Olga Materón está consciente de que es una mujer privilegiada por una sociedad que beneficia a los ciudadanos blancos y cisgénero, esto pese a que se identifica como una mujer lesbiana. Su decisión de presentarse como candidata a la Cámara de Representantes en las parlamentarias de 2018 se debió a que su interés por mejorar la vida de las personas había sobrepasado cualquier oportunidad que su carrera en la comunicación y el periodismo pudieran haberle dado.
Con el inconfundible golpeado santandereano, Olga se refiriere, impetuosa, a la palabra que quizá describe mejor su naturaleza: vocación. Dice que es una persona de pasiones y que una vez que se mete algo en la cabeza, lucha para conseguirlo. Su vocación, vocablo infaltable para describirla, es la de servir a los demás, lo que la ha llevado a acumular más de 10 años de trabajos comunitarios en su municipio, Floridablanca.
En este mismo terruño resolvió lanzarse como aspirante al concejo para el periodo 2020-2023. Aunque sigue en espera de su diploma de Comunicadora Social de la Universidad Autónoma de Bucaramanga es una comunicadora 24-7.
“Entre sus ideales, Olga promueve la defensa de los derechos humanos como una lucha innegociable, el fortalecimiento de los espacios de participación de las mujeres (consejos consultivos) y las organizaciones que generen planes de trabajo y acciones para mejorar la calidad de vida de las personas con orientaciones sexuales e identidades de género diversas en su territorio”, apunta la Corporación Caribe Afirmativo sobre la candidata.
Su gran bandera en estos comicios es la formación artística para jóvenes, niños y niñas, pues está convencida de que serán estas manifestaciones las que crearán mejores ciudadanos. Además, Olga es la impulsadora de una política que incluirá como pieza clave a las mujeres y las personas LGBTI.
El desarrollo sostenible y las labores comunicativas que ayuden a que la ciudadanía permanezca informada de todo lo que se dice y hace en el marco de las sesiones del concejo. Su idea es transmitirlas vía streaming y hacerlas llegar a la cotidianidad de las personas a través de su Facebook, Instagram o incluso YouTube, “pues es importante que la ciudadanía sepa que su concejo no va a calentar el puesto”, comenta la candidata.
“Floridablanca es tradicionalmente un municipio conservador y ha sido difícil hacer campaña para que, días después de tu paso por un barrio o sector, otros candidatos y candidatas le pregunten a la gente si van a votar por una lesbiana”, manifiesta Olga. De acuerdo con ella, en el municipio aún no existe una política pública LGBTI, por lo que la aspirante a concejala quiere iniciar su gestión.
Olga le dice a quienes se oponen a su llegada a la corporación que “quienes defienden los derechos humanos estamos del lado de la gente” y que no es importante ninguna orientación sexual a la hora de pensar de forma general en el bienestar de todos y todas. Su deseo no es solo llegar al concejo, sino impactar realmente en las personas de Floridablanca.
Con todo el corazón ella espera paciente, sabiendo que cada día la acerca al “día D” y, sin embargo, no se da mala vida, piense que todo lo que debe suceder sucede y en cambio se dedica en cuerpo y alma a crecer, como persona y como ciudadana. Sabe que hay que ser primero buena persona para hacer buena política.