El día 25 de marzo de 2020, finalizando el día, Jhon Restrepo fue víctima de un ataque contra su vida, perpetrado en la Casa Diversa de la Comuna 8 de Medellín en el barrio Villatina. En ese momento, 3 sujetos armados con objetos cortopunzantes lo apuñalaron, buscando matarlo, luego de que Jhon estuviera recogiendo algunos materiales que durante el día habían sido utilizados para entregar mercados a miembros de su comunidad, con el fin de ayudarles a enfrentar la emergencia que se vive en el país por la pandemia del COVID-19.
Jhon, quien actualmente se encuentra en una clínica recibiendo atención médica, es un líder social LGBTI que ha impulsado, desde el trabajo comunitario, la defensa de los derechos humanos y la creación y consolidación de la Mesa Diversa de su comuna. Lamentablemente, este ataque no es nuevo, y la Mesa Diversa venía denunciando desde hace varias semanas que actores armados estaban reclamando el espacio físico en el que trabajan en la Comuna 8 y que, además, abandonaran sus liderazgos y el territorio, por lo que este atentado es aún más sorprendente.
Este colectivo de personas LGBTI, nacido entre 2007 y 2008, fue víctima de la violencia en el marco del conflicto armado en Colombia, especialmente en el año 2011 y siguientes, motivada por su liderazgo en temas de diversidad sexual y de género, lo que los llevó a enfrentar hechos victimizantes como tentativas de homicidio, desplazamiento forzado, amenazas, entre otras conductas. Con el tiempo, este colectivo entendió que, así como las victimizaciones perpetradas por los actores armados fueron colectivas, también su reparación debía ser de carácter colectivo.
En aras de lo anterior, luego de años de incidencia y lucha conjunta y articulada con instituciones y otras organizaciones, la Mesa Diversa logró ser en el año 2015 reconocida como el primer sujeto de reparación colectiva LGBTI de Colombia y el mundo, lo cual implica el reconocimiento del Estado de las responsabilidades que tuvo por la falta de garantías y salvaguarda de los derechos de las personas LGBTI en la Comuna 8 de Medellín en el marco del conflicto armado. Esto, en sí mismo, permitió que en los últimos años la Mesa Diversa, liderada por Jhon, empezara a construir su plan de reparación colectiva, el cual sería implementado por el Estado en favor de las exigencias de dicho colectivo. Entre estas solicitudes se encontró la Casa Diversa, un espacio físico que pudiera ser el hogar de las personas LGBTI y de otros movimientos sociales para, a través del trabajo comunitario, ser, formarse, vivir y sentirse seguros.
Hoy, cinco años después de ser reconocidos como sujeto de reparación colectiva y con el compromiso del Estado de que nunca más algo como lo que les sucedió se repetiría, y tan solo dos meses después de haber inaugurado su Casa Diversa como resultado de ese mismo proceso, las y los integrantes de la Mesa Diversa de la Comuna 8 vuelven a ser víctimas de actores armados al margen de la ley que hacen presencia en su territorio y de un Estado indolente que omite todos sus esfuerzos para hacer respetar los derechos de sus ciudadanas/os.
Vuelven a ser víctimas de actores armados al margen de la ley que de manera sistemática y categórica les han amenazado en los últimos meses -dedicados a la materialización de la reparación-, exigiéndoles que abandonen el territorio y el activismo que día a día hacen por sus comunidades. Actores que tienen intereses económicos y políticos en una de las Comunas más habitadas de Medellín y con más procesos organizativos de resistencia abonados al activismo y liderazgo de personas como Jhon, a quienes pretenden silenciar por incomodar las injusticias y vejámenes de los armados.
Y vuelven a ser víctimas de un Estado que incumple con su compromiso de evitar que las violencias hacia las comunidades se repitan; que no entiende la profundidad y lo que implica la reparación colectiva: reparamos y garantizamos que no vuelva a suceder; que hace caso omiso a los llamados de quienes desde los barrios de la Comuna 8 y de muchos barrios de Colombia advierten de la presencia de actores armados que les siguen violentando. Estado que, finalmente, pareciera tener como política el silencio hacia el asesinato de sus líderes y lideresas, de sus activistas y defensoras/es de derechos humanos. ¿Un Estado temeroso del agenciamiento de las comunidades es un Estado que cumple con su propósito?
Aunque el conflicto entre algunos actores armados haya terminado, el conflicto con la sociedad civil no cesa. Los actores armados han reafirmado su interés por arrebatar el territorio habitado por sus comunidades, sus proyectos sociales y políticos en la defensa del mismo. Los actores armados, aprovechado la conveniente inacción estatal, están acabando con los liderazgos, con aquellas y aquellos que día a día impulsan las transformaciones desde las bases y, al parecer, lo están logrando. Finalmente, sin activismos cualquier medida institucional adoptada puede fácilmente ser olvidada y, por eso decimos, la Mesa Diversa de la Comuna 8 de Medellín está en riesgo.