“En Venezuela prácticamente estás aislado y crees que te vas a morir. Si no te mueves podrías morir y ahí se acaba toda tu vida”.
Geri Luques, migrante venezolana
29 de mayo de 2021. ¿Sabías que la migración es parte de la construcción histórica de los países? Ya que este es un elemento que determina en gran medida la aceleración de factores como la economía y distribución del territorio. A su vez, permite que se expanda el campo de acción lingüístico y de interacción en la sociedad, permitiendo el rompimiento de las barreras invisibles en las culturas.
En este sentido, semanalmente, a través de las historias plasmadas en estos Vuelos del Turpial presentamos la importancia de la construcción cultural y cómo detrás de cada migrante hay historias que implican dejar atrás todo o de superación ante las adversidades sufridas en su país de origen, ya que cada persona puede dejarlo por razones muy distintas.
Estas dinámicas nos confirman que debemos aprender a establecer relaciones con la diferencia. Y es que no son solo una o dos personas quienes migran, son millones. Según datos de 2019 de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en el mundo hay más de 272 millones de migrantes, que representa el 3,5% de la población global, lo que sugiere que el número de migrantes internacionales ha crecido más rápidamente que la población mundial.
Este nuevo sábado, el Turpial que ya ha pasado por Ipiales (Nariño), Riohacha (La Guajira), posa sus alas en Cartagena (Bolívar) para conocer la historia de Geri Luques, una mujer trans de 37 años originaria de Santa Ana de Coro, capital del estado Falcón y del municipio Miranda en Venezuela, quien desde hace 3 años se encuentra viviendo en Colombia. “Salí de Venezuela para buscar nuevos rumbos y oportunidades de vida y trabajo. Salí sin un peso y, sin embargo, llegué a Colombia, pasando por diferentes historias lindas, como conocer Palomino y el Tayrona, descubriendo así nuevas cosas, las cuales han quedado grabadas en mi memoria y en mi bitácora de viaje”, expresa Geri al preguntarle por su travesía hacia este nuevo país.
En este camino y conociendo como es la interacción entre comunidades de acogida y movilidad humana se expresa actitudes de prejuicio y comportamientos de rechazo, odio y violencia, Geri nos cuenta que su experiencia ha sido distinta, a diferencia de lo que vivía en Venezuela. “No he tenido ningún inconveniente, quizás sufrí un poquito de transfobia en Maicao cuando ingresé por primera vez al país, pero podría decir que mi estadía ha sido agradable. Al contrario de Venezuela donde me vi enfrentada al prejuicio y al bullying por ser una mujer trans. Además de salir por la situación económica, me marché para dejar de vivir ese rechazo por ser diversa. Allá me sentía fatal, humillada y agredida. La maldad que viví me dio los cojones para irme. Invito a otras mujeres trans salir de esa humillación donde no hay reparación, ni garantías”, afirma.
Profesional en Artes Plásticas menciona que su destreza y habilidades manuales le han permitido trabajar de manera informal en las inmediaciones de la Ciudad Amurallada en el centro histórico de Cartagena. “Cuando la situación en Venezuela se puso difícil, y no pude seguir vendiendo mis pinturas. Mi calidad de vida pasó a otro nivel, por lo cual, antes de comenzar a vender empanadas, cosa que no está mal, pero que no era para la cual me había preparado, decidí salir a buscar otros caminos. Me encontré un mundo diferente y que no conocía, en Venezuela prácticamente estás aislado y crees que te vas a morir. Si no te mueves podrías morir y ahí se acaba toda tu vida, entonces yo me dije o me muero de una por la tristeza o me movilizo, hoy a tres años de eso considero que fue la mejor decisión. Así que armada de valor y conocimiento en artes plásticas comencé a hacer creaciones y venderlas para así poder vivir y mantenerme. Además, le puedo enviar algo de dinero a mi familia. Mi vida cambió desde que puse un pie fuera de Venezuela”, comenta.
Viajera de corazón, se ha radicado en Cartagena, porque era la ciudad que más deseaba conocer y habitar, “me encanta esta ciudad y lo que hay en ella. Antes de venir tuve un breve paso por Aruba y Curazao, pero por unos impuestos que debía pagar para trabajar y sin recursos no pude continuar ahí. Me cobraban muchos dólares”, dice, agregando que su hermana también migró, pero de Venezuela hacia Argentina, un país al cual no ha podido llegar para reencontrarse con ella, “ya han pasado tres años y no nos hemos visto, pero guardo la esperanza que sea pronto. Mientras tanto voy registrando mis experiencias en una bitácora de viaje para no olvidar ningún detalle de este camino que he emprendido”.
Al hablar con Geri impresiona su manera optimista y positiva de contar algunas experiencias negativas, su tenacidad y tesón te invitan a seguir sus consejos y no desfallecer ante las dificultades que se puedan presentar. A su vez, ver a Colombia a través de sus palabras motiva a maravillarnos de lo que tenemos, “Colombia es hermosa. Aquí descubrí que el mundo es diferente y sí se puede tener una mejor calidad de vida. Venezuela está hecha pedazos y no veo cuando pueda mejorar. Ahora quiero ir a Medellín, ya que he escuchado y visto que se congregan un gran número de colectivas trans en esa ciudad, eso gracias a que desde hace un tiempo comencé a asistir a las reuniones de la Casa Afirmativa en Cartagena, he podido conocer a más personas diversas y sentirme apoyada y respaldada. Medellín es una ciudad de artistas y me gustaría realizar talleres con ellos y ellas”, señala.
Finalmente, al indagar sobre su proyecto de vida y qué actividades futuras desea realizar, asevera: “Yo no soy simplemente una chica trans, yo soy una artista plástica. Yo me formé y debo decir que soy una persona normal que tengo un proyecto de vida para mi futuro. Que yo sea chica trans es un plus. Cada persona debe buscar maneras de formarse y ser integral para poder tener más alternativas, puedes salir del cliché del ser una persona trans. Invito a más mujeres de la comunidad a salir de los estereotipos e ir por sus sueños, porque seguramente hay muchas que tienen un talento oculto fuera de las actividades que siempre nos enmarcan. Es importante tener una visión clara de lo que quieres de ti. Necesitamos reconocernos a nosotras mismas, más que otra persona venga a reconocernos, porque cuando nos reconocemos todas juntas seremos más visibles, debemos tener claridad en lo que somos capaces”.
Hemos llegado al final y con esta historia, el Turpial se despide de Cartagena y de Geri, quien nos hizo una invitación a asombrarnos y querer aún más nuestro país, no dejarnos de sorprender del día a día y que no perdamos nuestra sed de aventura y asumir otros retos que permitan ampliar nuestra visión del mundo.