En el ámbito legislativo, el Frente Amplio asegura la mayoría en el Senado con 16 de los 30 escaños, consolidando una posición clave para impulsar reformas progresistas. Sin embargo, en la Cámara de Diputados, la mayoría recayó en el partido del gobierno saliente, lo que anticipa un escenario político que requerirá diálogo y negociaciones.
27 de noviembre 2024. En un giro político que refuerza la tradición democrática de Uruguay, el candidato de izquierda Yamandú Orsi, representante del Frente Amplio y heredero de la corriente progresista de José “Pepe” Mujica, asumirá la presidencia tras ganar la segunda vuelta de las elecciones de 2024. Este mandato, que tendrá una duración de cinco años, llega en un contexto global marcado por avances y retrocesos en derechos humanos, destacando como un faro esperanzador frente a agendas discriminatorias como la impulsada por Donald Trump en Estados Unidos.
Uruguay, conocido como “la democracia más sólida de Latinoamérica”, reafirma su compromiso con la inclusión al elegir a un presidente que incorpora la agenda LGBTIQ+ en sus propuestas de gobierno. Esto marca un hito significativo en un país que ha sido pionero en derechos como el matrimonio igualitario y la adopción por parte de parejas del mismo sexo. En el ámbito legislativo, el Frente Amplio asegura la mayoría en el Senado con 16 de los 30 escaños, consolidando una posición clave para impulsar reformas progresistas. Sin embargo, en la Cámara de Diputados, la mayoría recayó en el partido del gobierno saliente, lo que anticipa un escenario político que requerirá diálogo y negociaciones.
Dentro de su plan de gobierno “Bases Programáticas 2025-2030” Orsi presente una apuesta de inclusión y reconocimiento de acciones en búsqueda de igualdad para las personas LGBTIQ+, siendo uno de los 7 ejes de su plan el que menciona: “Un país que asume la perspectiva interseccional de género como transversal e integradora”. Aunque este triunfo simboliza un avance hacia una representación más inclusiva, es crucial que las promesas realizadas durante la campaña se traduzcan en políticas concretas que mejoren la vida de las personas LGBTIQ+. A pesar del enfoque inclusivo, el hecho de que una vez más sea un hombre cisgénero quien asuma la presidencia destaca la necesidad de avanzar hacia una verdadera diversidad en las posiciones de poder, teniendo en cuenta que no hubo candidatas mujeres al cargo de presidencia, unicamente para la vicepresidencia.
Es vital no solo garantizar la participación política de personas con orientaciones sexuales e identidades de género diversas, sino también fomentar su acceso a espacios de decisión estratégicos. La inclusión no puede limitarse al voto popular; debe reflejarse en estructuras de poder que reconozcan y trabajen intencionalmente para superar los desafíos sistémicos que enfrenta esta población. Orsi ofrece una respuesta a esta problemática. De acuerdo con la CELAG (2024), dentro de su plan se plantean acciones como promover un proyecto de ley de paridad con enfoque interseccional de género, destinado a asegurar una representación equitativa en todos los cargos políticos del Estado, abarcando los niveles nacional, departamental y municipal. Resaltamos de igual forma que el partido Frente Amplio es el único partido que dentro de sus candidaturas al Parlamento incluye a las activistas trans, Collette Spinetti y Josefina González.
Desde Caribe Afirmativo, celebramos este avance para la izquierda en América Latina, que se alinea con otras victorias recientes como la de Claudia Sheinbaum en México. El liderazgo de Yamandú Orsi tiene el potencial de consolidar a Uruguay como un referente regional en equidad, inclusión y justicia social.