En el 2021 se cumplirán 34 años de realizar de forma permanente y comprometida esta semana, que apoya, visibiliza y difunde diversas iniciativas y acciones ciudadanas con mensajes acordes al contexto y al momento político del país, dónde es vital fortalecer la conciencia social, sobre la urgencia de construir en Colombia un proceso de paz, plural, participativo, firme y duradero con miras a la reconciliación nacional.
Es ahí cuando la Semana por la Paz, es más un espacio de construcción de memoria, verdad y reconciliación en dónde desde las diferentes esquinas de las regiones y el activismo se conjugan iniciativas que le apuesten a la reconciliación y a la convivencia ciudadana libre de todo tipo de violencias.
Es por esta razón que desde la Comisión del la Verdad y demás organizaciones de la sociedad civil se firmó un Gran Acuerdo por la Convivencia el día de ayer 8 de septiembre. Dicho acuerdo es una invitación al reconocimiento de las iniciativas y luchas que lideran miles de personas que han trabajado por la convivencia y la paz, cuyas acciones se comprometen a honrar la memoria, la vida y de manera especial las experiencias y memorias de todas aquellas personas que sufrieron las crueldades del conflicto armado, con el fin de comprometerse con la no repetición de estos hechos y el pensarse un país futuro libre de los horrores de la guerra.
Con base en lo anterior teniendo en cuenta las consecuencias que ha dejado la violencia en la vida cotidiana de los y las colombianas este Gran Acuerdo por la Convivencia se compromete a proteger la vida como valor supremo en todas sus formas y manifestaciones; reconocer el dolor que ha dejado la guerra de manera individual y colectiva tanto en los territorios y cuerpos de las personas; aprender a transformar los conflictos de manera creativa y constructiva; propiciar espacios de encuentro y diálogo con quien piensa diferente y reconocer y aceptar desde la empatía que existen y son válidas diferentes formas de pensar, sentir, actuar y amar.
Los anteriores son algunos de los acuerdos que conforma un decálogo de este gran pacto por la convivencia que se gesta desde la Comisión de la Verdad y nos involucra a todas y todos en la construcción de paz en Colombia.
Desde Caribe Afirmativo nos unimos a la conmemoración de esta semana que supone una serie de reflexiones constantes sobre la paz en Colombia, la violencia, la construcción de verdad y memoria. De ahí que pensarse la paz desde el arcoíris involucre empezar a considerar una paz diversa y afirmativa, que incluya a todos y todas, que visibilice las acciones comunitarias en los diferentes territorios, como en nuestras Casas de Paz y Casas Afirmativas y que le apueste a la integración desde la interseccionalidad de todos los sectores de lucha, dónde ser LGBT es aportar matices de color al diálogo abierto sobre como nos pensamos un país libre del conflicto y viviendo en plenitud de una paz y sana convivencia.
También durante el día de hoy 9 de septiembre se conmemora el Día Nacional de los Derechos Humanos, fecha que nos invita a reflexionar sobre la situación de derechos de los colombianos y colombianas, y sobre todo de las personas LGBT, puntualmente quienes aún desde los territorios están viviendo situaciones hostiles con motivo de la guerra, las masacres, y la persecución a sus liderazgos que se ha incrementado desde el 2016, luego de la firma del Acuerdo.
Reflexionar la paz desde los derechos humanos fueron palabras frecuentes entre los invitados e invitadas a la firma del Gran Acuerdo por la Convivencia, sin embargo, se trata de que estos compromisos no se queden en el protocolo de un acto mediático si no que tengan resultados masivos tanto en las organizaciones participantes de este evento como en toda la ciudadanía a nivel nacional.
En Caribe Afirmativo consideramos que la paz no puede ser si no se erradica la discriminación, que la paz es sinónimo de felicidad, mientras que la discriminación es consecuente con el desprecio, especialmente cuando este término se toma para negar derechos y justificar muertes, desapariciones y silenciamientos. El conflicto armado silenció las experiencias de las personas LGBT porque nuestra resistencia se basó en oponerse a la heteronorma de un país con un patriarcado exacerbado por los actores armados, donde la diversidad no tiene lugar.
Es así como la Paz debe eliminar toda violencia que se ha profundizado con la discriminación, en particular aquella violencia sutil que se esconde en lo simbólico y verbal. De esta manera la convivencia es una herramienta clave para medir que tan naturalizada esta la paz en nuestras vivencias y ámbitos cotidianos, porque sólo así, con una real y verdadera interiorización de la paz que reconoce a diversidad podemos erradicar la discriminación.