas socialmente, cuando que la calle es considerada sólo para la fiesta y los LGBT son una actor festivo más; pero por otro lado, ha existido un rechazo contante a las marchas que son convocadas y propias de los grupos LGBT, desde donde se busca defender derechos, consideradas por ciertos actores y administraciones locales, como espacios denigrantes que afectan valores familiares y derechos de niños y niñas, y que transmiten un mensaje negativo, siendo señaladas y coaccionadas como tal.

En las movilizaciones son las personas trans quienes mayor visibilidad han asumido, son quienes se exponen mayoritariamente y de manera más vehemente a los señalamientos de una sociedad transfóbica, que ve en sus cuerpos figuras pecaminosas, erotizantes, caricaturescas de la mujer y de lo femenino, desconociendo las identidades trans.

En los últimos años, si bien se han tenido avances significativos en materia de reconocimiento de derechos a las personas LGBT, persisten los prejuicios y prácticas discriminatorias y excluyentes que dan lugar a violencias sistemáticas y expresiones de odio, lo que constituye un obstáculo para la protección y garantía efectiva de los derechos. Asimismo, estos imaginarios negativos respecto de las personas con orientación sexual, identidad y expresión de género diversas cuentan con una complicidad social que genera una cultura de impunidad y dificultan la exigibilidad de los derechos, dando lugar a continuar con estas luchas.

“Marchar en el 2018 en el Caribe, además  de consolidar la agenda de movilización y de exigibilidad de derechos que año tras año viene realizando las personas  LGBT en la región, es una oportunidad para que familias, amigos y ciudadanía se unan a nosotros y exijamos al nuevo gobierno de Colombia que no permitiremos  ni un paso atrás en el respeto y reconocimiento de derechos de personas LGBT en nuestra región y país, porque la igualdad es un prerrequisito para consolidar la paz territorial.”, dice Wilson Castañeda, director de Caribe Afirmativo.

CARIBE AFIRMATIVO