17 de junio de 2020. ¿Cuántos grupos de WhatApp tienes? ¿Cuántas noticias sobre COVID-19 recibes? ¿Serán falsas o verdaderas? Estos y otros interrogantes aparecían en la mente de Orlando Gómez (1), un joven gay periodista venezolano quien buscó una manera de “invertir” su tiempo y poner en práctica su profesión durante el aislamiento obligatorio por COVID-19.
A través de un grupo denominado “Alerta Coronavirus OMG”, pero no OMG por “Oh My God”, que traducido al español sería “¡Oh Dios MÍo!”, sino por las siglas de su nombre, Orlando Gómez Martínez creó desde el pasado mes de abril contenido informativo sobre la pandemia que, por estos días, mantiene a muchas personas en sus hogares.
“Soy periodista y aun cuando no he podido ejercer formalmente mi carrera en Colombia, decidí hace unos meses crear un grupo y compartir información relevante sobre las principales estadísticas y reportes relacionados con el Coronavirus. Uno nunca deja de hacer lo que le apasiona. Amo las comunicaciones y aunque me ha tocado trabajar como vigilante, mesero, domiciliario y vendedor de postres, esta cuarentena me permitió reinventarme y volver a hacer lo que me gusta: investigar, informar y comunicar”, comenta.
Y es que Orlando ha encontrado en las redes sociales la mejor manera de volver a conectarse con las personas, ya que ha creado notas breves, cuadros estadísticos y diversa información que despierta el interés de todo tipo de lectores. “Yo no tengo un computador para realizar mis piezas, pero sí cuento con mi creatividad para materializar mis ideas usando mi celular, en el cual, he bajado una gran cantidad de aplicativos para diseñar piezas coloridas, dinámicas y que gusten con solo verlas”, destaca.
Este joven de 29 años, decidió en el 2018 salir del Estado de Falcón en Venezuela y venir a Colombia, porque según él este país sería el “trampolín” ideal para ir a otro. Con lo que no contaba era que si la situación en su país no era la mejor, en Colombia no era diferente. “Yo llegué a Colombia el 15 de mayo del 2018 en compañía de 3 amigos. Siempre pensamos que este sería el puente para ir a otras partes. Ellos lo lograron, uno se fue para México, el otro para Aruba y el último a Perú. Yo, en cambio, me quedé en Colombia”, afirma.
Orlando como otros jóvenes LGBTI llegó a Colombia pensando que en breve tiempo conseguiría un trabajo relacionado con el periodismo o viajaría a otro país, pero no ocurrió ni lo uno ni lo otro, ya que debía convalidar su título y esto representaba dinero al igual que lanzarse a la aventura en un nuevo país. Sin embargo esto no lo detuvo y como él mismo lo dice: “yo trabajo, estudio y me sigo preparando. Cada día lo aprovecho al máximo. Siento que la vida es para los valientes, los que se arriesgan. Cada quien vive su experiencia, yo quise vivir la mía”.
Amante de la radio dice que debe aceptar su realidad, pero no ser conformista porque “los sueños sí se pueden cumplir”. “En Colombia aún se rechaza a la persona que es venezolana, aún hay quienes desconfían de uno o tienen ciertos prejuicios, pero de nosotros dependerá agachar la cabeza o seguir adelante. Lo que es de uno es de uno”.
Como miembro del proyecto Integra de Casas de Paz de Caribe Afirmativo, menciona sentirse feliz con lo que se ha logrado en materia de derechos humanos de personas LGBTI en Colombia, ya que en Venezuela las libertades son menores y el rechazo es el pan de cada día. “Aquí las leyes también nos incluyen, nos permiten salir a la calle sin miedo. Aquí pude salir con mi expareja caminar, abrazarnos y demostrarnos afecto. Claro, él siempre me decía en qué lugares esas manifestaciones eran apropiadas, pero aun así en Venezuela podía ser hasta humillado. Aquí he podido vivir libremente mi sexualidad. Allá son más conservadores”.
Entre risas y recuerdos finalmente concluye que venir a Colombia ha sido una bendición, porque ha podido experimentar la aventura de ser libre, de sonreír a plena luz del día en compañía de quien se le antoja, expresarse en lo que le gusta y en una palabra: se feliz.
(1)Estas entrevistas se hacen en el marco de integra un proyecto de Caribe Afirmativo financiado por la Fundación Interamericana.