Sorprende que estos contenidos susciten censura en espacios universitarios, en donde debería garantizarse la libertad de expresión, principalmente por parte de grupos históricamente censurados y excluidos, como lo son las personas LGBTIQ+.
27 de agosto de 2024. En los últimos días Memo Correa, docente, investigador y miembro de nuestra junta directiva, vivió una incómoda situación, presuntamente de censura, en la Universidad de Antioquia. Conforme a lo expuesto por Memo, en el segundo trimestre de este año, personal de la Facultad de Ingeniería le expuso su interés por ver expuestas sus obras en una de las facultades de la universidad. Él accedió y, luego de que fuera pospuesta en varias ocasiones, se concretó la exposición para octubre de 2024, con el nombre ‘Mariquiar la vida’. Luego de avanzar en varios procesos y requisitos para materializar la exposición, fue informado de que la información sería discutida en un comité administrativo de la Facultad de Ingeniería, en el cual se decidió no llevar a cabo la exposición.
Con la intención de visibilizar lo sucedido —que deja entrever la persistencia de principios moralistas que se incomodan ante la diversidad sexual y de género—, Memo nos hizo llegar un escrito en donde expone la situación y sus percepciones sobre esta: Una decisión administrativa o la incomodidad frente al mariquita indiscreto
«Unos siete meses atrás empieza a tener origen esta historia de censura discreta y fobia disimulada.
–Profe, nos gustaría tener sus pinturas en la galería de la Facultad.
–Claro, yo me animo de una, no es sino que me digan para cuándo y listo–. Así empezó todo.
–Estamos pensando que en abril podría ser.
Uhh, el asunto es que yo tengo otra expo por esa época, pero que tal en junio y aprovechamos el mes del orgullo.
–Sí. No, mejor julio, la sala ya tiene agendada otra exposición.
Al final dejamos la muestra para septiembre: –Profe, para tener mejor tiempo de montaje.
–Ahh listo. ¿Qué necesitan que les pase entonces?
–Necesitamos que nos hagas una propuesta y nosotros hacemos curaduría y sobre lo que acordemos armamos el texto de la exposición.
Yo les propongo una articulación entre mi trabajo de Locas de pueblo y el de Carne y culpa.
–Está muy bien. Te proponemos una reunión virtual y tomamos decisiones finales.
–Bueno, Memo, ¿qué tal si nos compartes pantalla y nos mostrás las imágenes para la exposición? Pero antes quisiera contarles cómo hemos pensado el montaje. En esta parte (muestra mapa de la sala) ubicaríamos las fotos eróticas de tal fotógrafo, en este otro lugar, las fotos del concurso de estudiantes, y en el resto las pinturas del profe. ¿Qué opinan?
La curadora 2 y la otra persona asienten sin pronunciar palabras. Yo con alguito de putería digo que no. –Lo siento, pero el acuerdo era tener toda la galería para mí, no entiendo este ajuste de última hora.
Voces confusas y después: –listo, profe, no hay lío, las otras las ubicamos en el centro de documentación.
–Ahora sí pasemos a mirar las imágenes.
El curador 1 establece un criterio general para descartar o aprobar: muy sexual, no. Discreta y erótica, sí.
Voy pasando fotografías de las pinturas y voy observando, con cierto desconcierto: No, esa es sexual. La imagen se trata simplemente de dos cuerpos de hombres inacabados, penetrándose y besándose. Pero el curador dice: no, esta es demasiado, nos queman. Y así sucesivamente hasta aprobar unas 16 pinturas que serían la muestra de octubre. Yo sé que esa actitud curatorial está revestida de pánico moral, pero me vuelvo flexible y adopto todas las disposiciones. Incluso me veo obligado a escribir el texto para la exposición. Tema que es clara responsabilidad de ellos. Pasan unos días y me acosan por el texto: –Profe, la idea es inaugurar la primera semana de octubre.
Me apuro y sobre las imágenes elegidas escribí un texto llamado “Mariquiar la vida”, pienso en la vida cotidiana de hombres disidentes.
Pienso en un amigo que murió recién.
Todo está listo y de repente el curador 1 me dice, en modo informal: –necesitamos que nos pase todo, incluidas imágenes, en un formato tal para presentarlo al comité administrativo de la Facultad de Ingeniería, que es el que decide sobre la exposición.
No puedo creer eso que me dicen, un comité de censura, pienso, pero, en fin, como es la U pienso que será un asunto burocrático más.
Y resulta que hoy, a unos cuantos días de la inauguración, recibo una carta escueta y discreta del tal comité, en la que me señalan que han optado por mantener la línea sobre biodiversidad… y qué gracias.
Y pienso en el título de mi expo, la que no tendrá lugar: “Mariquiar la vida”, y me da risa imaginar a ese comité tomando la decisión. Y me da tristeza esos tonos pontificios que adopta a veces la UdeA.
Memo Correa.»
Nos genera desilusión el hecho de que, presuntamente, se hayan tomado la decisión de no llevar a cabo la exposición de Memo Correa debido a su contenido, que es una muestra de las relaciones homosexuales sexo-afectivas, del disfrute de la sexualidad y de vivir las orientaciones sexuales en libertad. Sorprende que estos contenidos susciten censura en espacios universitarios, en donde debería garantizarse la libertad de expresión, principalmente por parte de grupos históricamente censurados y excluidos, como lo son las personas LGBTIQ+.