El 23 de febrero de 2007, fue hallado muerto Rolando al interior de su vivienda. Desde entonces, su caso ha estado nublado por la negligencia y los prejuicios dentro de la institucionalidad, que lo mantienen impune.
23 de febrero de 2023. Rolando era una persona creativa, carismática, un gran amigo, buen docente…una gran persona en general, que se ganaba el cariño y la admiración de todos y todas. Por eso, el sábado 24 de febrero de 2007, amigos, amigas, familiares, colegas y estudiantes se preparaban para la celebración de su vida, pues era su cumpleaños número 53. Lo que parecía ser un día de alegría, tertulia y buena música —como le gustaba a Rolando— se convirtió en una fecha que todos y todas recordaremos por la dolorosa tragedia que cobró su vida y marcó la de nosotras; Rolando fue hallado muerto al interior de su apartamento.
Esto ocurrió en Cartagena, ciudad en la cual Rolando se radicó durante cerca de 10 años, luego de haber llegado de Cuba. En esta ciudad, aquel sábado lúgubre causó rareza su ausencia en el lugar donde debía grabar su programa radial, por lo cual amigos cercanos lo empezaron a buscar. Claudia Ayola, su amiga, y Edgar Plata, su compañero en ese momento, fueron hasta su vivienda en el barrio Torices, ubicado cerca del centro histórico de Cartagena. Al llegar, no se encontraron con la calidez y simpatía que caracterizaba a Rolando, sino con la escena del crimen donde él había sido la víctima mortal. Quienes estuvieron presentes aseguran que su cuerpo estaba tendido sobre su cama y presentaba golpes, incluyendo impactos en la cabeza que, al parecer, habrían sido ocasionados con un martillo.
Lo mismo indicaron las autoridades pero, lejos de repudiar lo ocurrido y respetar el duelo de sus amigos y familiares, desde ese mismo momento, empezaron a lanzar expresiones que legitimaban su muerte, justificando que lo ocurrido le habría pasado por ser un hombre homosexual y minusvalorando las vidas de las personas sexo-género diversas, asegurando que se trataba de un caso de maricones.
“Toda la prueba que se ha recopilado y las informaciones que hemos verificado por parte de la Policía Judicial, todo indica que los móviles fueron absolutamente pasionales, por cuanto este ciudadano llevaba una vida desordenada, era promiscuo y, en su condición de homosexual, tenía varias personas como pareja”, indicó el comandante Carlos Mena Bravo, quien había sido asignado para investigar el caso.
Estas expresiones y acciones prejuiciosas por parte de la institucionalidad, nublaron aún más la investigación e impidieron cualquier intento de avanzar hacia la justicia. Hoy, 16 años después, parece complejo —o imposible— reparar los errores que cometieron las autoridades desde el principio, dando lugar a que, actualmente, el caso de Rolando se mantenga impune y sin rastros de voluntad de justicia por parte del Estado.
El homicidio de Rolando Pérez, la indignación y la necesidad de justicia reavivó la lucha por los derechos de las personas LGBTIQ+ en el Caribe y el resto del país, dando lugar a la creación de Caribe Afirmativo. Desde nuestra organización no hemos parado de exigir justicia y hemos llevado su caso hasta la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) en el 2011 y 2014 y, en ambas ocasiones, la Comisión le ha pedido actuación contundente al Estado colombiano, que responde con la reapertura en el caso en la Fiscalía, pero vuelve a ser dejado a la desidia.
Desde Caribe Afirmativo seguimos exigiendo justicia para Rolando y solicitando a la CIDH que se apersone del caso hasta llegar a una resolución contundente en la que, además de esclarecer los hechos, se sancione al Estado por su poca voluntad en la investigación de este crimen, que podría tratarse de un homicidio por prejuicio. Nosotras seguiremos recordando a Rolando y, desde su memoria, trabajando por la defensa de los derechos de las personas LGBTIQ+ a vivir una vida digna y libre de violencias.