
Recientemente, el actual gobierno estadounidense ha adoptado una postura hostil en
temas de derechos humanos, reduciendo el financiamiento a organizaciones de apoyo y
adoptando medidas administrativas que limitan los derechos de las personas trans en
espacios públicos.
27 de febrero de 2025. Desde la posesión de la actual administración de los Estados Unidos de América, la
situación de las personas migrantes en este país ha sido cada vez más incierta. Las
políticas migratorias y sociales excluyentes, el incremento de operativos de seguridad y la
falta de claridad en los procesos legales han generado incertidumbre y preocupación entre
quienes buscan protección internacional en este país. En particular, las personas LGBTIQ+
refugiadas y solicitantes de la condición de refugiado enfrentan mayores desafíos debido a
la discriminación persistente y el debilitamiento de sus derechos.
Para comprender mejor esta realidad, hemos contactado a algunas personas LGBTIQ+
migrantes que viven en Estados Unidos y, por razones de seguridad, hemos cambiado sus
nombres. Sus testimonios reflejan las diferentes formas en las que estas políticas están
afectando sus vidas.
Regina, una mujer trans venezolana residente en Miami, describe un ambiente de
constante acoso y persecución. La colaboración entre la policía local y las autoridades
migratorias ha convertido las calles en un espacio hostil para las personas migrantes,
independientemente de su estatus legal (El País, 2025). A pesar de contar con
documentos que respaldan su permanencia en el país, el temor a ser detenida la obliga a
vivir en la clandestinidad, evitando salir de casa para no ser víctima de abuso policial o de
parte de su comunidad. Además, enfrenta discriminación diaria, como la negación del
acceso a baños públicos que corresponden con su identidad de género.
Por su parte, Arturo, un hombre gay venezolano en Minnesota, también percibe la
incertidumbre en la comunidad migrante. A pesar de vivir en un estado que ofrece mayor
protección a las personas migrante y refugiadas, la amenaza de redadas y deportaciones
masivas genera tensión constante. Según datos recientes, en las primeras dos semanas de
febrero de 2025, el servicio de inmigración y control de aduanas (ICE por sus siglas en
inglés) detuvo a 4.422 personas, de las cuales alrededor del 41% no tenía condenas ni
cargos penales pendientes (El País, 2025). Incluso los niños en las escuelas están
recibiendo información sobre sus derechos ante posibles detenciones irregulares, lo que
demuestra el nivel de preocupación en todos los sectores de la sociedad (Real Instituto
Elcano, 2025).
Las personas LGBTIQ+ migrantes y refugiadas enfrentan riesgos adicionales debido a la
discriminación estructural y políticas migratorias y sociales hostiles que buscan retrocesos
en la construcción de ciudadanía plena para estas personas. La falta de acceso a servicios
básicos de salud y empleo coloca a esta población en una situación de vulnerabilidad
extrema. Además, la reducción de fondos para programas de asistencia ha limitado las
opciones de refugio y apoyo legal, exponiéndolas a mayores peligros, como la explotación
laboral y la trata de personas. El riesgo de ser deportado a sus países de origen donde su
identidad de género u orientación sexual son criminalizadas y perseguidas atenta contra
los principios internacionales para la protección de personas refugiadas, dado que se
mantienen las condiciones de violación sistemática a los derechos humanos de personas
que se reconocen o son percibidas con una orientación sexual, identidad y/o expresión de
género diversa.
Recientemente, el actual gobierno estadounidense ha adoptado una postura hostil en
temas de derechos humanos, reduciendo el financiamiento a organizaciones de apoyo y
adoptando medidas administrativas que limitan los derechos de las personas trans en
espacios públicos. Arturo como hombre gay migrante, señala que el acceso a tratamientos
como el PrEP para la prevención del VIH está en riesgo debido a la reducción de
financiamiento para organizaciones de apoyo. Además, las personas trans son las más
vulnerables ante estas políticas, ya que enfrentan mayores dificultades para acceder a
servicios de salud, empleo y protección legal. Se estima que un 35% de los fondos
destinados a la atención de personas LGBTIQ+ migrantes han sido recortados en las
últimas semanas (El País, 2025).
Regina también expresa preocupación por el impacto de estas políticas en la estabilidad
económica de los migrantes. Mencionó que el gobernador de Florida ha considerado la
posibilidad de prohibir las remesas enviadas fuera del país, aunque esta medida aún no se
ha implementado debido a los problemas que podría causar. En 2024, las remesas
enviadas por migrantes en EE.UU. alcanzaron los 60.000 millones de dólares (El País,
2025), representando un ingreso crucial para muchas familias.
A pesar del clima de hostilidad y la incertidumbre, las personas migrantes LGBTIQ+ en
Estados Unidos continúan resistiendo y buscando formas de mantenerse a salvo. Arturo
expresa su confianza en el debido proceso y en que, a pesar del miedo, los derechos de
quienes tienen un estatus legal serán respetados. Sin embargo, reconoce que el camino
sigue siendo difícil y que el retroceso en derechos podría tener consecuencias aún más
graves en el futuro.
El contexto actual en Estados Unidos demuestra la importancia de seguir visibilizando las
experiencias de las personas LGBTIQ+ migrantes y refugiadas, y de abogar por políticas
que garanticen la protección internacional de estas personas A medida que las
condiciones se vuelven más adversas, la solidaridad y el trabajo en red entre
organizaciones y redes de apoyo son fundamentales para garantizar la protección y el
bienestar de quienes buscan una vida digna en este país.
A la comunidad trans migrante en EE.UU.
Sabemos que el camino de la migración es desafiante, y aún más cuando se lleva con
orgullo una identidad que el mundo no siempre respeta como debería. Ustedes son
fuertes, valientes y dignos de vivir con dignidad, amor y respeto. El cambio se construye
paso a paso, y su existencia misma es un acto de resistencia y esperanza. No están solxs:
Hay comunidades, organizaciones y personas dispuestas a apoyarlxs en su lucha por
derechos, seguridad y reconocimiento.
Que nunca les falte la fuerza para seguir adelante, ni el apoyo de quienes creen en un
mundo más justo e inclusivo. ¡Sigamos construyendo juntos espacios donde todxs
podamos vivir con libertad y sin miedo!