21 de marzo de 2020. Cada 21 de marzo, rememoramos la lucha de manifestantes pacíficos contra las leyes de segregación y separación –régimen del ‘apartheid’– en la Sudáfrica del 1960, cuando la policía abrió fuego y les mató. Un año después, la Asamblea General de la Organización de Naciones Unidas (ONU) proclamó esa fecha[1] como el Día Internacional de la Eliminación de la Discriminación Racial. Luego de ello, año tras año, desde la ONU se insta a la comunidad internacional a redoblar sus esfuerzos para eliminar todas las formas de discriminación racial.
Siguiendo esta acción afirmativa, la Asamblea General en 1979[2], aprobó un programa de actividades que se realizarían durante la segunda mitad del decenio a favor de la lucha contra el racismo y la discriminación racial. En esa ocasión, la Asamblea decidió que todos los años, en todos los Estados, a partir del 21 de marzo, se organizase una semana de solidaridad con los pueblos que luchan contra el racismo y la discriminación racial.
En la práctica –y muy desafortunadamente– al día de hoy, seguimos trabajando para disminuir o finalizar toda forma de discriminación, así como también para visibilizar otras formas en las que la vivencia étnico racial se cruza con las orientaciones sexuales, identidades de género o expresiones de género diversas, lo que generan nuevas y variopintas formas de opresión sobre estas ciudadanías. Las personas indígenas, afro, negras, palenqueras, raizales o ROM LGBTI conviven en contextos que suponen una vulneración continua de sus derechos y realidades en la medida que sus orientaciones sexuales, identidades y expresiones que no son ‘bien vistas’ por muchas comunidades racializadas; al igual que la sociedad espera de ellas y de ellos, unas masculinidades o feminidades estáticas que preserven un statu quo ‘cisheteronormativo’.
En Colombia, esta violencia estructural y simbólica contra las personas indígenas, afro, negras, palenqueras, raizales o ROM LGBTI debe llamarnos a identificar los casos de violencia específica, visibilizar las realidades de ellos y ellas, exigir políticas públicas y acciones afirmativas claras de no discriminación y consolidar ejercicios ciudadanos y organizacionales que representen espacios de diálogo y encuentro entre todos estos grupos étnicos.
Desde la Red Colombiana AfroLGBTI y Caribe Afirmativo, exhortamos al Estado colombiano, a la sociedad civil y a las personas LGBTI a pensarnos, acercarnos y conocer las realidades, vivencias y exigencias de la ciudadanía racializada o en contextos étnicoraciales marcados.
Finalmente, hacemos el llamado puntual al Gobierno de Colombia sobre el contexto de violencia generalizado en Tumaco, Urabá antioqueño y Buenaventura contra la población negra de estos territorios, especialmente contra sus líderes y lideresas; asimismo, requerimos que se ratifique la Convención Interamericana contra Toda Forma de Discriminación e Intolerancia, la cual reafirma el compromiso de los Estados miembros de la Organización de los Estados Americanos (OEA) con la lucha por la erradicación total de toda forma de discriminación e intolerancia y la convicción de que tales actitudes discriminatorias representan la negación de valores universales como los derechos inalienables e inviolables del ser humano.
INVITACIÓN
A la ciudadanía LGBTI les instamos a participar de esta conversación en nuestras redes sociales con los hashtags #OrgullosamenteAfroLGBTI y #OrgullosamenteIndígenaLGBTI. Sigamos cuidándonos y protegiendo a nuestros seres queridos más vulnerables contra el COVID-19.
[1] Resolución 2142 de la Asamblea General “Eliminación de todas las formas de discriminación racial” A/RES/2142 (26 de octubre de 1966). Recuperado de [https://undocs.org/es/A/RES/2142(XXI)].
[2] Resolución 34/24 de la Asamblea General “Programa de actividades que han de emprenderse durante la segunda mitad del Decenio de la Lucha contra el Racismo y la Discriminación Racial” A/RES/34/24 (15 de noviembre de 1979). Recuperado de [https://undocs.org/es/A/RES/34/24].