Como todos los años Barranquilla Como Vamos presenta su Encuesta de Percepción Ciudadana, la cual se convierte –de una u otra forma– en una radiografía de la ciudad.  Año tras año nos encontramos con este informe, que pese a que nos dice que debemos mejorar en muchas cosas, también nos informa que los y las barranquilleras son felices, o al menos se conforman, con estas realidades. A su vez, pareciera que los gobernantes no vieran esta maravillosa encuesta con una perspectiva crítica, sino que solo resaltan lo que les conviene resaltar, sin ser capaces de analizar todo lo que está más allá de la cifra.

La encuesta del año anterior (2016) fue recientemente presentada, y en ella se observa con mucha preocupación el tema de inclusión, ¿Qué tan incluyentes somos los y las barranquilleras? Más allá de considerarnos como personas abiertas y que recibimos a los visitantes (en especial en carnavales) como si estuvieran en casa; ¿de qué forma tratamos al que es diferente?

Según los resultados de este año, al realizarse la pregunta ¿Cómo cree usted que se comportan los barranquilleros frente a las siguientes normas de convivencia?, el 33% de los encuestados consideran que se comportan “mal” frente al respeto a la vida; el 32% considera que hay un comportamiento negativo ante las personas desplazadas y un 39% ante los reinsertados o desmovilizados; en cuanto el respeto por los niños y niñas, el 31% considera que no es el comportamiento adecuado. Tal como se observa en el gráfico 1.

Gráfico 1
Comportamiento de los barranquilleros ante normas de convivencia (2016).

Este gráfico muestra el trato a diversos grupos poblacionales (desplazados, indígenas/roms/gitanos, niños y niñas, desmovilizados, discapacidad, adulto mayor, mujer y personas sexualmente diversas -LGBTI-) de estos, se considera que ante quienes peor se comportan los barranquilleros es en relación al respeto por las mujeres (44%) y el respeto por las personas de diversa orientación sexual (49%). Poniendo de manifiesto que el grupo poblacional que es víctima de mayor discriminación e intolerancia en Barranquilla son las personas LGBTI.

Pero, ¿Dónde están las políticas sociales que nos permitan superar estas problemáticas? ¿Cuál es el impacto de las campañas para hablar de respeto? ¿Cómo va la política pública LGBTI? O ¿Es que hablar de Capital de Vida (lema de la alcaldía de Barranquilla) se limita solo al cemento y a pavimentar algunas calles?

Pese a estas desalentadoras cifras, cabe mencionar que la percepción de respeto por las personas LGBTI ha aumentado un 10% en relación al año 2015 y un 5% en relación al año 2014, tal y como se observa en los gráficos 2 y 3.

Gráfico 2
Comportamiento de los barranquilleros ante normas de convivencia (2015).

Lo anterior demuestra que si bien se ha mejorado mínimamente en este tema, el camino por la igualdad real aún es muy largo; la discriminación e intolerancia hacia personas lesbianas, gays, bisexuales, trans e intersex es una realidad que no puede – ni debe – ser ocultada o minimizada.

¡La homofobia mata!, esta frase no puede ser convertida en cliché sino que se tiene que analizar en toda la expresión de la palabra, ya que la simple agresión (verbal o física) hacia otra persona por el hecho de tener una orietación sexual o identidad de género diferente a lo heteronormativo es una falta gravisima a los Derechos Humanos.

Si verdaderamente en Barranquilla queremos ser una Capital de Vida, se requiere mayor número de programas sociales que se enfoquen en la prevención de la violencia machista y homofobica, la educación para personas LGBTI y la promoción de incentivos para que los empleadores contraten a mayor número de personas lesbianas, gays, bisexuales, trans e intersex (especialmente de mujeres trans).

Mientras que los entes gubernamentales no se empoderen verdaderamente del tema de diversidad sexual, no se podrá pensar en una Barranquilla más incluyente, en paz y respetuosa de la vida. Alcalde Char, este es su momento de demostrarnos a todos y todas que Barranquilla puede dar ejemplo nacional e internacional de ser pionera en la aceptación de las diversidades y así podamos ser verdaderamente una Capital de vida.