La violencia física es muy diferente a la psicológica, pero ambas son violencia y tienen fuertes impactos en las personas.
20 de febrero de 2022. En el marco del Hay Festival Cartagena, Caribe Afirmativo tuvo la oportunidad de entrevistar a Carmen María Machado, escritora queer, norteamericana e hija de padres migrantes cubanos. Machado se ha catapultado como una de las nuevas voces contemporáneas de la literatura, por su narrativa y por hablar de lo que nunca nadie había hablado antes: la violencia entre parejas queer.
Ella es autora del libro “En la casa de los sueños”, novela en dónde describe una relación de pareja entre dos mujeres lesbianas, que empieza contando un idilio que recae en la violencia y el maltrato psicológico, siendo el horror el recurso literario presente en este libro, y es precisamente porque poco se habla de violencia doméstica en relaciones homosexuales o relaciones LGBT de lo que trató está conversación con ella:
Pensando en tu libro “En la Casa de los Sueños”, ¿por qué la metáfora de la casa? Entendiendo ese tránsito en la figura de la casa como un hogar y luego como un espacio de encierro, que da la sensación de un secuestro, tal cual se describe en tu novela.
Siempre he estado interesada en las casas de terror, pero más en la figura de la casa como un espacio doméstico que te brinda seguridad y comodidad, pero en realidad la casa también puede ser percibida como un lugar hostil, un lugar de encierro. Y eso me dio pie para abordar la pregunta de la mujer y su rol doméstico vista desde una idea heteronormativa.
Hablar de violencia entre parejas homosexuales es un tabú ¿cómo podemos hablar más de este tipo de violencia?
Cuando trataba estos temas me di cuenta que había una idealización, es decir, como el ser mujer y tener una relación con otra mujer iba a ser mejor porque los violentos son los hombres y realmente no es así. Si no somos nosotras mismas como personas queer que hablamos de esto entonces ¿quién lo va a decir? Si este tema no se pone en la conversación, es ahí donde se convierte en una prisión.
Cuando se narran historias LGBT, especialmente de mujeres se recae en muchos lugares comunes como la marginalización, sexualización o las típicas historias de amor. ¿Cómo narrar historias desde otra perspectiva?
Es justamente dándole el lugar a que las personas LGBT cuenten sus historias. Aunque parece obvio este espacio no está, no existe. Yo soy persona que contó una historia en un momento específico, porque salí a buscar una historia sobre violencia entre parejas lesbianas para sentirme identificada y no la encontré, por eso decidí escribirla. Estas historias no han sido contadas y tienen que ser contadas.
En una entrevista para el periódico El País de España, mencionas que escribir no es un acto terapéutico ¿cómo desacralizar la escritura de esta idea de que cura o alivia?
Esta es una pregunta que se repite mucho en las entrevistas que me hacen, para mí escribir no fue un proceso sanador ni catártico, de hecho fue horrible, es algo que no recomiendo y que no volvería a hacer. Hay personas que escriben con fines terapéuticos para sanar sus procesos, pero mi escritura no es así. Las personas que creen que quienes escribimos historias sobre vivencias personales lo hacemos para sanar no entienden realmente que es escribir. Yo escribo porque lo necesito, es la forma en que mi cerebro procesa lo que vivo y absorbo a través de la escritura, pero definitivamente no es un proceso sanador.
La violencia psicológica predomina en los relatos de tu libro, ¿por qué este tipo de violencia, a veces puede ser más fuerte que la violencia física, e incluso más difícil de superar?
Una de las cosas más importantes que pensé en el momento de escribir este libro fue en la violencia psicológica y que me gustaría explorar más en futuros relatos, porque casi nadie habla de esto. Para la gente es difícil entender que el maltrato va más allá de un ojo morado, que la violencia sutil se tiene que notar o manifestar en el cuerpo, pero muchas personas no lo entienden porque no lo han vivido.
Pienso mucho en el Gaslighting, y en esta película del marido que no toca a su esposa ni la golpea, pero todo el tiempo la manipula y le hace pensar que esta loca, luego el tipo resulta ser un asesino. Esto me hace pensar en los movimientos feministas como el Me Too, en el que las mujeres de la industria de hollywood han denunciado a sus agresores, pero aún así hay zonas grises en estás violencias, es decir, la violencia física es muy diferente a la psicológica, pero ambas son violencia y tienen fuertes impactos en las personas.
¿Seguirás escribiendo historias sobre personas queer?
Seguiré escribiendo historias sobre personas LGBTI, no dejaré de hacerlo. Ahora el reto es escribir ficción, me atemorizaba mucho la investigación pero “En la casa de los sueños” a pesar de que este basada en mis memorias tuve que investigar mucho, así que ahora ese es el reto y espero que mi próximo libro sea un proyecto muy interesante.