El Vuelo del Turpial

Migrar una decisión que lleva consigo una gran responsabilidad y pone a prueba el equilibrio emocional

7 de agosto de 2021. La escasez, la búsqueda de una mejor calidad de vida y el hambre han sido algunas de las razones por las cuales un gran número de personas venezolanas salieron desesperadas de sus casas, con algunos pesos en el bolsillo y unas cuantas maletas con ropa. Para muchas lo más difícil fue despedirse de sus padres, amistades, hijos y dejar su casa para siempre sin saber si volverán.

Ya solas, con miedos y dudas, pero con un gran deseo de encontrar oportunidades para salir del drama que padece Venezuela, un país que ha estado sumido en la miseria, inician la travesía rumbo a Colombia. Para unas solo será tomar un avión y viajar en la comodidad de una aerolínea; otras atravesar el puente internacional Simón Bolívar y algunas tendrán que enfrentarse a caminos polvorientos, lodo, bandas criminales, ya que no cuentan con documentos como pasaporte, permiso especial de permanencia o tarjeta de movilidad fronteriza, así que deberán caminar por “trochas”.

“Una aventura con muchos peligros enfrenté antes de llegar a Colombia. Tuve que pasar por trocha. El cansancio muchas veces me venció y me quitó las ganas de continuar caminando, pero debía seguir para poder llegar acá. Aún recuerdo el choque emocional cuando vi a las personas en masa que dejaban junto conmigo nuestro país para poder sobrevivir. En ese momento aún la migración venezolana estaba en su auge. Fue doloroso ver a padres, madres, niños, niñas, adolescentes que dejaban Venezuela, porque este país no podía darnos una garantía de derechos y una calidad de vida digna por las condiciones sociales, económicas y políticas que vive”, expresa Edixon José Chirino, un joven venezolano licenciado en Administración Tributaria, quien no pudo continuar con su proyección profesional debido a las pocas oportunidades laborales y de preparación que ha enfrentado en estos últimos años.

Oriundo de Venezuela y con 28 años, Edixon reside actualmente en el municipio de Turbaco en Bolívar. Fue allí donde comenzó a conocer la cultura y la idiosincrasia costeña, la cual, tiene un carácter muy singular que se expresa en múltiples manifestaciones como la música, el baile, la fiesta, las narrativas y hasta en su propia gente. “Mejores oportunidades para mi vida y mi familia me obligaron a migrar a Colombia hace tres años. Elegí este país por su cercanía y facilidad en sus pasos fronterizos terrestres. Además, no padece la crisis que se enfrenta en Venezuela. Con mucho dolor cuando puse un pie en Colombia, me dije que aquí debía comenzar de cero para poder subsistir. ¡Claro! No viajé solo vine con un tío quien ya estaba viviendo en Turbaco. Poco a poco fui conociendo la gente de aquí, sus gustos, su manera de hablar y su historia”.

Al indagar sobre cómo y cuándo tomó la decisión de migrar, Edixon dice que no titubeo cuando un familiar le dio la seguridad de alimentación y estadía en Colombia, así que se armó de valor para dejar su hogar, al cual desea regresar y algún día continuar con la vida que abandonó. “Sentí un cúmulo de emociones. Iba a vivir una nueva vida en otro país, a causa de que el mío está agonizando. Dejar a quienes amas y los sueños que te has trazado, no es fácil. Migrar es una decisión que lleva consigo una gran responsabilidad, esto pone a prueba tu equilibrio emocional y ver la manera de convertir esta aventura en una nueva oportunidad. El impacto de migrar fue grande: estaba acostumbrado a mi trabajo, amigos, el proceso de adaptación en Colombia ha sido largo y ha estado cargado de nostalgia y dolor. Solo puedo ver a mi familia desde la virtualidad y ya no nos podemos reunir en fechas especiales”, indica.

Con una mirada tranquila y esperanzadora dice que no desfallecerá, aunque la tristeza pueda, en algunos momentos, nublar sus deseos, ya que de las cosas que más extraña es trabajar en áreas relacionadas con lo que estudió y se preparó, “me ha tocado dedicarme a un gran número de actividades que no tienen nada que ver con mi campo laboral. Son trabajos honrados, pero espero, en algún momento, poder desempeñarme en lo que por mucho tiempo estudié”.

Sin poner etiquetas o categorías, Edixon se auto reconoce como una persona diversa que vive su orientación sexual de una manera libre y responsable, “no he experimentado discriminación o rechazo por ser una persona diversa. Y eso se lo debo, en gran parte, a que soy una persona reservada y me gusta manejar un bajo perfil, porque en la Costa colombiana hay personas machistas y señaladoras ante acciones que se salgan de lo que se considera como masculino. Me siento orgulloso del individuo que soy y más allá de ser una persona diversa, soy un ser humano con capacidades y virtudes que puede aportar mucho en esta sociedad. Aunque soy consciente que podemos enfrentar rechazo, burlas, murmuraciones, por lo cual, se hace necesario aprender mecanismos de defensa para nuestra protección”, comenta.

Agrega que “todos somos seres humanos y cabemos en esta sociedad, así que debemos respetarnos los unos con los otros”, a su vez señala que se ha sentido cómodo en Colombia, así que ha buscado maneras de aportar en la construcción de una mejor sociedad y la eliminación de prejuicios y estigmatizaciones hacia los y las venezolanas, “algunas personas creen que deseamos  causar un daño moral o físico, y pueden llegar a rechazarnos o maltratarnos, por eso se hace necesario que marquemos la diferencia y mostrar que los buenos somos más, aunque algunos den un mal testimonio. Colombia me ha acogido así que busco maneras de contribuir con su crecimiento”, afirma.

Para respetar la diversidad sexual y de género, Edixon explica que se debe hacer urgentemente un cambio social a futuro desde la infancia, “se deben inculcar principios y valores y más aún en una sociedad donde muchas veces las personas diversas no encajamos en los mecanismos plantados generacionalmente y que comienzan desde nuestra niñez siendo la base de todo. A veces he escuchado que ser diverso es malo, lo peor y la vergüenza de la sociedad, pero ante esto han hecho frente activistas LGBTI quienes generan caminos transformadores y contundentes en la sociedad. El verdadero cambio de la sociedad está en no juzgarnos y vivir en medio de la diferencia. Cada día trabajo en mi activismo para ser parte de ese cambio que se necesita”, concluye.

Actualmente, la movilidad humana constituye una de las temáticas que revelan mayor interés en el mundo. Suramérica se destaca por los avances normativos e iniciativas que incorporan el respeto de los derechos humanos de las personas en contexto de movilidad. Desde Caribe Afirmativo hemos fortalecido nuestras sus acciones para el acompañamiento a ciudadanía venezolana LGBTI en situación de movilidad humana, quienes durante las medidas de aislamiento social y cuarentena obligatoria vieron como sus contextos de vulnerabilidad se acentuaban. En este 2021 hemos trabajado de la mano de distintos actores del proceso de movilidad humana para lograr brindar estos espacios creados desde las voces de quienes viven y saben lo que implica ser una persona refugiada y migrante LGBTI.