El día de ayer se llevó a cabo en las instalaciones de la Universidad del Norte, Barranquilla, el conversatorio regional “El reto de encontrar a los desaparecidos del conflicto armado”, sobre personas desaparecidas en marco del conflicto armado, del que hicieron parte representantes Unidad de Búsqueda de Desaparecidos, del CICR en Colombia, de la Fiscalía General de la Nación, del Instituto de Medicina Legal, de la Fiscalía ante el Tribunal de Paz de la JEP, organizaciones de víctimas de familiares desaparecidos y la academia de la Universidad.
El evento tuvo como propósito dar información a las víctimas y sociedad en general, como va a ser la articulación de la institucionalidad para avanzar en la búsqueda o identificación y entrega digna de estos cuerpos, por lo que se reconoció por los asistencias la necesidad e importancia de la coordinación entre la Unidad de Búsqueda de Desaparecidos, la Comisión de la Verdad y la Jurisdicción Especial para la Paz, así como con las demás entidades involucradas en garantizar a la población el acceso a la Verdad, Justicia, reparación y no Repetición. Por lo anterior están conminadas, estas instituciones a establecer protocolos, programas y planes de acción a fin de que la exista una articulación de trabajo en el que las víctimas no se vean obligadas a pasar de una institución a otra sin encontrar respuestas.
En la intervención de Luz Marina Monzón, directora Unidad de Búsqueda de Desaparecidos, esta puso de presente importancia de la presencia en los territorios y la participación de las víctimas en los protocolos de búsqueda que ejecuten, ya que son los familiares como personas del territorio, son conocedoras de las características del mismo y que desde la centralidad es casi imposibles llegar a las verdades de los casos. Del mismo modo reconoce que habrán casos en los que se hará imposible encontrar las personas desaparecidas y que de allí la importancia de la participación de las familias para que estas constante que se realizaron los protocolos y acciones pertinentes a fin de dar con el paradero de su ser querido, pero a pesar de ello no fuere posible.
El director de Instituto de Medicina Legal, por su parte reconoció que hubieron infinidad de errores por parte del Instituto que conllevaron a una re victimización de los familiares de personas desaparecidas, sin embargo también manifestó que aprendiendo de los errores del pasado, esta entidad no enfocara su trabajo solo en la identidad de los cuerpos sino por esclarecimiento de la verdad a través de estos y por ello se trabajara de la mano con la Unidad de Búsqueda de Desaparecidos evitando con ello además que existan duplicidad de funciones e información, así los datos manejados por estas serán los mismo. Para ello se requiere del apoyo, acompañamiento y participación de las víctimas, para que a partir de la identificación de los cuerpos, esto se traduzca en sanación y resarcimiento de daños ocasionados tras años en los cuales el Instituto les cerró las puertas a las víctimas.
En su momento la vice fiscal María Paulina Riveros, anuncio que la institución que representa hará entrega de un informe sobre desaparición forzada, procesos de los cuales 17.000, son conocidos por la jurisdicción ordinaria y 5.000 en Justicia y Paz, así mismo constato que seguirá con la competencia en la investigación de estos casos, entre tanto la JEP asuma la propia, sin que ello signifique un estancamiento de los procesos sino que se hará un seguimiento personalizado antes de hacer el respectivo tratado a la Jurisdicción Especial para la Paz.
En cuanto a la representación de familiares en búsqueda, se recogió información respecto de las duelos que han sido aumentados por la respuesta de las instituciones y que a pesar de los años transcurridos no ha encontrado respuesta en estas, que lo que ha encontrado es una pared que no deja avanzar en su proceso de sanación. Se resaltó que la lucha de las víctimas de familiares desaparecidos, no es que sus casos sean parte de estadísticas y cifras, sino que conlleven a una necesaria la interlocución entre las víctimas y las entidades, para con ello mitigar los actos re victimizantes.
De otro lado fueron planteados por los participantes del segundo panel del observatorio, una serie de obstáculos a los que se enfrenta las victimas de familiares desaparecidos: La nefasta atención recibida en muchos casos por la institucionalidad, la precaria información e identificación de cuerpos y el escaso campamiento psicosocial a las víctimas, por ser esto una necesidad para la realización de los procesos de búsqueda en ambientes de seguridad y confianza.
Seguidamente se expresaron las lecciones aprendidas que le deja al estado colombiano los procesos adelantados por la Ley de Justicia y Paz, entre los que se mencionaron encontramos: La ausencia de un enfoque diferencial, la adición de este en leyes posteriores, la importancia del respeto a territorios indígenas, la necesidad de involucrar al territorio y a las familias, por ser quienes conocen el rio, su cauce, las montañas y todo aquello que caracteriza cada región.
En su momento Rafael Aponte, Fiscal ante el Tribunal de Paz de la JEP, dio cuenta de que el 80% de los casos contra mujeres están ligados a la violencia sexual, esto entre otras situaciones, demuestran la necesidad de situar a las víctimas como centro del estado de cosas inconstitucional, dado que en comparación a otros países de Sur América triplicamos sus cifras de víctimas.
Finalmente se pudo determinar conjuntamente que la existencia de mitos dificulta la labor y hace que los procesos de sanación no sean efectivos. Por ello se requiere no pensar por el familiar y creer q el familiar no quiere ver el cuerpo y hacer preguntas en relación a él, puesto que el familiar siempre quiere respuesta y se debe ni se puede ni se debe pensar por él, sino suministrar la información pertinente, poniendo a su disposición el equipo técnico y psicosocial para tomar una sesión informada.
Así pues solo queda guardar esperanza en que los compromisos aquí adquiridos y el reconocimiento de la fallas a nivel estatal, que lo aquí manifestado no sea olvidados al regresar a la capital, sino que se vuelque la mirada al territorio, resaltando siempre, la importancia de la víctima dentro de los procesos de búsqueda y esclarecimiento de la verdad.