19 de junio de 2020. Si tu seguridad se viera amenazada, ¿qué harías? Correrías, te resistirías o no sabrías cómo reaccionar. Muchas son las respuestas que podríamos darle a esta pregunta, pero la experiencia quizás nos llevará a resolverla, tal es el caso de Carli Hernández(1), una mujer trans venezolana de 26 años, que al verse enfrentada constantemente a esta situación ha logrado dar respuesta a este interrogante.
Como solución ha optado por llevar consigo, dentro de un bolsillo especial dentro de su bolso, cuatro objetos que se han convertido en su fiel “Kit de defensa personal”: una navaja y un gas pimienta, para situaciones en las que su vida podría estar en peligro (estos serían utilizados únicamente para intimidar y no agredir) una soga para lograr inmovilizar a un atacante y un silbato para dar aviso a otras personas sobre el riesgo al cual podría estar expuesta.
Oriunda de Maracaibo, los casos de violencia que ha vivido no sólo han estado relacionados por su dedicación al trabajo sexual en Maicao, sino por su orientación sexual, “me siento una mujer, en todo el sentido de la palabra, pero desde que decidí expresarlo abiertamente, he tenido que luchar contra los prejuicios de un sinnúmero de personas. En Venezuela padecí el rechazo y los señalamientos, por lo cual, me vine a Colombia en el año 2017, aunque la situación acá no ha sido diferente y a eso súmale que me he dedicado a la prostitución” comenta.
Los golpes, los gritos y, en algunas ocasiones, las humillaciones que ha recibido no la han detenido; por suerte y por ser una guerrera ha logrado salir adelante en un país ajeno al suyo, logrando superar los obstáculos a los que se enfrenta diariamente. “Soy una mujer decidida. Además, cada vivencia durante mis años de vida me ha llevado a poder aconsejar a otras mujeres trans y refugiadas, y ejercer un papel como lideresa dentro de la población LGBTI en Maicao, municipio de la Guajira”, afirma.
“La violencia no me gusta, pero tenemos que defendernos, porque nadie más lo hará por nosotras, ni siquiera la Policía. Eso lo aprendí de Madonna Badillo, miembro y defensora de los derechos de la comunidad LGBTI quien fue la primera persona en abrirme las puertas de su hogar. En los últimos años de su vida, Madonna se dedicó a acoger a personas LGBTI de origen venezolano, sobre todo mujeres trans y hospedarlas en su casa, y su última voluntad, fue precisamente que luego de su muerte, las personas LGBT, continuáramos su legado y usáramos su casa como lugar de acogida para las personas trans”, menciona.
Con agradecimiento profundo recuerda que con ella aprendió a conocer sus derechos y a no sentir miedo, “ella nos decía que a lo último que debemos recurrir es a la violencia. Nosotras debemos aprender sobre nuestros derechos y saber cómo estos nos respaldan”.
Finalmente, deja un mensaje a otras mujeres trans para que sigan adelante y no se dejen vencer por las dificultades. “Yo me siento feliz de haber podido conocer a Madona y porque gracias a ella conocí a Caribe Afirmativo, donde he recibido apoyo en materia de derechos humanos y he podido formarme como lideresa, para así ejercer un papel activo dentro de mi comunidad”.
(1)Estas entrevistas se hacen en el marco de integra un proyecto de Caribe Afirmativo financiado por la Fundación Interamericana.