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Los discursos de odio: una problemática política común y en aumento en América Latina que pone en jaque a los derechos humanos.

05 de julio de 2023. El pasado 26 y 27 de junio se desarrolló el Encuentro Internacional de Diálogo “Por una defensa activa frente a los discursos de odio por orientación sexual e identidad de género” en la ciudad de Lima, Perú. Este espacio fue coordinado por la organización social PROMSEX, Caribe Afirmativo y MOVILH con el apoyo de Fundación Triángulo y el Ayuntamiento de Sevilla, permitiendo el encuentro de personas LGBTIQ+ de países de América Latina para discutir sobre los discursos de odio que se cimientan en la política y plantean un retroceso de los derechos obtenidos por el movimiento LGBTIQ+.

Es importante recordar que los discursos de odio no solo van en aumento en América Latina, pues en Norteamérica y Europa se están generando  discusiones anti derechos LGBTIQ+. Este año, en Estados Unidos se han aprobado 70 proyectos cuestionables que afectan los derechos de personas LGBTIQ+, según Human Rights Campaign[1]. Esto se suma a los 525 proyectos presentados en esta misma línea, lo cual se traduce en palabras de la organización internacional en un “estado de emergencia”. Dichas leyes vienen impulsadas por posturas extremistas que alegan la defensa de la vida y las familias. Este lobby anti derechos es financiado por Alliance Defending Freedom, Heritage Foundation y Family Policy Alliance que ha tenido tanta trascendencia, como ya lo ha mencionado en publicaciones anteriores[2], al menos 44 de los 50 estados tienen proyectos con objetivos de eliminar o delimitar los derechos de personas trans.

En Europa la situación tampoco parece mejorar. A pesar de que en el índice Equaldex[3] realizado por ILGA-Europe el continente siguen siendo líder en protección de los derechos de personas LGBTIQ+, con más de 50 países con medidas de protección, en países como San Marino, Mónaco, Bielorrusia y Rusia existen medidas que censuran y falta de protección contra los delitos de odio o por prejuicios.

Este potencial retroceso viene de la mano con los discursos de odio que se consolidan en el panorama político como la estrategia política perfecta. Particularmente, en América Latina, los discursos de odio incitan a los tomadores de decisiones en lo legislativo a abstenerse de manifestar apoyo a los derechos de personas LGBTIQ+ por el alto costo electoral que puede acarrear la promoción de derechos, promoviendo en el debate público la irrelevancia de la agenda de diversidad sexual y de género porque se percibe como una problemática innecesaria o se priorizan otras necesidades. Por ejemplo, en Colombia la supuesta “ideología de género” ha sido usada en varios procesos de elección popular como una forma de generar rechazo hacia movimientos e ideas.

Por otro lado, estos discursos buscan generar un debate para regresar a un estado en el que las personas LGBTIQ+ no tienen voz, asentándose en la idea errónea de que son una minoría. Además, se les tilda de ser un grupo que se impone sobre lo que los discursos anti derechos denominan “la mayoría”: un grupo homogéneo, cisgénero, heterosexual y machista. Este mismo discurso habla de “defender la vida y a la familia tradicional” como pronunciamiento contra las personas LGBTIQ+ e incluso las luchas feministas que promueven el acceso libre y seguro al aborto. Finalmente, otra de las ideas fuerza que se promueven es el popular “Con mis hijos no te metas”, en contra de la educación sexual integral que no sólo permitiría que las infancias LGBTIQ+ crezcan en entornos más seguros, sino que además puedan identificar plenamente cuándo son víctimas de violencias sexuales.

En paralelo, las personas LGBTIQ+ son asociadas con prácticas como la zoofilia o pedofilia, con la finalidad de reforzar los imaginarios negativos y patologizantes de las orientaciones sexuales e identidades de género diversas como enfermedad. Esta posición conlleva a que quienes apoyen las agendas de diversidad sexual y de género sean cuestionados públicamente, al considerar que la agenda “progre” es una falacia. Por ejemplo, Gabriel Boric, fue acusado de ser una persona gay o bisexual por su apoyo al matrimonio igualitario y reconocer haber tenido alguna vez una práctica sexual con un amigo en la adolescencia. Por ello, sus opositores recurrieron a apodarlo “Gaybriel” como estrategia de descrédito.

En Colombia esta situación es especialmente compleja. Recientemente, con la presentación del proyecto de ley 272/22 que busca prohibir los esfuerzos de cambio de orientaciones sexuales, identidades y expresiones de género (mal llamadas ‘terapias de conversión’), algunos congresistas recurrieron nuevamente a afirmar que este proyecto obedece a la categoría inventada de “ideología de género”, buscando desvirtuar la agenda de los derechos de personas LGBTIQ+. Los representantes de la cámara que votaron por el NO lo hicieron intentado desvirtuar el debate, llevando el análisis de proyecto a derechos de la libertad religiosa que no son objeto de discusión en el contenido del proyecto. Incluso si lo fuere, es importante tener en cuenta que ningún derecho es absoluto, y la libertad religiosa no puede ser usada para perseguir, violentar y torturar a las personas. 

Finalmente, como ejemplo en las campañas de elecciones territoriales, el candidato a la Alcaldía de Medellín Lucas Cañas ha instalado vallas publicitarias con frases como “No + todes en los colegios”, planteando una estrategia política cimentada en la segmentación social, la negación de las identidades no binarias, y los planteamientos clásicos antiderechos LGBTIQ+.

Lo preocupante de toda esta situación recae en la ambigüedad jurídico-legal que existe sobre los discursos de odio, su impacto sobre las formas de hacer la política y la libertad que tienen de ejercer violencia política sin una sanción efectiva. Lo claro está en la necesidad inmediata de emprender acciones de incidencia política y resistencia comunitaria, tanto ante los movimientos de extrema derecha representado en figuras como republicanos o nacionalistas, como de quienes se autorreconocen dentro de la “izquierda” pero ven los derechos de personas LGBTIQ+ como moneda de cambio para el oportunismo político. Nuestras alarmas deben permanecer encendidas, pues el riesgo de una embestida que busque el retroceso y la eliminación dentro lo legal puede ser inminente.


[1] Para ampliar la información revise: https://www.infobae.com/lgbt/2023/06/08/human-rights-campaign-declara-estado-de-emergencia-en-estados-unidos-por-las-leyes-en-contra-de-la-comunidad-lgbt/

[2] Para conocer a profundidad lo que ha venido ocurriendo en EE.UU, te invitamos a leer: https://caribeafirmativo.lgbt/en-ee-uu-incrementan-politicas-anti-derechos-lgbtiq-y-de-invalidacion-de-las-identidades-trans/

[3] Para ahondar más información: https://www.larepublica.co/especiales/un-mercado-interesante/europa-sigue-de-lider-en-proteccion-de-los-derechos-de-la-comunidad-lgbtiq-3646582