Casas de Paz

Trabajo comunitario de personas afro, negras, palenqueras y raizales: desde la rebelión, la abolición y la ley 70 de 1993

5 de septiembre de 2020. En la noche del 22 al 23 de agosto de 1791, se produjo en La Española (actualmente Haití y República Dominicana) el comienzo de una sublevación de personas negras que sería decisiva e importante para la abolición del comercio transatlántico de esclavos. La finalidad que persigue el Día Internacional del Recuerdo de la Trata de Esclavos y de su Abolición es inscribir la tragedia del comercio de esclavos en la memoria de todos los pueblos y apostarle a que este tipo de prácticas que denigra de la humanidad de todo un grupo poblacional, no vuelva a repetirse. El ejercicio de derechos desde estas revueltas, produce la abolición de una práctica humillante que viviría gran parte de las personas negras de la diáspora africana y su descendencia por más de 400 años.

En Colombia, la abolición de la esclavitud –promesa hecha al pueblo haitiano por el apoyo en la guerra de independencias– inició en sesiones del congreso en marzo de 1851 y finalizó el 21 de mayo del mismo año, pero las decisiones se concretaron con la Ley de Manumisión, que entró en vigencia el 1 de enero de 1852. Como conmemoración de esta fecha, se declaró el 21 de mayo como el Día de la Afrocolombianidad para recordarnos los lazos que nos unen con África, su diáspora y descendencia, como una de las raíces de nuestra cultura nacional. El trabajo comunitario, incidencia política y participación ciudadana de las personas Afros, negras, palenqueras y raizales tiene una nueva victoria en promulgación de la Ley 70 de 1993, la cual, en primer término, hace un reconocimiento de las comunidades negras que han venido ocupando tierras baldías en las zonas rurales ribereñas de los ríos de la Cuenca del Pacífico, de acuerdo con sus prácticas tradicionales de producción y el derecho a la propiedad colectiva.

El espíritu de la Ley 70 de 1993 se basa en un principio fundamental de la cultura negra y es el de la propiedad colectiva de la tierra. Tal como menciona la historiadora Claudia Leal en su artículo Disputas por tagua y minas: recursos naturales y propiedad territorial en el pacífico colombiano 1870 – 1930, “La idea de que la población negra comparte una historia común y una cultura y en especial unas prácticas tradicionales de producción, sirvió como base para definir su carácter étnico y, así, establecer que sus derechos territoriales, al igual que los de los indígenas, deberían ser colectivos” (Leal, 2008).

En este sentido, la ley 70 fija sus bases sobre el reconocimiento de una realidad cultural de las poblaciones afro, negras, palenqueras y raizales que, a su vez, sirve como plataforma para el desarrollo organizaciones sociales en el pacífico y demás territorios racializados en Colombia. Importante recordar todos los Consejos Comunitarios Afros en Chocó, Cauca, Nariño, Córdoba o Bolívar, por mencionar algunos y, como hay apuestas de pensarse la diversidad, el género y abrirse la lucha en defensa de todas las poblaciones Afro LGBT que afrontan múltiples discriminaciones al nombrarse y visibilizarse como tales. Organizaciones de sociedad civil Afro LGBT como Fundación Arcoíris de Tumaco o Somos Identidad de Cali, siguen trabajando en esta apuesta interseccional de género, raza, clase y territorialidad.

Desde Caribe Afirmativo y el proceso de Casas de Paz es importante visibilizar y conmemorar estas fechas que, para las personas Afro, negras, palenqueras y raizales son importante porque estamos llamados al trabajo comunitario, en espacios de construcción de paz en clave de diversidad y reconciliación que media entre reivindicar las luchas de las poblaciones históricamente invisibilizadas a través de ejercicios de encuentro como los apoyados en la Red Nacional Afro LGBT, formativos como las Escuelas de Liderazgo y exigiendo siempre, la implementación real e integral de los enfoques diferenciales en género, étnico y racial, por ejemplo. Las apuestas comunitarias en todas las Casas de Paz dejan unos liderazgos Afro LGBT que se piensan la interseccionalidad, las matrices de opresión o la cultura afro, e inciden en espacios de participación política y ciudadana que antes eran pensados de forma separada para personas afros o LGBT.

Recordamos y exigimos al gobierno colombiano emprenda medidas de protección a las comunidades afro en todo el territorio nacional, las lideresas y líderes lo requieren y los hechos de violencia y masacres demuestran la urgente respuesta territorial y diferencial.

¿Qué sigue entonces? Apuéstale más a la paz diversa, el trabajo interseccional y te esperamos en nuestras Casas de Paz de Maicao, Ciénaga, Soledad, El Carmen de Bolívar y Montelíbano para seguir creciendo comunitariamente.

Bibliografía.

Leal, Claudia. (2008). Disputas por Tagua y Minas: Recursos Naturales y Propiedad Territorial en el Pacífico Colombiano, 1870-1930. Revista Colombiana de Antropología, 44(2), 409-438. Disponible en

http://www.scielo.org.co/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0486-65252008000200006&lng=en&tlng=es.