Agosto 30, 2022. Día Nacional de las Víctimas LGBTI en el Conflicto Armado. Hoy conmemoramos las luchas LGBTI por el reconocimiento de nuestras identidades y derechos, especialmente en el marco del conflicto armado en Colombia.
La lucha por la diversidad sexual y de género en Colombia tiene sus inicios en los años 40, cuando se creó el primer grupo de liberación gay. Este fue un movimiento clandestino, conformado por hombres y no fue sino hasta 1970 que se fundó un nuevo grupo por León Zuleta, en la ciudad de Medellín.
Posteriormente, este grupo se expandió por Bogotá cuando Zuleta conoció a Manuel Velandia, quien en ese entonces era estudiante de filosofía y psicología. En ese entonces se creó un grupo llamado Movimiento por la Liberación Homosexual, el cual organizó varias actividades como la primera marcha gay en junio de 1982, la primera publicación gay en el país, llamada la Ventana Gay, y la despenalización de la homosexualidad en el Código Penal colombiano (Velandia Mora, 2017).
A esta primera marcha gay en Colombia asistieron 32 personas que caminaron desde la Plaza de Toros hasta el parque de Las Nieves sobre la Carrera Séptima en Bogotá. La prensa cubrió el evento y estuvo acompañado por alrededor de 100 policías. Cada una de las personas que marchó tenía un triángulo rosado en la mejilla con el número de la cédula inscrito en él, con el propósito de recordar que de esta misma forma fueron marcadas las personas homosexuales en los campos de concentración en Alemania. A partir de este momento, los miembros más jóvenes del grupo seguirían marchando en fechas como el primero de mayo y el día del trabajo como un contingente de trabajadores homosexuales. Después de varios años, el movimiento se acabó a mediados de los años 80.
La siguiente gran conquista del movimiento se logró con la Constitución de 1991, en donde se introdujeron una serie de artículos que permitieron el reconocimiento de derechos relativos a la diversidad sexual y de género. Entre ellos se encontraban el artículo 13, que reconoce la igualdad como un derecho, el artículo 15, que establece el derecho a la intimidad personal y familiar y al buen nombre, el artículo 16, que enmarca el libre desarrollo de la personalidad, el artículo 43, que señala que el hombre y la mujer tienen iguales derechos y oportunidades y el artículo 86, que da nacimiento a la acción de tutela para la protección inmediata de los derechos fundamentales reconocidos en la constitución.
En 1993, Zuleta sería asesinado en lo que se cree que fue un homicidio por prejuicio, en razón de su activismo y la lucha por los derechos de las personas LGBTI, aunque el delito siga sin esclarecerse (Urrego et. al., 2005, p.124). Doce años después de la primera marcha del orgullo, en 1996 se volvió a convocar una de ellas en Bogotá. Los participantes se pusieron de acuerdo para tomarse la ciclovía y patinar con una bandera de arco iris, sin solicitar ningún permiso policial. En razón de esto, se produjo un acercamiento por parte de la policía que no detuvo la marcha, pues esta finalizó con normalidad desde el Parque Nacional hasta la calle 72 por la carrera séptima. A partir de este año, las marchas del orgullo han ido creciendo y cada vez más han llegado a las distintas ciudades del país, con un crecimiento significativo en la participación de la ciudadanía.
Manuel Velandia, quien ha sido reconocido en el movimiento LGBTI en Colombia como precursor de los primeros grupos en la lucha por la diversidad sexual y de género junto a León Zuleta, marcó a su vez un precedente en el reconocimiento de las personas LGBTI como víctimas del conflicto armado. Con la expedición de la Ley de víctimas y restitución de tierras o la Ley 1448 del 10 de junio de 2011, Velandia fue el primer colombiano homosexual inscrito en el Registro Único de Víctimas. Esta ley fue un hito histórico en el reconocimiento de la diversidad sexual y de género en el país, ya que es el primer ejercicio legislativo que permitió pensar en las personas LGBTI como sujetos de derechos.
A través de la Ley de víctimas se buscaba reconocer los derechos de las víctimas del conflicto armado, crear una serie de instituciones y políticas para su reparación, recolectar las memorias sobre el conflicto y evitar la repetición de los hechos victimizantes que han protagonizado la historia del país. Dentro de estas instituciones se encuentran la Unidad de Restitución de Tierras, la Unidad de Víctimas y el Centro de Memoria Histórica. También se establecieron 5 mecanismos de reparación, incluyendo la restitución de tierras, la indemnización administrativa, las medidas de satisfacción, las medidas de rehabilitación y las garantías de no repetición (Caribe Afirmativo, 2022).
Lograr el reconocimiento de las personas LGBTI en la Ley de Víctimas permitió el reconocimiento de los impactos diferenciados y de las prácticas prejuiciosas y estigmatizantes de la guerra que acompañaron la vida de las personas con OSIGEG diversas, teniendo como consecuencia un continuum de violencias. Este ejercicio ha tenido como consecuencia que la documentación de los hechos victimizantes tenga en cuenta las orientaciones sexuales, identidades y expresiones de género de las víctimas, lo cual se ha reflejado en documentos como “Aniquilar la diferencia”, publicado en el 2015 por el Centro Nacional de Memoria Histórica. Asimismo, permitió que se consolidara la participación activa de las organizaciones sociales en las negociaciones entre el gobierno y las FARC-EP, teniendo como resultado la inclusión del enfoque de género y de la diversidad sexual en el Acuerdo Final, así como la oportunidad para el reconocimiento de las víctimas LGBTI en el RUV.
El Registro Único de Víctimas (2021) ha señalado que hay 9,250,453 personas reconocidas como víctimas, de las cuales 4.190 se han auto reconocido como personas LGBTI. Dentro de estos hechos victimizantes, el RUV reporta que, de 11.608.952 hechos, 7.955 fueron contra personas LGBTI. Aún cuando estas cifras estan sujetas al subregistro, se ha podido establecer que muchas de estas personas relatan haber sufrido más de un hecho victimizante en el transcurso de sus vidas, dentro de los que se encuentran las amenazas, los desplazamientos, el exilio, la violencia sexual, torturas, homicidios y otras violencias que fueron perpetradas por paramilitares, guerrillas, Fuerza Pública, entre otros. De la misma manera lo estableció la Comisión de la Verdad en su informe final, cuyo volumen de mujeres y personas LGBTIQ+ contó con la participación de 405 personas LGBTI, de las que se identificaron 369 víctimas y más de 700 eventos de violencias.
El informe final de la Comisión de la Verdad se muestra como el hito histórico más reciente y relevante para la lucha por la diversidad sexual en Colombia, particularmente en el reconocimiento de las víctimas LGBTI del conflicto armado. Por primera vez en el mundo, una comisión de la verdad incluye el reconocimiento de la violencia diferenciada, experiencias, impactos y resistencias de las personas LGBTIQ+ víctimas del conflicto armado colombiano. Además de que el Grupo de Género de la Comisión recibió 63 informes de organizaciones sociales, colectivos y asociaciones de mujeres y personas LGBTI víctimas del conflicto armado, se recolectaron más de 300 recomendaciones para la no repetición, la mayoría de ellas dirigidas al Estado y que deben de materializarse en políticas de género, agendas ciudadanas de paz y planes de gobierno.
Además, se señalaron recomendaciones para la no repetición para los hechos vividos por esta población, como: fortalecer la implementación del enfoque diferencial para las personas LGBTIQ+ en el marco de los procesos adelantados por la JEP; promover que en los casos los actores armados realicen actos de reconocimiento público de las violencias contra la población LGBTIQ+; insistir en las garantías de seguridad humana integral para las víctimas LGBTIQ+ a través de la UIA de la JEP; impulsar que el estado implemente acciones diferenciales en materia de salud, acceso y garantía de tierras, entre otros derechos, para víctimas LGBTIQ+,firma de pacto ciudadanos con grupos poblacionales para la no discriminación, son algunas que fueron mencionadas y están relacionadas los ejes de Justicia y memoria, igualdad material y convivencia pacífica.
Desde Caribe Afirmativo reconocemos hoy todo el trabajo y la lucha que ha caracterizado al movimiento LGBTI en Colombia. Celebramos los hitos históricos y logros que han marcado este recorrido, el reconocimiento de las personas LGBTI como sujetos de derechos, la posibilidad de acceder a mecanismos de justicia para proteger estos derechos, la ilustración de los prejuicios y estigmas sociales que han acompañado los hechos violentos y discriminatorios en nuestra sociedad, así como el reconocimiento de las víctimas LGBTIQ en el conflicto armado y los impactos diferenciados y desproporcionados de la guerra. Reafirmamos nuestro compromiso por la construcción de una paz estable y duradera y de una sociedad donde podamos ser y amar en libertad.