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La política del odio con pretensiones de gobernar el mundo

La elección de Trump como presidente de Estados Unidos con una agenda abiertamente anti derechos, que busca promover el odio como política, convoca a sectores sociales y políticos en ese país y fuera de él, rodear lo ganado y exigir no retroceder en materia LGBTIQ+.

Pese a mensajes mundiales con evidencias sólidas de los riesgos que para la política estadounidense y para el mundo significaba la elección de Donald Trump como presidente de los Estados Unidos, los votantes y el sistema electoral de ese país lo eligió como nuevo presidente y, con ello, da vía libre a un paquete de políticas de retroceso que pone en riesgo las poblaciones más vulnerables en el país y fuera de el —por el poder de su política en el mundo— entre ellos  migrantes, mujeres, personas LGBTIQ+ y personas que promueven agendas de libertad. A este punto y siendo respetuosos con la democracia, frente a la política estadounidense de los próximos cuatro años, debemos activar en el mundo acciones en cuatro vías:  1. Exigir a los sistemas políticos no hacer de los derechos humanos moneda de cambio de sus políticas neoliberales; 2. Rodear y blindar lo ganado en materia de igualdad y no discriminación; 3. Convocar a los sectores sociales, filantrópicos y empresariales llenar los vacíos que la política del odio dejara desprovistos de apoyo para seguir prestando servicios que garanticen derechos y 4. Que la población residente y foránea promueva acciones creativas de movilización y denuncia pública que no permita mover el límite ético de los derechos como razón de ser de los gobiernos y sistemas democráticos, porque como nos recordaban estos días las compañeras de Volcánicas, los gobiernos pasan, pero los pueblos permanecen.

Es que lejos de un pánico infundado por el triunfo del candidato republicano —que llega a su segundo gobierno con cuatro procesos de investigación abiertas que suman más de 88 causas que dan cuenta de la ausencia de referencia moral que le acompaña— sus primeros nombramientos y decisiones dan cuenta que si pretende hacer de la política del odio su forma de gobernar y que la inmoralidad, la relativización del cumplimiento de la norma y  las mentiras, llegan con más fuerza que hace 8 años, a proponer un proyecto político donde los derechos humanos no son el centro. En los primeros días de su elección, se conocieron nombramientos como poner de zar de fronteras un líder que en alocuciones públicas ha dejado claro su odio por los migrantes, proponer como fiscal  general a un abogado acusado de violencia sexual. Que Rubio, enemigo de los gobiernos progresistas en América Latina y descalificador del Estado de Bienestar sea su secretario de Estado, que la secretaría de salud la asuma un funcionario que creyó que el COVID fue un invento y que desvalora la salud preventiva y que su vicepresidente Vance haya aprovechado su paso por el Congreso para promover políticas contra los derechos de las mujeres y las personas trans, da cuenta de que no solo llegó a la Casa Blanca un presidente  que enarbola la agenda anti-derechos, sino que se posesiona con un equipo que trabajará para ello.

Puntualmente en materia de derechos LGBTIQ+, contrario a lo que pretendió sin éxito hace 8 años que consistía poner en jaque la apuesta de muchos Estados de no aprobar el matrimonio igualitario —que hoy ya es realidad en todos los Estados—, parece que no le preocupan los derechos igualitarios, pues tiene un senado y un congreso mayoritariamente Republicano que harán ese trabajo por el. Por eso, en esta ocasión, su agenda de desmonte es especialmente los derechos de las personas trans y no binarias y tiene allí la compañía de su presidente, un joven católico que se ha posesionado como defensor de la familia y allí ha cocido falsamente su política contra las personas trans, para ejecutarlo. Llaman mutilación química, física y emocional a las ofertas que hoy tiene el país para garantizar acceso al derecho a la salud de personas trans y proponen desmontarlo y garantizar que no apoyaran desde sus programas gubernamentales la afirmación de género. Proponen, desde su primer día en el gobierno, prohibir el uso el lenguaje no sexista y borrar de los documentos públicos y las agendas oficiales el reconocimiento nominativo de las personas no binarias. Además de ello,  darán órdenes expresas en toda la federación de prohibir programas formativos, informativos o de atención de lo que tiene que ver con  la transición de género. También hay amenazas con sanciones y retiro de licencia a hospitales, prestadores de salud o servidores médicos que acompañen en consulta o tratamiento a las infancias y adolescencias trans. Se autonombran lideres para crear y acompañar una asociación de víctimas que demande  civil y penalmente al servicio médico y psicosocial que por años en ese país ha sido aliado de las agendas trans. Este gobierno también dará orden al departamento de Estado de investigar a las farmacéuticas y sancionarlas por crear y distribuir medicamentos para la afirmación trans. Desde la secretaría de educación, anuncian prohibición de incluir asuntos LGBTIQ+ en las cátedras escolares y sanciones a docentes y acompañantes psicosociales que en el aula de clase o en la atención personalizada hablen u orienten estos temas, les acusan de violadores de los derechos civiles y promotores de la discriminación a la inversa. Todo lo contario, exigirán, para dar licencia de educación a un profesor o profesora la garantía que forme sobre la familia tradicional y solo valide el rol de madres y padres como natural, necesario y único. En materia de agenda política, proponen que se prohíba a las personas trans participar en eventos deportivos desde su expresión de género.

Quiere aprovechar su mayoría en Senado y Congreso y la composición del Tribunal Supremo, mayoritariamente conservador por su trabajo hace 8 años, para impulsar leyes que blinden sus posiciones antiderechos y desmontar judicialmente aquellos retrocesos que sus límites ejecutivos le ponen; anuncian un proyecto de ley que prohíba los recursos públicos para las acciones referidas con personas trans, una ley que prohíba el acompañamiento y la atención a infancias y adolescencias trans, una ley federal que deje constancia que en EE.UU.  solo se reconoce el género femenino y masculino asignado al nacer y poner fin a la cooperación internacional con este propósito. Pedirá a la Corte que revise decisiones, en materia de personas trans y no binarias, como el uso de baños o el papel de los padres en sus decisiones y en materia de derechos sexuales y derechos reproductivos, las limitaciones que  puede imponer a los Estados que contra su presión votaron y consolidaron mantener la interrupción voluntaria del embarazo.

En materia de Cooperación Internacional, la vocería la ha asumido su fórmula vicepresidencial, dejando constancia de que, bajo la consigna de que EE.UU.  no puede exportar prácticas ideológicas de izquierda: 1. Debe ponerse fin a la financiación internacional que busca promover “el aborto” o  “cambiar el género”; 2. No debe promoverse entrega de recursos para agendas mal llamadas progresistas que por defender la autonomía, ponen en jaque las familias y 3. Debe priorizarse la cooperación en agendas de seguridad y soberanía, con concursos de Estados alineados a dichos principios. Además en ruedas de prensa en sus campañas, delinearon  su mensaje de no importancia las situaciones claves que ese país ha liderado y no puede bajar la guardia, como  la lucha contra la propagación del VIH/SIDA, la promoción de una política comercial que contribuya a los derechos humanos, el acompañamiento a grupos originarios para mantener su justicia propia y al avance de los derechos sexuales y derechos reproductivos. También fue notorio en la campaña para atacar a la campaña opositora liderada por Kamala y lo ha sido en estos primeros días de gobierno electo, su desprecio al feminismo como teoría política y a luchas claves de este, como la paridad, el autocuidado y el uso del lenguaje no sexista.

Estas noticias, además de desalentadoras, son preocupantes para el pueblo de los Estados Unidos y sus luchas sociales y para el mundo entero, por el poder de influencia que tiene este país —que en ocasiones como estas, permiten pensar en cómo revertir ese liderazgo negativo en la sociedad—. Una visión relativista frente a la violencia que los lleva a consolidar el totalitarismo como forma política de gobernar, donde la seguridad se mide por el uso de armas, pese a que en 2023, 600 tiroteos se presentaron en ese país por esa resistencia ejecutiva de ambos partidos a prohibirlas. Su afán impositivo de la política internacional que les ha llevado a ser propagadores de la continuidad del conflicto en Ucrania y de la devastación que Israel esta propinando hacia el pueblo palestino y el Líbano, y su visión reduccionista y ofensiva con las formas políticas en la región, pormenorizando los mandatos progresistas, desconociendo y protegiendo gobiernos que violan derechos humanos por su cercanía ideología o ignorando otros igual de peligrosos, por la poca importancia que le dan a sus políticas dictatoriales y, lo que es sin lugar a dudas su mayor bandera populista, la mirada inhumana y violenta frente al fenómeno de la movilidad humana en la región, provocado en la mayoritaria de los casos por sus políticas de relacionamiento, destrucción ambiental y crisis humanitarias, condenándoles a la criminalización y a la persecución agudizando los riesgos que conllevan sus vidas cuando están en situación de movilidad humana, declarándoles como el nuevo “·enemigo interno”.

Para el nuevo gobierno de los Estados Unidos no es el cambio social o la defensa de derechos el mandato que les conduce al poder en los próximos años, es la imposición de una agenda conservadora, basada en la reducción del Estado, para asegurar el triunfo de la política neoliberal y condenar al odio a todas las expresiones críticas de esta forma moderna de relacionarse con el liberalismo que privilegia el consumo y el comercio, al bienestar y el progreso de la gente. Allí la libertad, la diversidad o la autonomía, se convierten en los frentes de atraque, para que  la crítica no ponga en jaque ese modelo de mundo inhumano que quieren imponer. Y allí sirve como mecanismo distractor, aumentar el nivel de confrontación y no disminuirlo, hacerle creer a la genere que el malo es su vecino y no el poderoso que nos destruye, imponer una narrativa de que, si somos libres, atentamos contra la familia y que los derechos no son derechos sino privilegios. También que la empresa es mejor que el Estado y que no importan los medios sino los resultados. Todo ello sustentado en discursos populistas y neo-fascistas que buscan que el mundo ceda en materia de protección a los derechos humanos,  por  un falso sofisma de seguridad coercitiva; que se normalizan posturas radicales, que ponga fin a la libertad como meta por alcanzar y que empequeñezca el concepto de dignidad.

Pero en medio de esta frustración, ese mismo día que sufríamos por este resultado, recibíamos con satisfacción que 7 Estados decidieron en las urnas proteger el aborto (Arizona Maryland, New York, Misiuiri, Nevada, Colorado y Montana), que 20 personas LGBTIQ+ fueron elegidas en el Congreso, entre ellas, por primera vez, una mujer trans llega como Congresista. Esta pequeña alegría y la capacidad de resistencia, resiliencia y de creatividad del movimiento social auguran que no permitiremos que este gobierno, ni en EE.UU., ni en el mundo eche atrás los avances en materia de igualdad, que nos cuidaremos y exigiremos en la plaza pública  y en nuestra vida cotidiana que todas las vidas se respeten y puedan ser vidas bien vividas y que promoveremos con muchos aliados y aliadas que esta amenaza de gobiernos anti-derechos en Argentina, El Salvador, Venezuela, Nicaragua, Italia, Israel, Rusia, Turquía y tantos otros más, no podrán poner en jaque los derechos y que pronto pasaran para que otros que vengan, por el impulso democrático garanticen que su mayor mandato es la protección y garantía de derechos, la garantía de libertades y la dignidad como un asunto inamovible.

Wilson Castañeda Castro

Director

Caribe Afirmativo

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