Está claro que vivimos en una sociedad que se encuentra fragmentada por sectores sociales, todos peleando por sus derechos de manera individual, como si se tratase de una lucha entre grupos humanos, olvidándose que independientemente a cualquier condición social, sexual, política, y cultural son seres humanos, una sociedad que excluye todo aquello que sea negro, raro, débil, corriente y que no se amolde a los preceptos normativos y al “deber ser” de una sociedad, que cada día piensa que la homogeneidad de sus ciudadanos(as) es lo que mantendría el orden social, en un país que se encuentra en guerra desde que tengo memoria y más allá.
En una sociedad, que piensa que lo masculino es lo fuerte, lo poderoso y por eso lo pondera, lo sobresalta y siempre lo registra en cualquier parte o espacio donde se dé la oportunidad, estos comportamientos legitiman la segregación y marginación de seres humanos; legitiman el poder de los hombres sobre las mujeres, de los “blancos” sobre los “negros” de los “ricos” sobre los “pobres”; y si esto pasa en una sociedad binaria, que a pesar que subyugue a las mujeres a una categoría inferior, de cierta manera las reconoce como ciudadanas y bla, bla, bla, bla, ¿qué pasa cuando se trata de una persona que además de ser mujer, se autoreconoce con una orientación sexual diversa? La respuesta se resume en tres palabras posibles: Invisibilidad, discriminación o eliminación.
Se habla a diario de la participación de los hombres gays, de las mujeres trans de manera visible en la sociedad, se mencionan actos de violencia a hombres gays, a personas trans, se distinguen a las mujeres trans fácilmente en las calles, por sus construcciones corpóreas que transgreden el género binario, a algunos hombres gays cuya expresión de género es femenina, pero ¿qué pasa con las mujeres lesbianas?
Aquí no se trata de sacarlas del closet, ¡ni más faltaba!, aquí se busca generar una sensibilidad frente al tema de las mujeres lesbianas que se autoreconocen y que de cierta manera y gracias a nuestros arraigos culturales se han visto en la necesidad de ocultarse o han ocultado por el simple hecho de ser mujeres y “aún peor” por ser lesbianas en los espacios y escenarios sociales, políticos, culturales y económicos en los de una u otra manera han tenido incidencia.
Según Elizabeth Castillo mujer lesbiana, activista de derechos humanos, las mujeres lesbianas siempre han existido y siempre han estado presentes en los escenarios de participación y lamentablemente en escenarios de violencia, en una entrevista realizada que buscaba conocer las percepciones de las mujeres lesbianas frente a su visibilidad ella planteó;
No creo que las mujeres estemos emergiendo, seguramente en la regiones hay más participación de las mujeres y eso sin dudas es que cada vez vamos a ser más, pero, eso se debe a que primero sin duda se ha conseguido más visibilidad y segundo las mujeres están cada vez más dispuestas a posicionarse en el lugar en el que están haciendo sus reivindicaciones y no dejarse imponer una agenda porque de todas maneras estamos en una cultura machista, egocentrista, que privilegia la voz de los hombres y podrán ser gays, pero siguen siendo hombres, criados en una cultura machista que les da la idea que pueden imponerse a los gritos por hablar más y legitimamos más eso, y me parece que la participación de las mujeres está fortaleciéndose porque hacen sonar más su voz, pero no porque no hayan estado antes.
“Podrán ser gays pero siguen siendo hombres”, este artículo no busca desconocer el trabajo que han tenido los hombres gays frente al movimiento LGBTI, sino, dar cuenta de la participación y las luchas diarias de las mujeres lesbianas frente al reconocimiento de sus derechos.
El movimiento LGBTI en los escenarios nacionales y locales, ha tenido mayor participación de hombres gays en las agendas competentes, sin embargo, la visibilidad de las mujeres lesbianas ha crecido de manera actual y paulatina, puesto que se han logrado espacios de poder que anteriormente eran ocupados por hombres, pero, que ahora están empezando a asumir liderazgos y visibilidad ante las adversidades y ante una sociedad que discrimina, encasilla y le da otro lugar a las mujeres tanto por ser mujer como por tener una orientación e identidad de género diversa.
Empezando el año 2015, en los procesos realizados por Caribe Afirmativo y otras organizaciones aliadas, se ha presentado una constante y es la participación activa de las mujeres lesbianas en los mismos, poniendo en la agenda sus problemáticas concretas, las asimetrías propias de sus contextos y lo que tienen que hacer para poder sobrevivir ante una sociedad que aunque no tenga que saber los gustos sexuales y la vida privada de alguien, cuando la sociedad identifica a una persona como “rara” o “diferente” la discriminación se considera inminente.
Es entonces la reflexión que surge en este artículo y es someramente decir, que se están empezando a ganar espacios, las mujeres lesbianas cada vez están más dispuestas a hacer escuchar sus voces y a proponer asuntos en las agendas sociales del movimiento que incluyan, que no fragmenten, ni se ponderen unas orientaciones sexuales o identidades de género sobre otras; buscando la articulación del movimiento y resaltar las luchas de luchas que las mujeres lesbianas han tenido dentro de la sigla LGBTI.