Consideramos relevante analizar el panorama político-electoral con respecto al posicionamiento de las agendas LGBTIQ+ en América Latina.
28 de mayo de 2024. La situación de derechos humanos para las personas LGBTIQ+ podría verse afectada y recrudecida a nivel regional e internacional tras los múltiples comicios electorales que se estiman para el año 2024. Por tal motivo, desde Caribe Afirmativo consideramos relevante analizar el panorama político-electoral con respecto al posicionamiento de las agendas LGBTIQ+ en América Latina. Además, documentaremos las campañas y estrategias de difusión masiva que sostienen una convicción política favorable o desfavorable con ideales progresistas, feministas o en favor de la diversidad sexual y de género.
Para ello, se evaluarán los últimos procesos electorales en países como República Dominicana y México, que actualmente celebran y disputan elecciones presidenciales. No sin antes hacer un llamado a la comunidad internacional ante la necesidad de aunar esfuerzos, alianzas e iniciativas legislativas que mitiguen los efectos adversos que podrían surgir tras la avanzada de gobiernos de derecha, ultra conservadores y fundamentalistas en la región; y que por consiguiente podrían representar un retroceso inminente para los avances en derechos humanos conquistados por grupos históricamente marginados como mujeres, personas LGBTIQ+ y personas en situación de movilidad humana.
Con respecto a los comicios presidenciales celebrados en República Dominicana, destaca la reelección del actual mandatario Luis Abinader, quien representa los intereses del Partido Revolucionario Moderno (PRM), partido que tras la victoria perpetuaría el oficialismo por ocho años consecutivos en el poder. No obstante, deben analizarse con premura ciertas propuestas de su campaña política y algunos antecedentes que ocurrieron durante su anterior mandato en relación al reconocimiento legítimo de personas migrantes y personas LGBTIQ+.
Una de sus propuestas más radicales durante su campaña política fue la creación de un muro o infraestructura física que delimitaría los límites fronterizos con Haití. Lo anterior, con el fin de reducir el número de migraciones y controlar el ingreso de ciudadanos haitianos al interior del país. Ante la polémica propuesta, varios analistas políticos concluyen que dicha medida desconoce las problemáticas sociales, económicas y políticas que sostienen la crisis migratoria; y que, por el contrario, perpetúa discursos de odio y prácticas xenófobas hacia la población migrante, tales como la militarización en la zona, posibles detenciones arbitrarias y vulneraciones de derechos humanos hacia personas en situación de movilidad humana.
Ahora bien, es necesario acentuar el análisis político en perspectiva de género para dimensionar los posibles retrocesos que podrían resultar tras la reelección del mandatario. En primer lugar, destacan ciertas acciones de su anterior gobierno que, a través de iniciativas legislativas, pretendían eliminar variables como la orientación sexual o la identidad de género del Código Penal, acción que repercutía en la omisión sancionatoria en actos de discriminación y agravación penal por orientación sexual e identidad de género en casos de homicidio, feminicidio, tortura o barbarie. En definitiva, Abinader fue reelecto presidente de RD, aun con un sinfín de incidentes y discursos cuestionables frente al reconocimiento de los derechos humanos y las agendas de mujeres/disidencias sexuales.
Por otro lado, se aproximan las elecciones presidenciales en México, donde por primera vez las encuestas de voto muestran favorabilidad ante la posibilidad de que sea una mujer quien asuma el cargo más importante del Estado Mexicano.
Según los datos, los comicios electorales previstos para el mes de junio estarían en disputa por dos candidaturas femeninas: en primer lugar, Claudia Sheinbaum por la alianza izquierdista Morena, y su principal rival, Xóchitl Gálvez por la coalición denominada Frente Amplio por México.
En ese sentido, es imprescindible destacar que ambas candidaturas han manifestado posturas favorables en la incorporación de agendas de diversidad sexual y de género durante sus respectivos gobiernos. No obstante, más allá de reconocer las acciones afirmativas LGBTIQ+ que asumieron respectivamente, se deben problematizar las alianzas políticas que construyen en el marco de sus campañas presidenciales y que, por supuesto, pueden ser omisivas o contrarias a los derechos de las personas LGBTIQ+.
Ponderando las encuestas, se encuentra Claudia Sheinbaum, quien ha sido contundente frente al reconocimiento de la comunidad LGBTIQ+ en sus agendas programáticas y de gobierno. Durante su mandato como jefa de gobierno en Ciudad de México, creó la Unidad de Salud Integral para personas trans e inauguró la Marcha LGBTIQ+ de la capital mexicana. Sin embargo, hace unos meses presentó dentro de su equipo programático a Renata Turrent como coordinadora de enlace con los sectores académicos, quien ha sido escrachada públicamente por consensuar posturas abiertamente transfóbicas y excluyentes.
Por otro lado, se encuentra Xóchitl Gálvez, quien como senadora del partido Plan Nacional de Acción (PAN) aprobó la reforma que garantiza el acceso a seguridad social para parejas del mismo sexo y, además, votó a favor de la prohibición de las terapias de conversión en el Senado de la República. No obstante, ha generado repercusión y polémica con el movimiento social LGBTIQ+ pues ha establecido alianzas políticas con figuras acusadas por declaraciones homofóbicas y transfóbicas. Tal es el caso de Eduardo Verástegui, militante con posturas abiertamente anti-derechos y anti-género, quien se sumó recientemente al Frente Amplio por México.