Daniela Martínez, de 53 años quien se dedicaba al servicio doméstico, murió en la mañana de hoy 16 de agosto de 2019, luego de ser víctima de múltiples actos de violencia.
De acuerdo con diversas fuentes, los niveles de violencia cotidianos que recibía Daniela por su expresión de género eran innumerables, sin que ni autoridades ni vecinos pusieran fin a dichas expresiones. Solamente en el último año, había recibido tres agresiones en el espacio público. Entre estas agresiones, el 25 de marzo, en un lugar de divertimento de la vereda San Francisco, fue golpeada hasta que rompieron sus manos y sus pies. En el mes de mayo, tres personas que fueron posteriormente identificadas por la ciudadanía, luego de buscar “ridiculizarla” en el espacio público por su expresión de género, la amarraron de pies y manos, prendiéndole fuego en sus extremidades. Finalmente, el pasado lunes en la madrugada del 12 de agosto, luego de salir de un lugar de divertimento, fue alcanzada por tres sujetos (que las fuentes relacionan con los ataques anteriores), quienes la golpearon con palos y piedras en su cabeza y extremidades superiores dejándola con heridas que le causaron la muerte en el día de hoy.
Daniela que pasaba sus días entre el barrio Sur de Magangué y el corregimiento de San Francisco de Loba en Cicuco; se ganaba la vida con los contratos cotidianos que le ofrecían los vecinos para realizar limpieza. Asimismo, vendía boletas de pequeños premios los fines de semana. Era de gran aprecio para sus vecinos y vecinas, quienes reconocen que durante la semana estaba siempre buscando ganarse la vida. La comunidad en general cuenta que Daniela era víctima de expresiones de violencia diariamente, especialmente por parte de actores que controlan el territorio y quienes lo hacían como une ejercicio de “burla pública …por su feminidad”.
Este nuevo hecho de violencia, deja constancia de la naturalización de los prejuicios contra las personas LGBT, particularmente las personas con expresiones de genero diversas, que generan acciones de escarnio público, verbales, simbólicas y físicas. Además, el silencio de las comunidades ha permitido contexto de violencia sistemática.
Ser una persona LGBT en el contexto caribe requiere no solo de mecanismos legales y normativos en todos los niveles, sino también de un trabajo constante en la cultura ciudadana, para que nada ni nadie valide o guarde silencio ante una acción de exclusión o discriminación motivada por la identidad o expresión de género. Tanto en los cascos urbanos como en la ruralidad, requerimos de acciones cotidianas que permitan a las personas LGBT de nuestra Región poder construir su proyecto de vida, con todas las garantías de integración ciudadana en igualdad de derechos y que no sea el desplazamiento a las grandes ciudades, el aplazamiento de la construcción de su identidad o expresión de género o el vivir con miedo las únicas alternativas de vida.
Caribe Afirmativo insta a la Fiscalía a activar con celeridad la investigación, que pueda dar con el paradero de los responsables de esta serie de agresiones sistemáticas que terminaron con la vida de Daniela y a determinar las motivaciones que llevaron a estas personas a impedirle el desarrollo pleno de su ciudadanía. Y a las autoridades municipales y departamentales a activar acciones inmediatas, contenidas en la política pública LGBT de Bolívar que permitan crear tejido social que reconozca los derechos de las personas LGBT y que trabajen en perspectiva de cultura ciudadana para prevenir cualquier tipo de acto que ponga en riesgo la vida de las personas trans particularmente.
Caribe Afirmativo