Con 74 candidaturas abiertamente LGBT, Colombia se prepara para sus primeras elecciones regionales luego de la firma del acuerdo de paz.
Si bien los espacios de participación ciudadana han sido creados y validados para que confluya, en ellos, toda la ciudadanía, existen grupos poblacionales que han sido históricamente excluidos del ejercicio democrático. Esta exclusión se ha visto intensificada hacia rubros poblacionales como el de las mujeres y el de las personas LGBTI, la cual se ha nutrido, mayoritariamente, de prejuicios e ideas erróneas sobre el concepto de género, la orientación sexual y la identidad y expresión de género. Estos prejuicios se han vuelto cada vez más comunes en nuestra sociedad que han terminado por materializarse en la vulneración de sus derechos políticos a través de la negación de avales por parte de partidos políticos o en la disminución de las aspiraciones de candidatos y candidatas a cargos de elección popular por las mismas ideas equívocas, generalizando, así, la creencia de que el ser diverso es un impedimento para la búsqueda del bien común. Asimismo, es importante resaltar el papel que han tenido los medios de comunicación en la difusión de estos imaginarios colectivos negativos que han reforzado una opinión pública desfavorable hacia la población LGBTI; lo que ha contribuido, también, a que los espacios de participación política para este grupo poblacional se hayan vuelto mucho más reducidos y hostiles, ya que esto ha causado que se desarrollen en condiciones de desigualdad.
En este contexto, la incidencia que ha tenido el movimiento LGBTI en Colombia, desde hace más de 20 años, ha sido significativo en cuanto ha generado espacios de formación empoderamiento para las personas LGBTI que, a su vez, han contribuido en la obtención de victorias políticas en elecciones pasadas y en nuevas candidaturas en cara a las próximas elecciones. En consecuencia, todas estas dinámicas han ofrecido al país liderazgos políticos de una población históricamente invisibilizada y el fortalecimiento de una participación política y social mucho más plural. En este sentido, a pesar de que candidaturas como la de Pedro Fayad al concejo de Barranquilla, o Erica del Río, mujer trans candidata al concejo de Popayán fueron nombres que, en la década de los 90, empezaron a sonar en sus localidades, no se tuvo una victoria política abiertamente LGBTI hasta el año de 1997 con Gustavo Álvarez, quien fue el primer candidato abiertamente gay en ser elegido en las urnas, en esta ocasión, como gobernador del Valle del Cauca.
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