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La familia que elegimos, un hogar de lucha y resistencia

Las familias escogidas, a lo largo de la historia, se han convertido en una red de apoyo para las personas LGBTIQ+ con experiencias de vida marcadas por el rechazo y la exclusión. 

El término “familia” hace referencia a un grupo de personas que comparten una afiliación relacionada con alguna condición, opinión o tendencia en común. En la mayoría de los casos, desde que una persona nace, hace parte de una familia –bien sea biológica o asignada– que tendría la función de proveer a cada miembro de este grupo un apoyo social, emocional, psicológico, unidad, entre otros factores. No obstante, pese a ser la dinámica ideal, no siempre se ajusta a la realidad; hay personas que, por diferentes motivos, nunca llegan a sentir apoyo social o sentido de pertenencia a su primera familia (o familia de origen) y experimentan un detrimento de su calidad de vida, sintiendo la necesidad de crear otras versiones de familia (R. Scharrón del Río, 2015)[1]

Estas otras versiones de familia, dentro del movimiento LGBTIQ+ a nivel mundial, suelen recibir el nombre de familias elegidas o escogidas, haciendo referencia a un grupo de personas con orientaciones sexuales, identidades y/o expresiones de género diversas que, en el transcurso de su vida, han experimentado rechazo, exclusión o marginalización por parte de su familia

biológica o asignada. Estas experiencias en común dan lugar al establecimiento de vínculos alternativos, creando estructuras familiares basadas en la juntanza, el apoyo, la compañía, bienestar y el sentimiento de tener una lucha en común. 

María Scharrón del Río, coordinadora clínica del Brooklyn College, en su informe de investigación titulado ‘La familia escogida en la comunidad LGBTTQ’ describe el concepto de familia escogida como un grupo de personas que acepta, afirma y provee múltiples maneras de apoyo a una persona LGBTIQ+. Estas familias, de acuerdo con su definición, pueden estar integradas por familiares, amigos o amigas, amantes, ex amantes, hijos o hijas de esta persona. Una vez establecida, en la familia escogida suelen imperar los valores como el compromiso voluntario, la reciprocidad y la confianza (Grant et al., 2013; Muraco, 2006). 

Sobre lo mencionado, la autora, apoyándose de lo expuesto por Oswald (2002), destaca que la familia escogida es una relación creada y mantenida a partir de la intencionalidad. Es decir, los procesos se efectúan de manera intencional, permitiendo que una amistad o vínculo en común evolucione y se convierta en una familia orgánicamente. Esta red de apoyo, además de proveer un soporte a las personas LGBTIQ+, también puede acoger a otros grupos de personas que, en diferentes etapas de sus vidas, han sido excluidas o marginadas. 

En Caribe Afirmativo reconocemos estos grupos como un espacio seguro para las personas LGBTIQ+. Tanto en casos de rechazo y exclusión por parte de la familia de origen, como en escenarios hostiles en el marco del conflicto armado en Colombia, las familias escogidas han sido el espacio propicio para que las personas con orientaciones sexuales, identidades y/o expresiones de género diversas encuentren aceptación, amor, cariño, estructura y estabilidad. Estas se han convertido en una red de apoyo emocional y en una juntanza de lucha social que, desde diferentes iniciativas o acciones cotidianas, defienden los derechos de la ciudadanía diversa.


[1] R. Scharrón del Río (2015). La familia escogida en la comunidad LGBTTQ.