05.06.2020. Para dar un breve contexto, Juana Ruiz es una lideresa afro perteneciente a la Asociación Mujeres Tejiendo Sueños y Sabores de Paz, también conocidas como las Tejedoras de Mampuján; iniciativa que surgió desde las mujeres campesinas víctimas del conflicto armado de este corregimiento del municipio de Marialabaja en Bolívar, siendo parte de la subregión conocida como Montes de María; marcada fuertemente por la guerra, particularmente por paramilitares del Bloque Norte – Bloque Héroes de los Montes de María, quienes en marzo del 2000 llegaron a este corregimiento amenazando a la población y generando un desplazamiento de 300 familias al casco urbano del municipio, entre otros hechos victimizantes [2].
Con el paso de los años, las mujeres encontraron a través del tejido una forma de expresar todo lo que habían vivido, una forma de resistencia y reparación liberadora de las emociones que no podían escapar solamente a través de las palabras. Exponen la crudeza de la guerra a través de la belleza de sus tapices, lograron llevar estas experiencias sanadoras a otras poblaciones, enseñando esta forma de arte en Chochó, Bogotá, Córdoba, Sucre, Antioquia, Armenia, Duitama, Paipa, entre otros [3].
Juana es un símbolo para las tejedoras, las orienta para llegar cada vez más lejos, enseñando esta forma de narrativa no verbal fueron galardonadas por su ardua labor con el Premio Nacional de Paz en 2015. No obstante, hoy se encuentra amenazada, lo que pone en riesgo todo este proceso que inició hace varios años; todo ocurrió a través de una llamada telefónica por parte de un hombre que se identificó como comandante del Clan del Golfo, asimismo, ella manifiesta que ha visto a otros desconocidos merodeando su vivienda [4].
Esta situación de por si delicada se torna aún más preocupante en el panorama actual de emergencia a raíz del covid19, las medidas a nivel nacional y departamental para el aislamiento preventivo obligatorio, generan limitaciones en la movilidad de los/las líderes/as sociales, por lo cual la respuesta del Estado debe ser aún más rápida y efectiva para garantizar la vida de las personas que le apuestan día a día a la construcción de paz.
Es por esto, que desde Caribe Afirmativo, nos unimos al grito de solidaridad y apoyo hacia Juana, exigimos a las instituciones estatales pertinentes garantizar la vida y seguridad de esta valiente mujer que se ha dedicado durante años a construir la paz a través del arte del tejido, pues es una obligación que emana directamente desde la Carta Política y el Acuerdo Final de Paz para todos los líderes/as sociales, defensores/as de derechos humanos y activistas. Por otro lado, no hay que olvidar que el Estado tiene una profunda deuda con la población de Mampuján, de Marialabaja y en general con la región de Montes de María, pues durante años han enfrentado el conflicto armado, el cual ha dejado a su paso efectos devastadores, cientos de miles de desaparecidos, personas desplazadas, más de 50 masacres e incalculables experiencias de vida perdidas [5].