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La Comisión de la Verdad presenta el Volumen de experiencias de mujeres y personas LGBTIQ+ en el conflicto armado colombiano.

Un reconocimiento histórico para las personas que han vivido de manera diferenciada y exacerbada las consecuencias del conflicto armado.

Jueves, 21 de julio de 2022. La Comisión para el Esclarecimiento de la Verdad, la Convivencia y la No Repetición presenta el volumen de mujeres y personas LGBTIQ+ del Informe Final, en el cual se reconocen las violencias cometidas contra personas LGBTIQ+ víctimas del conflicto armado. Este es un hecho histórico, pues es la primera Comisión de la Verdad en el mundo que incluye en su informe el reconocimiento de las violencias diferenciadas, impactos, resistencias y afrontamientos de las personas con orientaciones sexuales, identidades y expresiones de género (OSIGEG) diversas. 

En el trabajo arduo realizado por el grupo de trabajo de género, se recibieron 63 informes de organizaciones sociales, colectivos y asociaciones de mujeres y personas LGBTIQ+ víctimas del conflicto armado, dentro de las cuales se recolectaron sus testimonios y sus recomendaciones dirigidas principalmente al Estado. En este proceso, liderado por el Grupo de Trabajo de Género, se llevaron a cabo más de 400 entrevistas en donde se identificaron 369 víctimas y más de 700 hechos victimizantes.

Dentro de los hechos victimizantes que se registraron, se identificaron casos de amenazas, desplazamientos, violencia sexual, tortura, homicidios y exilios, que fueron perpetrados por paramilitares – representando casi el 40% de los victimarios –, las guerrillas perpetrando el 30% de los casos, la Fuerza Pública en un 6,8% de los casos, entre otros. De las víctimas que se identificaron, el 60% eran niños, niñas y adolescentes cuando ocurrieron los hechos victimizantes, el 14% eran personas negras, afrocolombianas o raizales, el 4% de ellas eran indígenas, el 54% eran hombres gais, el 26% eran mujeres lesbianas, 12% personas bisexuales y 10% fueron personas trans. 

En el proceso investigativo y de incidencia realizado por las organizaciones de la sociedad civil, se logró el acercamiento a cada uno de los territorios que sufrieron en mayor medida los impactos de la guerra, en donde se logró la ubicación de las víctimas y sobrevivientes en el centro del proceso. Por ello, es menester reconocer y honrar la confianza y generosidad de cada una de las personas que con su aporte de la verdad le apostaron a un país en paz. 

Dentro de las apuestas más significativas de este volumen está la utilización del término persecución para describir las violencias que se ejercieron en contra de personas con OSIGEG diversas. La Comisión, logró establecer que todos los grupos armados, tanto legales como ilegales, «persiguieron» a las personas LGBTIQ+, al concluir que a pesar de que cada grupo recurrió a prácticas particulares y a diversos fines, las violencias ejercidas en contra de personas LGBTIQ+ sucedieron en razón de su OSIGEG diversa. Hablar de persecución, entonces, permite entender que las violencias ejercidas contra personas LGBTI no fueron cometidas de manera aislada o accidental sino que les fueron útiles a todos los grupos armados legales e ilegales para ampliar su control sobre los territorios bajo su influencia.

Dentro de la multiplicidad de hechos victimizantes, antecedentes y contextos que enmarcaron las violencia ejercida por los distintos grupos armados en contra de personas LGBTIQ+, la Comisión identificó patrones que caracterizaron los estatutos, directrices internas y propósitos de cada uno de los actores armados. En relación con las FARC-EP y grupos paramilitares, la Comisión reconoció que, entre 1996 y 2008, persiguieron y vulneraron los derechos de las personas LGBTIQ+. 

La Comisión identificó que guerrilleros de las FARC-EP recurrieron especialmente a las amenazas, reclutamientos o intentos de reclutamiento y desplazamiento forzado. Por parte de los paramilitares, aunque se conocieron menos casos de violencia contra personas LGBTIQ+ en Caquetá, la Comisión identificó amenazas, violencia sexual, tortura, desplazamiento y homicidio. Particularmente se resalta la crueldad con la que se ejecutaron estos hechos, por medio del maltrato físico en zonas corporales que tienen relevancia en la construcción identitaria de las personas, como el cabello, las uñas, los genitales y senos, además de las permanentes amenazas contra la vida e insultos en contra de las identidades diversas de las víctimas. En los hechos de violencia sexual practicados por los grupos paramilitares, se observaron dos detalles: por un lado, los actos de tortura y maltrato simultáneos, con los cuales se expresó ensañamiento contra la sexualidad y el género de la víctima; y por otro, la retención y el traslado de la persona al lugar donde acontecería la violencia. 

La fuerza pública, por su parte, recurrió a detenciones arbitrarias, homicidios, violencias sexuales, tortura, amenazas y ataques a la libertad de asociación con el fin de aniquilar a las personas LGBTIQ+ para reafirmar el poder estatal, lograr resultados en la guerra e imponer de controles a la vida civil. A su vez, la Comisión identificó que en algunos momentos actuó en connivencia con grupos paramilitares. Este actor armado, de orden legal, se caracterizó por utilizar la autoridad que se le otorgaba por parte de la constitución y la ley, al igual que las herramientas para el ejercicio de sus funciones, como las armas de dotación, instalaciones y vehículos. Los eventos en los que más aparecieron ambos elementos fueron las detenciones arbitrarias. Así como lo describe el relato que se expondrá a continuación, la Fuerza Pública y demás actores armados utilizaron diversas formas de violencia para mantener el control territorial y poblacional, imponiendo un orden moral, social, económico, militar y político en donde se rechazaba la diversidad y todo lo que saliera de la heteronormatividad.

Pues la policía yo creo que ya eso es una guerra declarada entre la diversidad, personas diversas y la policía porque sí, yo también he sufrido muchas agresiones por parte de la policía, compañeros y compañeras han tenido bastantes líos con la policía (…) Es como si ellos quisieran como humillar a esas personas, como hacer una burla, como decirles como eso no es lo correcto, porque siempre es como decirle “ah, ¿se cree muy mujercita? Venga la violo, venga y me la mamo. ¿Se cree muy machito? venga y démonos golpes”. O sea, cosas así, entonces yo pienso cosas así es como ejercer ese poder para humillar para degradar. (Entrevista a hombre trans, en Entre silencios y palabras, informe presentado por Caribe Afirmativo, 2021) 

Estas violencias, además, ocurrieron en un contexto de complicidad social por parte de la población civil y de las instituciones oficiales, quienes al no atender los reclamos de las personas LGBTI, condenaron a la impunidad y al silencio todos los llamados de justicia. Desde Caribe Afirmativo, acogemos el uso de este término, siendo una apuesta incluida en los 13 informes que se presentaron como aporte a la verdad desde las organizaciones de la sociedad civil a la Comisión.

Expresamos nuestro profundo apoyo a la Comisión de la Verdad y su legado, quienes en el marco de su mandato han abierto espacios de participación a las personas con orientaciones sexuales, identidades y expresiones de género diversas y cuyo capítulo de género y personas LGBTIQ+ envía un mensaje de reconciliación y perdón a la sociedad colombiana y a las personas con OSIGEG diversas que han sido condenadas al silencio y la impunidad.  En palabras de la comisionada Martha Ruiz en el evento de presentación de la sección LGBTIQ+ del Informe Final el pasado martes 19 de julio, “uno de los pilares del informe es la Colombia herida, la cual ha transformado nuestra sociedad, una sociedad que normalizó la violencia.” Como organización de la sociedad civil, reiteramos nuestro compromiso a la construcción del legado de la Comisión de la Verdad y nuestra apuestra para la reconstrucción del tejido social, manifestando nuevamente el compromiso en la lucha por la diversidad sexual y de género.