Llevamos 30 años participando en los procesos políticos electorales para poner al servicio de la sociedad los aprendizajes de resistencia y construcción colectiva, con el objetivode que la democracia sea sinónimo de equidad y justicia social.
6 de marzo de 2022. 28 personas abiertamente LGBTI han puesto sus nombres a consideración en partidos políticos y movimientos ciudadanos para ser elegidas al Congreso de la República de Colombia el próximo 13 de marzo como Representantes a la Cámara o como Senadoras. Algunas buscan ser reelegidas, después de un gran desempeño, algunas ya han tenido éxito en otros cargos públicos de elección popular en términos territoriales y quieren ahora servir en este nuevo escenario nacional y otras, por primera vez, se someten a una contienda electoral o lo vuelven a intentar, buscando conseguir los votos necesarios para ganar. Unas y otras, aspiran juntarse al grupo de 31 personas que el 31 de octubre de 2019 fueron elegidas en cargos territoriales en el país y que hoy ejercen como alcaldesas, diputadas, concejales y edilesas en múltiples lugares del país enunciándose desde su diversidad sexual o de género.
Si bien, muchas otras personas LGBTI han estado y están en cargos políticos sin hacer relevancia a su orientación sexual, identidad o expresión de género, la visibilidad y la nominación dentro del grupo poblacional, en el marco de una campaña política, apunta a cuatro asuntos que en escenarios públicos son muy significativos como ejercicio pedagógico para transformar la realidad: 1. Permear un espacio, tan importante en la democracia, como los órganos de poder y dejar constancia que allí, como en los demás, deben garantizarse la participación efectiva de las personas LGBTI sin coaccionar el libre desarrollo de su personalidad; 2. Transformar un liderazgo histórico en político, de las personas sexo género diversas que se ha consolidado en el país, en procesos colectivos y comunitarios al servicio de la sociedad para transformar realidades estructuralmente excluyentes; 3. Romper con el imaginario que ha tomado carrera y que considera falsamente que, los intereses son solo por sus asuntos de diversidad sexual y de género y dejar constancia que la equidad es un requerimiento de todo el país y la búsqueda de la igualdad y la no discriminación, principios movilizadores del Estado, y 4. Ser partícipes en primera persona junto con otros liderazgos sociales, que se vienen preparando y que ya están listos para el cambio que necesita la democracia: profundizar su vocación de ser promotora de justicia social.
Este empeño por profundizar la democracia inició en 1992, cuando el 4 de febrero la lideresa trans Jennifer Alexis, desafiando todas las barreras prejuiciosas de la Registraduría Nacional, logra inscribir su candidatura al Concejo de Villavicencio con el número 74 en el tarjetón a nombre del movimiento Gay del Llano. En 1997, aparece la candidatura de Erika del Río, una mujer trans aspirante al Concejo de Popayán y Pedro Fayah candidato a la misma corporación en la ciudad de Barranquilla; si bien, ninguna de los tres obtuvo la curul, sus campañas políticas sumaron un número de votos significativos en sus ciudades (324, 870 y 1890, respectivamente) que daban cuenta de electores que acompañaban su postulación. Lograron participar derribando barreras discriminatorias, construyeron propuestas en torno a problemas de ciudad de los que eran amplios conocedores y con su presencia en medios de comunicación y espacios de discusión, lograron ubicar allí la presencia visible y real de las personas LGBTI como sujetos políticos. Claro esta, las expresiones prejuiciosas y violentas no se hicieron esperar; Jenifer fue sometida a una larga espera, porque en su momento la Registraduría de Villavicencio le respondió que era un atentado contra la moral de acuerdo con el artículo 209 de la Constitución; Erika se vio obligada a llevar su nombre Jurídico y la desconexión que tenia de éste, le hizo perder muchos electores y le dificultó la pedagogía electoral y Pedro, fue cuestionado por los clanes políticos de Barranquilla por su orientación sexual. Las tres candidaturas, que tenían en común la ausencia de apoyo de los partidos políticos, fueron atacadas en medios de comunicación y directamente por sus contrincantes fueron agredidos con expresiones transfóbicas y homofóbicas y ridiculizados en espacios públicos.
Seguidamente, vinieron dos campañas muy representativas: 1. Al Congreso de la República: Ricardo Montenegro en 1998 a la Cámara por Atlántico y en Bogotá a la Cámara de Representantes Manuel Velandia y German Rincón; los dos primeros por el Partido Liberal y el tercero por el movimiento Equidad, que no solo ahondaron en la visibilidad de las personas LGBTI en escenarios políticos, sino que lograron que, en la vida partidista, tanto en asuntos programáticos, como legislativos, se empezara a proponer leyes para reducir la discriminación hacia parejas del mismo sexo y 2. Candidaturas locales como la de Andrés Vásquez al concejo de Barranquilla y la candidatura del Ciudadano gay de Medellín, Manuel Bermúdez, primero al Concejo de Medellín y luego al Senado de la República. Estos impulsos, si bien siguieron sin ser ganadores, vieron sus frutos en la convención del partido Liberal del año 2002 al convertirse en el primer partido político que, en su estructura organizativa, garantiza un espacio para las personas LGBTI llamado Minorías Sexuales, dependiente de su Secretaría de participación y luego adscrito a su secretaria de género. En 2005 el Polo Democrático en su asamblea anual, crea la dirección colegiada y da un puesto para las personas LGBTI que es asumido por una mujer trans. Además, por esos mismos años, al interior de los partidos políticos se vieron movimientos organizativos de ciudadanía LGBTI: el Polo de Rosa en el PDA, el proceso Azul Clarito en el partido Conservador, y más recientemente acciones organizativas en la Unión Patriótica, el Partido Verde, la ASI y el mismo partido liberal, que desde 2005 cambia su denominación de grupo de minoría sexual y Libertad.
Pero en política se participa para obtener el triunfo y hacer realidad las propuestas e iniciativas, y es así como en 2007, se obtiene el primer éxito en el proceso electoral, con Sebastián Romero, elegido edil de Chapinero por el Partido Polo Democrático Alternativo, resultado de una campaña muy significativa que logró articular toda la experiencia del trabajo colectivo, la construcción de agendas y la comunicación asertiva que no solo le llevo a ganar, sino a desempeñar una excelente labor en su cargo, solo limitado, por su temprana muerte. Luego, en 2011, fueron electas Thalía (primera mujer trans) como Concejala en Chaparral (Tolima), en 2014 Angélica Lozano como la primera Congresista LGBTI y en 2018 repite este triunfo ya como Senadora y, se incorpora Mauricio Toro a la Cámara de Representantes, ambos por el Partido Verde. En 2015, hay toda una primavera electoral: luego de una contienda electoral con más de 40 candidaturas abiertamente LGBTI, Julián Bedoya, se convierte en el primer alcalde abiertamente gay del municipio Toro (El Valle), por el Partido Centro Democrático, Carolina, concejala por el Partido verde en Pereira, Thalía se mantiene en su cargo de Concejala de Chaparral, y actualmente ya va por su tercer periodo y, un par de hombres gais en otros cargos seccionales del país. En 2019, aparece el triunfo más significativo en términos electorales con Claudia López una mujer abiertamente lesbiana en Bogotá (segundo cargo más importante del país) y en Putumayo, el segundo candidato más votado a la gobernación, que por estatuto de oposición se le otorga una curul en la Asamblea siendo un hombre gay de la Unión Patriótica, Andrés Cancimance, quien junto con otras 28 personas hoy ostentan esos cargos de elección popular en diversos territorios del país.
La participación política para las personas LGBTI ha sido siempre un ejercicio complementario en doble vía en su proceso de exigibilidad de derechos; en primer lugar, ser promotores y defensores de las decisiones políticas que logren consolidar y mantener la igualdad avanzando así en términos de equidad y, en segundo lugar, contribuir y hacer parte de las grandes transformaciones del país que no han logrado los políticos tradicionales que han brillado por su machismo, misoginia y prejuicios. Esta vocación de liderazgo político en Colombia de las personas LGBTI ha tenido tres momentos claves en la historia: 1. El proceso de Planeta Paz que a finales de los 90’ se consolidó como el primer espacio de acción colectiva de las personas sexo género diversas y que marcó como un hito fundacional del movimiento por su compromiso con la construcción de paz y la superación del conflicto armado; 2. Su ejercicio sistemático de movilización como acciones de resistencia, que le conecta con las necesidades en la calle y con las demandas más apremiantes de la ciudadanía y 3. Su denuncia constante para erradicar cualquier forma de exclusión, exigiendo leyes garantes de derechos, acciones políticas de prevención de violencia y garantías de ciudadanía plena para los grupos poblacionales históricamente marginados.
Estos 30 años de participación política electoral de las personas LGBTI en Colombia, han traído al proceso colectivo profundos aprendizajes y valiosos triunfos: en materia de aprendizajes, la importancia de estar en los espacios de toma de decisiones, promover acciones no solo para el grupo poblacional sino para el bienestar de todo el país y la construcción deliberativa de lo que es necesario para la sociedad; en materia de triunfos, la sola visibilidad, hacerse escuchar y votar, el poderse enunciar desde los escenarios de poder como persona lesbiana, gay, bisexual o trans; liderar acciones más allá de las de la colectividad, como leyes contra la corrupción, actos políticos para proteger el medio ambiente, promover el trabajo decente y una economía mas incluyente con un enfoque social e implementar en la vida cotidiana decisiones a través de acuerdos, ordenanzas y acciones ejecutivas para mejorar la vida de las personas, y todo esto con un lenguaje incluyente, activando la política del servicio y la decencia.
Esperamos que el próximo domingo, 13 de marzo, de este grupo de candidaturas abiertamente LGBTI, preparado para legislar, cualificado en conocimiento del país, con experiencia para decidir, cargado de dinamismo y propuestas para transformar la política, puedan salir muchas elegidas para liderar la transformación que Colombia necesita, en un momento coyuntura que, obliga a profundizar la implementación del acuerdo de paz, superar la pobreza e inequidad y, poner fin a las prácticas políticas que excusan en discursos de odio y agendas de negación de derechos, en un bienestar que es solo suyo o de intereses corporativos. Solamente el día en que la igualdad sea una realidad y, la justicia social cotidiana, seguramente no será relevante, hacer pública la orientación sexual, identidad o expresión de género en las contiendas electorales, porque ya para ese momento la política será garante de la diversidad y la sociedad escenario donde se evidencia la equidad y la justicia social.
Wilson Castañeda Castro
Director
Corporación Caribe Afirmativo