16 de mayo de 2021. Ser bisexual en medio del conflicto armado es permanecer oculta en medio de la violencia patriarcal que castiga toda oposición a la heteronorma, es debatirse en medio de un amor que no se trata de géneros, binarios, ni dualidades, un amor que se entremezcla entre el matiz de vivir y amar, y ya, sin importar nada. Éstas han sido las banderas de lucha de Susana Guerrero[i], administradora de empresas, activista, lideresa social y mujer bisexual, que desde su lugar de enunciación y liderazgo ha apoyado a varias comunidades y transformado realidades con el poder de su propia historia.
Susana nació en Manaure, Cesar, desde sus 13 años se dio cuenta que sentía atracción tanto por hombres como mujeres, sin embargo, mostrar su gusto hacia las mujeres era un asunto problemático considerando el ambiente machista característico de esta zona del Caribe. Ella se identificaba con actividades naturalmente asociadas a lo masculino, como labores de fuerza y pesadas que normalmente harían los hombres, no obstante no recibió alguna discriminación al respecto porque en su edad escolar siempre supo defenderse de las personas abusadoras.
Actualmente Susana vive en La Paz Cesar, junto con su esposo y sus hijos e hijas, él la ha ayudado a sobrellevar situaciones complejas de su pasado y su presente que están ligadas a la manera en como la historia del conflicto armado atravesó su vida. A su vez, dichas crueldades han sido los cimientos para sus liderazgos actuales, ya que Susana lidera, una asociación urbana integrada por personas afrodescendientes que surge como resistencia al conflicto armado y la violencia predominante en este lugar del Cesar.
Históricamente el Cesar ha sido un departamento golpeado por la violencia y por todo tipo de actores armados, desde paramilitares y guerrillas al margen de la ley como las FARC-EP, que se han disputado este territorio. Susana se cruzó con las dinámicas de guerra de cada uno en distintos momentos de su vida; un día cuando ella tenía 16 años estaba con un conocido esperando el transporte público. Él le dijo que como iban para el mismo sitio que compartieran el colectivo, paso un carro y ambos se subieron. Susana no sabe como, pero perdió el conocimiento apenas se subió al automóvil y al rato despertó desnuda en una habitación de hotel toda adolorida y vio a este hombre que antes le parecía un “buen muchacho” sentado a la orilla de la cama. Mientras él se fumaba un cigarrillo con una voz hostil y desgarrada le dijo que debía irse con ella para el monte.
Su agresor la llevó para San Diego a que hiciera parte del frente 49 de las FARC. Fue reclutada siendo tan sólo una adolescente y durante esos dos años que vivió allí fue sometida a trabajos pesados, agresiones, maltratos y este hombre quién habría abusado de ella tenía actitudes propias de un monstruo, varias veces le apuntaba en la cabeza con armas de fuego solo para torturarla. Meses después de su secuestro Susana se dio cuenta que estaba embarazada y tuvo mucho miedo porque conocía de primera mano la historia de niñas, adolescentes y mujeres reclutadas forzosamente que fueron víctimas de abortos forzados en medio de los campamentos, sin embargo, como tenía una relación cordial con el comandante y su esposa eso le permitió tener a su hijo sin sentir miedo a que la sometieran a algún tipo de crueldad.
Corrían los primeros años de los 90´cuando ocurrió su reclutamiento y el nacimiento de su hijo. Susana no era la única recluida allí en contra de su voluntad, también había niños, jóvenes, adolescentes, personas que fueron llevabas obligatoriamente y a los cuales la guerra les truncó los sueños. Sin embargo, luego de un proceso de paz la realidad no ha cambiado mucho, según la Defensoría del Pueblo[ii] el reclutamiento forzado no cesa en Colombia, pues con la nueva reconfiguración de actores armados, la deserción escolar y un país azotado por una pandemia que recrudeció las condiciones de vida de las personas, sobre todo de la población rural ha aumentado el reclutamiento forzado de niños, niñas y adolescentes. También de jóvenes migrantes que habitan las fronteras de Colombia con Venezuela, en Cúcuta y Arauquita, en donde el aumento de la crisis humanitaria, el control por el territorio, la potencialización de negocios ilícitos como el narcotráfico, entre otros, favorecen el reclutamiento forzado y la violación sistemática de derechos humanos desde tempranas edades.
Por su parte Los Brasiles[iii] es un corregimiento del Cesar perteneciente al municipio de San Diego y en la actualidad su abandono se refleja en la maleza que inunda su cementerio, las paredes quebradas y los escombros de un pueblo que lo invadió la guerra. La escuela rural abandonada y todo un caserío casi que inhabitado cuentan una historia de horror, en la que más de 70 personas fueron asesinadas entre 1996 y 2002. Mientras los ojos cafés de Susana se inundaban de imágenes de asesinatos, muertes y torturas la angustia de llevar otra vida en su interior la ayudaron a seguir, esto le permitió estar ausente al menos cuando nació su hijo y estar con sus padres, aunque tuviera que mentirles, ya que las FARC la tenían amenazada. Para sus papás ella fue una adolescente irresponsable que fue madre a temprana edad, pero lo que no sabían era que ese hijo había sido producto de un abuso sexual y de un reclutamiento forzado que padeció en silencio.
“Cuanto tú coges un arma en tus manos, cuando tú disparas, cuando tú ves caer personas a tu alrededor y ves morir, y estas tan metida en la guerra, el corazón se le va endureciendo a uno”, con estas palabras Susana resume como poco a poco su niña interior, la niña soñadora, hábil en deportes, la que le gustaba bailar, estar metida en teatro, correr, admirar la naturaleza, esa niña se iba opacando por un conflicto que no eligió y que estancó su proyecto de vida, cambiando su manera de ver el mundo. Dos años después y ya siendo madre adolescente por evitar señalamientos o el escarnio público y siendo ya mayor de edad, para la sociedad dejo de ser una niña reclutada a la fuerza si no una ex combatiente militante de un grupo ilegal armado autor de tanta violencia en el país. Por ese miedo Susana se fue a vivir sola a una invasión, allí tuvo que cortarse el pelo, cambiar su apariencia y vivir en la absoluta pobreza para no ser reconocida por nadie y evitar amenazas y hostigamientos de sus victimarios.
Años después recuerda que los paramilitares interceptaron el vehículo en el que venían ella y su hijo, quien para entonces tenía 8 años. A él lo separaron con los hombres, recuerdo que su hijo tiene muy claro en su memoria, y aún hoy siendo adulto lo evoca con lucidez. Mientras que a ella los paramilitares la hostigaron pregúntandole sobre su pasado en las FARC, le apuntaron varias veces y amenazaron con matarla. Susana solo les pidió que lo hicieran lejos de su hijo, para que el niño no recordara su muerte como algo traumático, sin embargo, en ese momento otro hombre se le acercó a quien le apuntaba y le dijo algo al oído. Justo después de eso dejaron de amenazarla con la pistola y le dijeron que por ese día se había salvado, pero que tenía dos horas para abandonar la zona.
Fue así como Susana empezó de cero y se fue a otra ciudad a trabajar en lo que le saliera, vendiendo empanadas, siendo mesera en un billar, cocinando pasteles, dulces artesanales, viviendo e la informalidad y de cualquier trabajo que le representara en un ingreso. Esos primeros años de su juventud fueron muy duros, de ahí fortaleció su corazón y se motivó a salir adelante por la familia que estaba construyendo.
Susana Guerrero tuvo conocimiento de personas LGBT que fueron víctimas de desaparición forzada en el contexto del conflicto, de otros y otras a quienes mataron arbitrariamente y a veces por confusión, por ejemplo porque tenían el mismo nombre de la persona que buscaban. Vio como a otros les asesinaron a sus padres, a sus hijos, hermanos, tíos, amigos, parejas y en medio de todo este caos, de esta profunda hostilidad ser LGBT y nombrarse era muy difícil. Ella misma dice que su bisexualidad paso desapercibida y conoció casos de compañeras, conocidas y amigas que tenían relaciones homosexuales en la clandestinidad por miedo al señalamiento público y a vivir algún tipo de violencia por parte de algún actor armado.
Una de las pérdidas más grandes fue la de su amigo Oscar, que era peluquero y un hombre abiertamente homosexual que además era travesti porque los fines de semana se vestía de mujer. A él lo desaparecieron por las famosas “limpiezas sociales” que hicieron los paramilitares en ese tiempo y bajo está misma práctica violenta desaparecieron a muchas personas asociadas también a los toques de queda que estos grupos decretaban en los municipios, ya que todo el mundo debía estar a las 10 de la noche en su casa, y quien estuviera fuera de ellas era sancionado con torturas, detenciones arbitrarias e incluso la muerte.
Para Susana asumir una masculinización de sus comportamientos y expresión de género es una manera de resistir, muchas personas le decían “pero tú pareces macho” y ella en vez de ofenderse reafirmaba que esa fuerza característica y acostumbrarse a incorporar ese rol en su personalidad ha sido una manera de lidiar con el dolor y salir adelante. Sin embargo, Susana tiene una posición política importante frente al Acuerdo de Paz, pues debido a las violencias y sobre todo violencia sexual que vivió mientras estuvo reclutada por las FARC ella considera que darles participación política o cargos públicos o de toma de decisiones en alguna de las ramas del poder es un premio que omite la gravedad del daño histórico que le hicieron al país.
Ante un panorama enmarcado por la guerra y la violencia los liderazgos de Susana no han parado, es lideresa de una asociación de víctimas del conflicto armado y la labor comunitaria es algo que ha trascendido en sus vida, pues gracias a ese amor a la comunidad y a su liderazgo que inicialmente comenzó siendo la presidente de la junta de acción comunal de caseríos e invasiones antes logró legalizar barrios y con ello que muchas familias accedieran a sus derechos básicos, de ahí que las miradas agradecidas de las personas para las cuales ha trabajado son un motivo para seguir y luchar.
No obstante estos liderazgos han causado que las amenazas contra su vida y sus seres queridos no se detengan, por esto el apoyo de su esposo es fundamental para sobrellevar las consecuencias psicológicas que dejó su historia de abuso en la adolescencia y las situaciones de tensión que ha vivido recientemente. Tanto en el 2017 como en la actualidad Susana ha sido víctima de amenazas, de sicarios y hombres que entran en su hogar y la amenazan con que apague sus liderazgos y deje de alzar la voz por las comunidades a las que ella representa. Aunque estos hechos han sido muy angustiantes tanto para ella como para su familia, y de manera especial para sus hijos e hijas, quienes comprenden la labor de su mamá, su compromiso con construir un país mejor desde sus luchas porque ella ha ha basado su crianza en la libertad y el amor libre de los prejuicios.
Como lideresa social Susana ha participado en mesas de diálogo y en esos espacios de reconciliación se ha encontrado a excombatientes de las FARC y desmovilizados de grupos paramilitares, claro que para ella no ha sido fácil ver a los ojos a personas que integran dos grupos armados que la han victimizado de múltiples maneras, porque para le es difícil creer que una ideología haya sido suficiente motivo para cometer tantas atrocidades y violar los derechos humanos de millones de personas
Con ese ímpetu suyo que la caracteriza Susana Guerrero afirma que su lucha es contra la impunidad, que no va a descansar hasta el día que esos crímenes que aún permanecen ocultos salgan a la luz, porque muchos jóvenes, niños y adolescentes fueron reclutados, ultrajados y violentados de todas las maneras dejando traumas e infancias rotas, marcadas por la guerra, por eso con precaución y valentía no teme hablar en voz alta de las necesidades de su pueblo y ejercer un liderazgo que se refleja en sus maneras de amar en libertad.
[i] Nombre cambiado por seguridad de la persona.
[ii] Tomado de https://www.elespectador.com/judicial/no-cesa-el-reclutamiento-forzado-en-el-pais-defensoria-pide-redoblar-esfuerzos-article/
[iii] Tomado de https://verdadabierta.com/los-brasiles-un-pueblo-al-que-pocos-regresaron/