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Llega a Colombia un primer lote de medicamentos fundamentales para el tratamiento de VIH 

La llegada de 300.000 tabletas de Dolutegravir a Colombia es oportuna teniendo en cuenta el contexto internacional actual, donde decisiones políticas pueden afectar gravemente las vidas de quienes viven con VIH o SIDA.

14 de febrero de 2025. El presidente Gustavo Petro anunció la llegada al país de un primer lote de 300.000 tabletas de Dolutegravir, un medicamento fundamental en el tratamiento del VIH. Según lo expresado por el mandatario en sus redes sociales, esta medida es parte de la reforma a la salud impulsada por su gobierno, cuyo propósito es garantizar el acceso a tratamientos de alto costo para la población más vulnerable.  

Petro destacó que el Dolutegravir no solo detiene la progresión del VIH en el organismo, evitando que las personas desarrollen Sida, sino que también contribuye a reducir el riesgo de transmisión del virus. En su mensaje, enfatizó que en el pasado este medicamento era inaccesible para muchas personas debido a su elevado costo, lo que llevó a que las EPS limitaran su prescripción, afectando gravemente la salud de quienes lo necesitaban. Aseguró que su administración busca cambiar esta realidad, asegurando que el tratamiento esté disponible para quienes lo requieren.  

¿Qué es el Dolutegravir?. El Dolutegravir, reconocido por la Organización Mundial de la Salud (OMS), pertenece a la familia de los inhibidores de la integrasa, un tipo de fármaco que impide la replicación del VIH al bloquear una enzima clave en su proceso de multiplicación. Al ser parte de un régimen de tratamiento antirretroviral, su uso adecuado fortalece el sistema inmunológico de las personas con VIH y contribuye a disminuir el riesgo de transmisión.  

Este medicamento se administra generalmente en tabletas, con una dosis estándar de 50 mg una vez al día en adultos, aunque puede ajustarse en función de cada paciente. En el caso de niños, la dosis varía según el peso y, en algunos casos, puede administrarse en forma de suspensión oral.  

Desde Caribe Afirmativo reconocemos que esta acción por parte del Gobierno de Colombia es afirmativa e importante, pues contribuye a garantizar el acceso a los servicios de salud de toda la ciudadanía y permite que las personas que viven con VIH puedan continuar sus proyectos de vida con dignidad y bienestar. Sin embargo, es importante destacar que las formas en las que el mandatario manifestó la buena nueva incurrieron en términos desafortunados y estigmatizantes.

Las personas que viven con VIH no son “contaminantes”. El presidente Gustavo Petro, en su anunció realizado a través de la red social X, empleó este término en contexto de personas que viven y conviven con VIH. Referirse a las personas que viven con VIH como “contaminantes” refuerza ideas erróneas y dañinas que han alimentado el estigma en torno a esta condición durante décadas.

  1. Refuerza la discriminación

El VIH no convierte a una persona en peligrosa o impura. Usar términos como “contaminante” sugiere que quienes tienen el virus representan una amenaza, lo que perpetúa la exclusión y discriminación.

  1. Va en contra de los avances en derechos humanos y salud pública

Durante años, organizaciones internacionales como ONUSIDA han trabajado para erradicar el estigma y promover el concepto de indetectable = intransmisible (I=I), que significa que una persona con VIH en tratamiento efectivo no transmite el virus. Palabras como “contaminante” contradicen este mensaje y refuerzan mitos sobre la transmisión.

  1. Impacta negativamente en la salud de quienes viven con VIH

El miedo al rechazo y la discriminación han sido barreras para que muchas personas accedan a pruebas, diagnósticos y tratamientos. Un discurso estigmatizante por parte de un líder político puede reforzar el temor y la vergüenza, alejando a más personas de los sistemas de salud.

  1. Se aleja de un enfoque de salud basado en la dignidad y el respeto

Las políticas de salud deben centrarse en la inclusión, la educación y el acceso a tratamientos sin barreras. Un lenguaje que deshumaniza a las personas con VIH contradice el enfoque de salud pública basado en derechos.

Si bien la llegada del Dolutegravir es una acción positiva, el uso de un lenguaje preciso y respetuoso es esencial para garantizar que estos avances no se vean opacados por discursos que perpetúan el estigma y la discriminación.

Contexto global. Pese a los términos incorrectos usados por el mandatario, es importante reconocer que la llegada de este medicamento a Colombia es oportuna teniendo en cuenta el contexto internacional actual, donde decisiones políticas pueden afectar gravemente la lucha contra el VIH/SIDA.

Desde su regreso a la Casa Blanca, el presidente Donald Trump tomó una medida que generó preocupación a nivel mundial: la suspensión, por al menos 90 días, del desembolso de fondos destinados a la cooperación internacional. Esta decisión puso en riesgo múltiples programas esenciales en diferentes sectores, pero su impacto en la respuesta al VIH/SIDA despertó una gran incertidumbre.

Inicialmente, los recursos destinados a combatir el VIH/SIDA quedaron incluidos en la suspensión, lo que causó alarma entre organizaciones y comunidades alrededor del mundo. Sin embargo, días después, el Secretario de Estado, Marco Rubio, aprobó una “exención humanitaria” para permitir que los fondos destinados a tratamientos contra el sida siguieran llegando a 55 países.

A pesar de esta exención, persisten muchas dudas sobre su implementación. Christine Stegling, subdirectora ejecutiva de ONUSIDA, advirtió que la falta de claridad ha generado inquietud en las comunidades afectadas, pues aún no está definido cómo se aplicará esta medida. La incertidumbre en torno a un asunto tan crítico como la salud y la vida de millones de personas resulta inaceptable.

El Plan de Emergencia del Presidente para el Alivio del Sida (PEPFAR), creado en 2003, ha sido una herramienta fundamental en la lucha contra esta enfermedad, logrando salvar más de 26 millones de vidas a través de programas de prevención, tratamiento y atención en 55 países. Actualmente, cerca de 20 millones de los 30 millones de personas que viven con VIH en el mundo dependen de los recursos que Estados Unidos canaliza para sus tratamientos.

Según ONUSIDA, la falta de renovación del financiamiento al PEPFAR entre 2025 y 2029 podría provocar un alarmante aumento del 400 % en las muertes por sida, lo que equivaldría a la pérdida de hasta 6,3 millones de vidas en solo cuatro años.

Más allá de ser una medida temporal, esta suspensión de fondos pone en evidencia una preocupante falta de compromiso con la salud global y revive los difíciles años 80 y 90, cuando la falta de recursos llevó a la pérdida de millones de vidas por el sida.

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