Frandy “El Mello”, vendedor de dulces en la vía de Monguí, La Guajira.

“También hay negros maricas”, nos decía una de las personas que entrevistamos en nuestro trabajo de campo para entender un poco más sobre lo que es ser una persona LGBTI afrodescendiente en el Caribe. En este proceso, enmarcado en el proyecto RED –Razas, Etnias y Diversidad-, Caribe Afirmativo conoció las historias de vida de algunas personas afro LGBTI en la región.

 

“¿Negro y, encima, LGBTI?”

La diversidad sexual y de género en personas afrodescendientes no se puede desligar de los roles de género que se le han impuesto como normativos a las personas afro. Por un lado, se han asumido los hombres afrodescendientes como reafirmadores de una hipermasculinidad a través de su relacionamiento con una o más mujeres, la reproducción obligatoria, ser el proveedor y el “dominante”.  Y por el otro, las mujeres afrodescendientes como reproductoras, madres, “débiles” y con cuerpos hipersexualizados.

La hipermasculinización de los cuerpos de los hombres afrodescendientes y la hipersexualización de los cuerpos de las mujeres afrodescendientes han reforzado la violencia hacia quienes han transgredido cualquiera de estas normativas sociales, entre esos a las personas LGBTI. De ahí que, para las familias, y la sociedad en general, que un hombre afro no se relacione con mujeres sexual y/o afectivamente es una vergüenza, pues esta es una forma de “demostrar” su valor y poder ante una sociedad expectante. Lo mismo sucede a los hombres cuya expresión de género es femenina. En estos casos, la violencia se puede manifestar en golpes, insultos públicos, burlas y comentarios.

Para las mujeres afro lesbianas o bisexuales la expectativa social de que sean madres y solo se relacionen con hombres con el fin de conformar una familia, ha reforzado la violencia hacia ellas, la cual va desde la simbólica hasta la sexual. Las estadísticas y testimonios dan cuenta de las mujeres afro lesbianas que fueron abusadas y violadas sexualmente por actores del conflicto armado, “para recordarles que son mujeres”.

Por su parte, es común la cosificación de los cuerpos de las mujeres afro transgénero, la cual va ligada a la hipersexualización de los cuerpos de mujeres afro cisgénero. Así mismo, manifestaron padecer violencia institucional y de la fuerza pública sistemáticamente por el hecho de ser afros. Finalmente, se ha construido un estereotipo de criminalización hacia los hombres afro trans que promueve la violencia simbólica y física en el espacio público por parte de la sociedad y la fuerza pública hacia ellos. Cabe resaltar, además, que muchos hombres afro trans fueron víctimas de violencia sexual en el marco del conflicto armado.

En términos generales, se ha reafirmado la potenciación de las violencias en quienes experimentan ser afrodescendientes y LGBTI; en ambos casos, una de las dos identidades resulta ser interpretada socialmente como un “agravante” para la otra identidad. Ello ha conllevado la naturalización de las violencias anteriormente descritas hacia las personas afros LGBTI por parte de la sociedad y de la fuerza pública, llegando a la justificación de estas: “por negro y, encima, LGBTI”.

 

“Pero la vida sigue”

En medio de las historias de violencia que cotidianamente padecen las personas afro LGBTI, Caribe Afirmativo identificó experiencias de resiliencia ante la vida. Algunas de ellas han desarrollado su vida desde las artes y la comunicación, como forma de expresión contra un sistema que les ha pretendido reprimir sus orientaciones sexuales e identidades/expresiones de género y étnico-racial. Otras han trabajado en pro del reconocimiento de los derechos de las personas LGBTI afrodescendientes desde la academia, la función pública y el liderazgo político. Esto se ha venido articulando con el trabajo de los colectivos y organizaciones LGBTI que han entrado a trabajar directamente sobre la interseccionalidad entre la diversidad sexual y de género con la pertenencia étnico-racial en estos contextos, así como con el más reciente trabajo de las organizaciones afrodescendientes en pro del reconocimiento de población LGBTI en sus propias estructuras y comunidades.

Para las personas contactadas, el deseo de transformación por un mundo mejor en el que haya respeto, acceso y goce efectivo de los derechos de las personas LGBTI afrodescendientes ha sido determinante en el devenir de sus vidas. Dicen que falta mucho, que los gobiernos prometen y no han cumplido; que algunas instituciones llegan, pero no hacen nada; que quieren seguir estudiando, trabajando, hormonándose: vivir una vida en paz, y que eso, como dice El Mello –hombre gay afro de Riohacha- solo llegará si seguimos haciendo incidencia desde lo local, y que mientras tanto “la vida sigue”.

Hoy, día internacional de la no homo/lesbo/bi/transfobia, Caribe Afirmativo reconoce la deuda histórica que tiene la agenda del movimiento LGBTI con quienes, además, se auto-reconocen como afrodescendientes. Por lo anterior, y en articulación con el día de la afrocolombianidad que se aproxima, promueve la campaña #OrgullosamenteAfroLGBTI. Es tiempo de reconocer la diversidad que hay en la diversidad.

 

#OrgullosamenteAfroLGBTI