1 de febrero de 2021. Colombia ha alcanzado, a principios de este año, unos niveles de violencia sin precedentes y la situación ha empeorado incluso en medio de la pandemia por COVID-19. La firma del Acuerdo de Paz entre el gobierno colombiano y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), en el 2016, no frenó las masacres de civiles y líderes de derechos humanos en el país.
La Jurisdicción Especial para la Paz (JEP) alerta que el 2021 ha sido el inicio de año más violento desde la firma del acuerdo. Se ha registrado un homicidio de un líder social cada 41 horas; cada 5 días fue asesinado un ex combatiente de las FARC-EP y cada 4 días se perpetró una masacre. Estas amenazas a firmantes del acuerdo de paz podrían limitar el cumplimiento de los derechos a la verdad, la justicia y no repetición[1].
Igualmente son preocupantes otros datos: se registran 58 familias y 200 personas desplazadas forzosamente, así como más de 70 familias en confinamiento en Tibú, Norte de Santander, desde el 28 de diciembre del 2020, por los combates entre la guerrilla del ELN, los Rastrojos y el ejército nacional[2]. Por otra parte, en el Salado donde ocurrió una masacre en el año 2000 perpetrada por las Autodefensas Unidas de Colombia, volvieron las amenazas de muerte a miembros de la comunidad y a lideresas que hacen acompañamiento a mujeres víctimas de violencia sexual. [3]
En todo el país, las masacres parecieran recordar las horas más oscuras del conflicto armado entre el gobierno y las FARC. Sin embargo, aquí intervienen diferentes grupos ilegales: los paramilitares, narcotraficantes, guerrillas como el ELN y disidentes de las FARC. La mayoría de ellos se dedican a actividades delictivas, mientras que otros añaden reivindicaciones políticas y sociales.
Adicional a estas circunstancias, la mayoría de estas zonas de alta violencia donde se encuentran ubicados actualmente los ex combatientes y además líderes/ lideresas sociales, son municipios o zonas donde no ha habido una presencia ni real ni permanente de las instituciones estatales , y donde todavía no se garantiza el acceso a los derechos fundamentales, lo que hizo que los grupos armados se apoderaran del control territorial, imponiendo también un orden a través de la fuerza, o como lo llamaría el profesor Luis Trejos[4], “una paz mafiosa”, “ un contexto de disminución o ausencia de la violencia directa por imposición hegemónica de un actor armado ilegal o por pactos o acuerdos de no agresión entre ilegales o ilegales y autoridades”.
Así las cosas, nos encontramos en una realidad de guerra, y al mismo tiempo de implementación de la paz. Todo el territorio no es homogéneo y hay regiones en guerra donde la paz parece todavía lejana. La esperanza podría venir de las próximas elecciones presidenciales, si cambiamos de gobierno, y salvamos los acuerdos, sin embargo, el trabajo de construcción de paz es una labor de todos y todas, del Estado, los grupos desmovilizados, victimarios, víctimas, academia, sociedad civil y cada individuo.
Es por eso que en Caribe Afirmativo, como organización comprometida a la promoción de derechos humanos y la construcción de paz, nos sumamos al llamado de muchos colectivos que actualmente demandan al gobierno nacional medidas de seguridad, medidas integrales y eficaces, para proteger la vida e integridad personal de nuestros líderes y lideresas, defensores de derechos humanos y miembros de ex FARC-EP que se encuentran en su proceso de reintegración. De igual forma nuestra invitación es a toda la comunidad, y sociedad colombiana acompañar a nuestras lideresas y líderes en su lucha, y que esta violencia sistemática cese.
[1] Tomado del artículo en El Espectador “2021, el inicio de año más violento desde la firma del Acuerdo de Paz”: JEP https://www.elespectador.com/colombia2020/justicia/jep/2021-el-inicio-de-ano-mas-violento-desde-la-firma-del-acuerdo-de-paz-jep/
[2] Tomado de los artículos periodísticos : Desplazamiento forzado por enfrentamientos entre el ELN y Los Rastrojos en el Catatumbo: https://www.rcnradio.com/colombia/santanderes/desplazamiento-forzado-por-enfrentamientos-entre-el-eln-y-los-rastrojos-en-el, Más de 70 familias están confinadas en una iglesia por fuertes combates en Tibú https://www.minuto30.com/nacional/mas-de-70-familias-estan-confinadas-en-una-iglesia-por-fuertes-combates-en-tibu/1181733/ , Confinamiento y desplazamiento : la dura situación en Tibú por combates entre el ELN y el Clan del Golfo”, https://www.semana.com/nacion/articulo/confinamiento-y-desplazamiento-la-dura-situacion-en-tibu-por-combates-entre-eln-y-clan-del-golfo/202148/.
[3] Tomado de la nota “El terror y las amenazas vuelven a El Salado 21 años después de una de las peores masacre en la historia de Colombia” en Infobae https://www.infobae.com/america/colombia/2021/01/24/el-terror-y-las-amenazas-vuelven-a-el-salado-21-anos-despues-de-una-de-las-peores-masacre-en-la-historia-de-colombia/
[4] Profesor, Phd e investigador de la Universidad del Norte en Barranquilla, Colombia. Término que utiliza en diferentes textos, Trejos, L (2020). Situación de los actores armados en el Caribe colombiano. Del orden armado a la anarquía criminal (en edición), Bogotá: Instituto Colombo – Alemán para la Paz (CAPAZ); Trejos, L (2020). Construcción de Paz territorial en el caribe colombiano. Desafíos de seguridad por violencia armada (en edición). Bogotá: FESCOL