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Las violencias históricas en el barrio Siete de abril 

17 de abril de 2022. Siete de abril es la fecha que recuerda el cumpleaños de Barranquilla, pues es su nacimiento como ciudad. Ese mismo nombre lo lleva uno de los barrios más populares de la puerta de oro y que se ubica muy cerca del Estadio Metropolitano y limita con Los Robles, barrio que pertenece por jurisdicción territorial al municipio de Soledad. Sin embargo, llevar un nombre de tanta importancia histórica no garantiza que sea un barrio tranquilo y seguro, por el contrario esta zona de la ciudad es protagonista en la sección de judicial de los periódicos locales. 

A menudo ocurren homicidios, tiroteos, ataques sicariales y disputas entre bandas que no son problemática de ahora si no de generaciones atrás, sumado al abandono estatal y a las crudas situaciones de pobreza que se identifican en algunos sectores de este sitio. La violencia e inseguridad que impera en la zona afecta a todos y a todas, pero de manera especial a las personas LGBTI, porque ellos, ellas y elles sufren una violencia por prejuicio constante. 

Alexis y Santiago son dos hombres gais, que además comparten un proyecto de vida juntos y son altamente reconocidos en Siete de Abril. Alexis es el secretario de la Junta de Acción Comunal y por su activismo y liderazgo visible ha sido violentado reiterativamente. Estos ataques contra él ocurren en razón de su orientación sexual, pues sus agresores son detractores de la homosexualidad y de toda cualidad asociada a lo femenino que vaya en contra del machismo hegemónico que sustenta su violencia.

El 28 de noviembre del 2021 Alexis se encontraba en la sede de la Junta de Acción Comunal del barrio y estando allí unos pandilleros ingresaron al lugar y lo agredieron física y verbalmente. Por si no fuera suficiente en otra ocasión anterior a la descrita, Alexis estaba mediando un conflicto entre las bandas que permanecen en el barrio, y actuando como mediador fue agredido por su orientación sexual, de nuevo como si ser un hombre homosexual fuese motivo a dudar de su carácter y valentía, mientras que son las injusticias contra las personas LGBTI las que lo motivan a seguir luchando por el bienestar de ellas y de quienes se ven vulnerados en su barrio. 

Un día Alexis y Santiago iban pasando por una calle concurrida del barrio y allí en un muro deteriorado y con la pintura cayéndose en una caligrafía asimétrica y en tinta roja había un grafiti que decía “Salgan maricas HP”. No tienen la certeza de si se referían puntualmente a ellos, pero si es clara la homofobia estructural que existe entre los diferentes actores armados del barrio y como estos grafitis dejan mensajes simbólicos de violencia que insisten en la aniquilación de las personas LGBTI. 

Otra zona de gran preocupación es la que colinda con el Estadio Metropolitano, que si bien no hace parte de Siete de Abril, si es muy cerca al barrio y justo allí varias personas LGBTI entre mujeres trans y hombres gais ejercen el trabajo sexual. No obstante, el entorno es hostil, ya que quien llega nuevo a la zona a desempeñarse en esta misma labor, debe pagar una serie de vacunas y soportar presiones y violencias por parte de las mismas personas LGBTI que llevan años trabajando allí, por lo territoriales que pueden llegar a ser y por la precarización del trabajo sexual tanto en la ausencia de clientes como en los malos pagos. 

Precisamente fue en noviembre del 2021 uno de los meses más violentos en el barrio, pues ese mismo mes fue en que Alexis fue agredido y además por el barrio circuló un panfleto que evocaba el terror de las antiguas “limpiezas sociales”, aquellas amenazas por parte de grupos armados en las que amenazaban de muerte a lideres y lideresas sociales, personas que consumen psicoactivos, ladrones, trabajadoras sexuales y “maricas”, aludiendo a las personas LGBTI como “indeseables” en la comunidad. Tal cual como evocación del horror de los conflictos armados urbanos este panfleto señalaba a las personas LGBTI como objetivo militar de los actores armados presentes en Siete de Abril. 

Ahora bien las personas LGBTI están expuestas y en constante vulnerabilidad en el barrio Siete de Abril, pues cuando se habla de institucionalidad ésta misma se une al continuum de violencias de las cuales son víctimas. El hospital del barrio, es uno de los lugares de referencia del sector y aun así los profesionales en salud se niegan a atender a hombres gais cuando conocen su orientación sexual, de igual modo la presencia de la policía es inexistente y su actuar más allá de proteger causa terror. 

En lo que respecta a la policía hay un agente que es conocido como “El Castigador”, su apodo se debe a que se extralimita en sus funciones y reacciona de manera muy violenta contra las personas, ya que su acciones y violencia desmedida están naturalizadas por la misma institución, pues son muchas las personas y en especial personas LGBTI que han sido víctimas de torturas por parte de él y al parecer no denuncian por miedo y porque dicha crueldad pareciera celebrada dentro de la misma policía. 

Un caso que recuerdan Alexis y Santiago es el feminicidio de Paloma, una mujer trans que se desempeñaba como trabajadora sexual en la zona del Estadio Metropolitano. Este crimen fue registrado por el Observatorio de Derechos Humanos de Caribe Afirmativo el pasado 16 de abril del 2020, es decir, que ya son dos años exactos que se cumplen de este hecho y de la impunidad de este crimen. Paloma fue encontrada en proximidades del Caño de La Auyama, muy cerca al barrio La Chinita al suroriente de la ciudad. Se cree que ella residía en este sector y según las personas LGBTI del barrio Siete de Abril, Paloma fue agredida y lanzada desde un puente la noche anterior.

Las autoridades evidenciaron que Paloma, quién tendría 33 años fue herida previamente con un elemento cortopunzante en diferentes partes de su cuerpo, lo cual permite inferir que se trata de una violencia por prejuicio y se suma al incremento de violencias, homicidios y feminicidios contra la población LGBTI que viene en aumento desde el año 2019 en el caribe colombiano, pero especialmente en el Atlántico.

Alexis, Santiago y otros hombres gais que viven en Siete de Abril respiran hondo cuando terminan de narrar el repertorio de violencias que predomina en su barrio y que afecta de manera diferenciada a la personas LGBTI. Ellos quisieran que este sector no fuese el protagonista de las noticias judiciales del día a día y que ser una personas LGBTI no significara una sensación de peligro constante al transitar por el espacio público. A pesar de las amenazas, violencias y el terror que distintos actores armados han buscado sembrar en ellos y ellas, su resistencia ha sido quedarse y seguir trabajando por los derechos de las personas de este sector, especialmente por las personas sexualmente diversas.