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Lesbianas, bisexuales, trans en situación de movilidad humana. En el 8M estamos, paramos y nos visibilizamos todas

En la migración nos han humillado, imposibilitado continuar, tumbado. Con las piernas tambaleando y sin fuerzas hemos surgido, nos han crecido alas de acero y estamos dispuestas a dar el todo por el todo. (Grupos de apoyo de Mujeres LBT en situación de movilidad humana Casa Caribe en Cartagena, 5 de marzo del 2022).

8 de marzo de 2022. La juntanza de mujeres año tras año desde la institucionalización del día internacional de las mujeres trabajadoras hace 46 años, ha abierto paso a la problematización de las realidades de las mujeres en todo el mundo más allá del acceso a los escenarios laborales, incluyendo la posibilidad de comprender la imbricación del ser mujeres con distintas realidades como el ser cisgénero, trans, lesbianas, bisexuales, heteros, pansexuales, negras, mestizas, afro, indígenas, victimas, empobrecidas, privilegiadas, migrantes, madres, putas o trabajadoras sexuales, entre otras.

En este caso, cuando se trata de comprender las limitaciones, obstáculos y las faltas de garantías laborales de mujeres lesbianas, bisexuales y trans es importante poner en cuestión categorías como los oficios que históricamente han sido relacionados con estas mujeres, la informalidad laboral, la remuneración, el tipo de contratación, las garantías de seguridad y la estructura machista y prejuiciosa que soporta la relegación, la exclusión, la violencia y la precarización de mujeres LBT trabajadoras.

El día internacional de las mujeres trabajadoras convoca desde Caribe Afirmativo a la posibilidad de problematizar también las realidades de las mujeres lesbianas, bisexuales y trans en situación de movilidad humana, quienes además de ser trasnversalizadas por todo lo anterior, es entendido que desde sus vivencias no solo se conviven con prejuicios sociales naturalizados por sus expresiones o identidades de género, sino que, el ser leídas además como ciudadanas de segunda categoría por ser venezolanas esto representa la exposición a un cumulo de violencias que imbrican a la OSIGEG diversa con el ser venezolanas.

Cuando se piensa en las mujeres LBT venezolanas en Colombia, es importante reconocer también una serie de particularidades que acarrean sus experiencias de vida:

  • Su situación migratoria
  • Si son madres o cuidadoras de familiares que se encuentran en el país de acogida o en su país de origen
  • Experiencias en el transito migratorio
  • Encontrarse en un país distinto al de nacimiento y el sentimiento de incertidumbre por empezar de nuevo
  • El interés empresarial por la vinculación laboral formal a personas venezolanas
  • Garantías de seguridad en cuanto a la exposición de violencia a razón de su OSIGEG o su nacionalidad
  • Criminalización de sus cuerpos en escenarios como el espacio publico

Estas experiencias de vida, muchas veces permiten identificar las limitaciones, obligaciones y preocupaciones que acarrean las experiencias de vida de mujeres LBT en situación de movilidad humana cuando se trata de trabajar de manera formal o no formal en los territorios de acogida. O cuando se habla de la ejecución de trabajos o actividades a las que no estaban familiarizadas en su país nacional y al encontrarse en este nuevo territorio son asumidas desde entornos de vulneración.

Reconocer el afán, la incertidumbre y la preocupación por lograr acceder a recursos económicos que puedan garantizar alimentación y vivienda para ellas y sus familiares lleva muchas veces a aceptar los oficios en las que se les ha encasillado socialmente como lo es el trabajo sexual, la peluquería, la cocina, el cuidado, la venta de artículos, entre otras, que muchas veces se encuentra permeada por distintos escenarios que no garantizan el libre ejercicio de sus libertades y derechos.

Situaciones tales como; las extensas horas de trabajo sin el reconocimiento de condiciones dignas o pagos de horas extras, la precarización de la remuneración que va acompañada de condiciones indignas, malos tratos o violencia verbal, La instrumentalización de su condición humana como un herramienta de mano de obra barata, el acoso por parte de empleadores o clientes en los que son estereotipados y posteriormente sexualizados sus cuerpos, vistos como un producto y finalmente un servicio que está a su libre disposición y del que pueden pagar o cuantificar su antojo.

Aunque la reiteración de la vulnerabilidad de las mujeres LBT en situación de movilidad humana les haya relegado a la periferia en los territorios de acogida, hoy se hace un ejercicio de visibilización de sus realidades, resaltando la juntanza, el encuentro y la lucha colectiva como una alternativa que permita la integración social, la desnaturalización de prácticas xenofóbicas, el reconocimiento de la resistencia en los cuerpos de mujeres LBT migrantes que diariamente encuentran formas para abrirse paso y mantenerse.