“Admití mi orientación sexual en mi familia, quería que todos supieran lo que soy, al final fueron ellos quienes me dieron la vida y me habían estado apoyando durante todo este tiempo, pero la cosa se puso maluca me empezaron a decir frases como “prefiero una hija muerta que lesbiana” para rematar(…) me ignoraban, nadie me hablaba, empecé a dejar de existir en la familia, el dolor me marcaba y me ha marcado tanto que lloro de solo pensar en ellos” (Relato de mujer lesbiana, Cartagena – Bolívar).

Pensar en la familia implica analizar múltiples asuntos: su conformación, la manera en que se establece la crianza, la toma de decisiones y las relaciones de poder que existen dentro de esta. La familia, es el escenario en el que se pueden dar las primeras relaciones y vínculos sociales, recreando en sí la posibilidad de generar experiencias de vida. Desde la Constitución en el artículo 42,

La familia es el núcleo fundamental de la sociedad. Se constituye por vínculos naturales o jurídicos, por la decisión libre de un hombre y una mujer de contraer matrimonio o por la voluntad responsable de conformarla.

La Constitución, reconoce la existencia de estos vínculos, preservando de paso los esquemas de la familia tradicional que invitan al reconocimiento de un solo tipo de familia herero-patriarcal y binario, que ha encarnado dentro de sí estrategias de crianza y de cuidado que resultan agrestes, hostiles, duras, invisibilizadoras y dolorosas para lesbianas, gays, bisexuales y trans.

En cuanto a las situaciones que viven las personas LGBT, hoy es necesario colocar la lupa sobre al menos dos asuntos:

  1. El tema del maltrato intra-intrafamiliar
  2. El tema de la diversidad en las familias

En el primer caso, La familia como institución legitimada socialmente ha tenido la tarea de, a través de sus propias estrategias, esto es, mantener en el ámbito de lo privado la crianza de acuerdo a los cánones establecidos como “moralmente correctos”. Esto implica coartar libertades y asumir en muchas ocasiones métodos violentos a hijos e hijas que se reconozcan como lesbianas, gays, bisexuales y trans.

En el segundo caso, se identifica que históricamente se ha reconocido la existencia de un solo tipo de familia que, al ser aceptado socialmente, niega las familias de mujeres, de hombres, de sobrinos con tíos o tías, de abuelos o abuelas y nietos, las familias extensas, las familias diversas, las familias que en sus vínculos viven experiencias que construyen ciudadanas y ciudadanos.

De este modo, las familias tienen la tarea de reconocer la diversidad sexual de sus miembros. La invitación en el día de hoy, día de las familias, es a trabajar porque estas se conviertan en un escenario que posibilite la libertad de ser, que reconozca y asuma que sus miembros son sujetos y sujetas que sienten, sueñan, piensan y aman sin límites.

En ese orden de ideas, la sociedad tiene la tarea de identificar y acoger dentro de sí la existencia de la multiplicidad familiar, hacer una lectura de su significado sin desconocer sus particularidades, visibilizando siempre la existencia de estas, con “s”, en plural, para conmemorar un día en que todas las familias se vean incluidas.