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“Un caso de maricones” que lleva 14 años de impunidad a raíz de la discriminación y el prejuicio de un país que violenta y denigra a la población LGBT

23 de febrero de 2021. La historia de CARIBE AFIRMATIVO inicia antes del año 2009, y es que fue el asesinato de Rolando Pérez Pérez un amigo, hijo, compañero y hermano, dos años antes, que marcaría el comienzo de nuestra lucha por el reconocimiento de los derechos de las personas lesbianas, gais, bisexuales y trans en la Región Caribe.

Nuestro trabajo como organización ha transcendido fronteras, nos ha permitido alzar la voz y evidenciar como la población LGBT ha sido vulnerada y maltratada a lo largo de la historia, sin importar orígenes, territorios, sexo o género. Además de encender una alarma de advertencia no solo por las vidas que se han ido apagando a causa del prejuicio y la discriminación, sino por las que podrían terminar siendo parte de esas cifras que deberían avergonzar a nuestra sociedad, ya que cada vida cuenta y detrás de cada una hay historias, vivencias, familias y sueños.

Ese era el caso de Rolando, un hombre gay oriundo de Cuba, amante de la música y periodista, quien fue asesinado el 23 de febrero de 2007 en el apartamento donde residía en la ciudad de Cartagena (Bolívar) en el barrio Torices, hoy 14 años después su homicidio continúa en la impunidad. Este hecho, que año tras año narramos con dolor, pero que nos impulsa a continuar con nuestra labor puso en evidencia la homofobia de las autoridades y la ciudadanía de aquellos años.

¿Qué ocurrió?

El 24 de febrero de 2007 sería el día en el cual familiares, amigos, amigas, compañeros, compañeras, estudiantes y allegados a Rolando celebrarían junto con él de su cumpleaños número 53. Sin embargo, aquel día su cuerpo sin vida fue hallado en su casa por amigos cercanos. Había sido asesinado el día anterior con un martillo. Ese mismo día con sufrimiento sus familiares tuvieron que enfrentarse con las palabras de las autoridades quienes justificaban el homicidio por tratarse de un hombre abiertamente gay.

Aunque han pasado 14 años desde su muerte, no ha habido avances significativos en la investigación penal de su caso. En este sentido, desde aquel día, su caso presenta fallas técnicas e investigativas por parte de las instituciones del Estado que intervinieron, ya que, durante la realización de los actos urgentes, parte de la evidencia y del elemento material probatorio fue ignorada por la Policía Judicial y otra parte fue recabada sin garantizar la cadena de custodia o al menos, la diligencia debida para esos asuntos.

Por su parte, la Policía Nacional a través del coronel Carlos Mena Bravo, sentó su posición prejuiciosa sobre los hechos y sobre la investigación, al afirmar para varios medios de comunicación que cubrieron la noticia que era:

 “Un caso de maricones… es un crimen pasional, lo mataron por maricón[1] (…) Toda la prueba que se ha recopilado, y las informaciones que hemos verificado por parte de la Policía Judicial todo indica que los móviles fueron absolutamente pasionales por cuanto este ciudadano llevaba una vida desordenada, era promiscuo y, en su condición de homosexual, tenía varias personas como pareja” (2).

Este caso de homofobia institucional oscureció aún más el caso y que, 14 años después es imposible subsanar los errores investigativos en que la Fiscalía incurrió desde un principio. Hasta el día de hoy, el caso de Rolando ha sufrido el abandono y la deficiente operatividad por parte de los funcionarios responsables, quienes no han dudado en justificarlo a través del archivo de sus actuaciones.

“Rolando Pérez Pérez no es un hombre gay muerto. Rolando Pérez Pérez es una bandera. La bandera de una organización que se mueve en torno a la defensa de los derechos humanos de las personas LGBTI del Caribe colombiano. Esta no es la historia que refiere un caso de impunidad de un hombre, es la historia que refiere la impunidad sobre el asesinato de quien le ha dado vida, con su muerte, a la decidida lucha por los derechos; y es la historia de un Estado que no ha estado a la altura de sus ciudadanos”, destaca Wilson Castañeda, director de CARIBE AFIRMATIVO.

Cabe recordar que en 2014 el caso fue presentado al sistema interamericano de derechos humanos, y aún se espera que el Estado colombiano sea condenado por negligente. Es por esto que, en su memoria, seguimos presentes, al pie del cañón sin desfallecer y sin cansarnos, porque su recuerdo nos motiva a trabajar por un país donde la Paz sea sinónimo de igualdad.

Finalmente, CARIBE AFIRMATIVO es una organización que ha aunado esfuerzos por generar y participar en los procesos de incidencia política y social que toman lugar en la región Caribe y la nación en general. Surgió a partir del asesinato de Rolando Pérez. La agenda política LGBTI ha sido una de sus prioridades y se ha apersonado de la lucha contra la violencia que genera perjuicios contra personas LGBTI, atendiendo muchos casos individuales y procurando siempre llevarlos a buen término ante la justicia. En el desarrollo de su labor, la organización se ha enfrentado a barreras difíciles de obviar en materia de acceso a la justicia, y a los sesgos de homofobia y transfobia, que perjudican el ejercicio de la función pública y el acatamiento de los procedimientos por parte de algunos funcionarios del Estado.

Para esta organización resulta imperativo que el Estado asuma su responsabilidad por desconocer a esta víctima por su orientación sexual, y por hacer uso tergiversado de su imagen para conveniencia y eventual archivo del caso, como ocurre con las modificaciones en la teoría del caso que argumentan su heterosexualidad.

[1] https://www.elespectador.com/noticias/nacional/el-asesinato-del-profesor-rolando-perez-11-anos-en-la-impunidad/

2https://www.eltiempo.com/archivo/documento/CMS-3452434