12 de abril de 2021. El primer informe que entregamos a la Comisión de la Verdad fue ¡Nosotras Resistimos! Informe sobre violencias contra personas LGBT en el marco del conflicto armado en Colombia. Este informe presenta una lectura sistemática y contextual en las subregiones de Montes de María, el Sur de Córdoba, y el Urabá Antioqueño, que documenta las violencias que vivieron las personas con orientaciones o identidades de género diversas a manos de actores armados, como las FARC-EP, los paramilitares y la Fuerza Pública.
Este informe es muy importante porque nos invita a pensarnos el papel de la verdad en la construcción de paz, especialmente porque las personas LGBT históricamente han sido excluidas en muchos contextos cotidianos y el escenario del conflicto armado en Colombia no es la excepción.
Luego de la firma del Acuerdo de Paz en 2016, y la ferviente intención de construir memoria y visibilizar todas las violencias y la interseccionalidad de grupos poblaciones que sufrieron en carne propia los horrores de la guerra, como organización de la sociedad civil que trabaja por los derechos de las personas LGBT, decidimos documentar los testimonios y relatos de estas personas en diferentes territorios del país, basándonos en la importancia de transformar las realidades de un país que naturalizó la guerra por décadas; la activación de procesos sanadores de quienes vivieron estas crueldades y la necesidad de echar andar un camino de reconciliación.
Creemos que develar la verdad no solamente tiene un carácter punitivo en un sistema penal, si no que vas allá, es decir, se trata también de abrir luces a años de conflicto y de una legitimación de la violencia en dónde contar lo ocurrido significa lucha, catarsis, resiliencia y una profunda reflexión sobre cómo la violencia en Colombia se ha impregnado en nuestra cotidianidad, al punto de validarla.
De ahí que consideremos una construcción de ciudadanía que desde las diversas narrativas sociales apela al reconocimiento, y enunciar estos hechos públicamente es la única alternativa para avanzar en la construcción de paz. Así pues, también permite pensarse una nueva sociedad, con políticas públicas, económicas, sociales y culturales que den respuesta a las necesidades de un país y de un conflicto con muchas aristas y cualidades variopintas.
Desde CARIBE AFIRMATIVO estamos convencidos que la verdad es un asunto público, que estas violencias que documenta este primer informe no son temas privados y aislados, sino lo contrario, demuestran que existen patrones de agresión y contextos en donde hay acciones de actores armados y complicidad social que en el caso de las personas LGBT obedece a una prejuicios y estereotipos sobre sus OSIGEG diversas.
Por esta razón ¡Nosotras resistimos! sienta un precedente que fortalece tres condiciones inalienables para que exista paz en Colombia, que son: ser herramienta que supere el conflicto social, ser reparadora de las heridas colectivas que fracturaron procesos comunitarios y finalmente ser contextual para construir otro mundo posible.
Así las cosas, este primer informe también llama a un enfoque de género y diferencial y a la posible creación de un macrocaso en la JEP, Jurisdicción Especial para la Paz, sobre la violencia sexual que vivieron muchas mujeres y personas LGBT en los años más intensos de la guerra. Este libro se construye desde los relatos y testimonios de las víctimas, que describen a detalle sus vidas y lo que implica ser una persona LGBT en los diferentes territorios colombianos en medio de un conflicto armado.
Así, este informe estuvo compuesto por 56 entrevistas, 4 grupos de discusión, 8 recorridos de campo, cinco talleres pedagógicos y se divide en 8 capítulos. Además, analiza que muchas de estas violencias contra personas LGBT tienen que ver con condiciones estructurales de un sistema judicial y político que las invisibiliza y revictimiza, en especial cuando las víctimas deciden denunciar, momento en el que solo encuentran señalamientos y funcionarios públicos que no reconocen sus experiencias. Ahí, al igual que en las violencias perpetradas por acción y omisión también hay responsabilidad del Estado.
Es así como invitamos a las organizaciones de la sociedad civil, y a las víctimas a seguir dando sus testimonios, contando lo ocurrido en el conflicto e incluso narrando situaciones de violencia que se siguen perpetuando en las diferentes regiones del país, considerando el aumento de la violencia posterior a la firma del acuerdo. Aún así hacen falta geografías por investigar, zonas a las que llegar y poblaciones que aún se encuentran en un proceso personal en donde enunciar lo ocurrido todavía duele, de ahí que estos informes son insumo para la construcción de memoria y la posibilidad de abrir una ruta de investigación en que desde la academia, los grupos sociales, las organizaciones de la sociedad civil y las distintos tipos de activismo se atrevan a investigar, narrar y compilar estos hechos que merecen ser recordados para que no se repitan.