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La banalización del lenguaje inclusivo: un retroceso para la inclusión.

15 de noviembre de 2023. La palabra es poder y mueve al mundo; esta es una verdad que es muy bien conocida por los medios de comunicación social, espacios en redes sociales, influencers, entre otros. Por esta razón, debemos prestar cuidadosa atención al uso del lenguaje tanto en su denotación (lo que dice) como en su connotación (lo que quiere decir). No basta con solo usar las palabras correctas, sino también adecuadas dentro de un contexto que respete la dignidad de las personas.

En este sentido, surge el lenguaje inclusivo como una apuesta política para construir un mundo más incluyente, donde todas, todos y todes se sientan identificadxs. Además, el lenguaje inclusivo, con el uso de pronombres neutros, es una declaración de rebeldía ante un idioma (en nuestro caso, el castellano) eminentemente machista y misógino. Este idioma ha sido permeado desde hace más de tres siglos por hombres académicos con conceptos machistas que consideran “innecesario” el lenguaje inclusivo, bajo el pretexto de que el género masculino “nos incluye a todos”. Pero ¿cómo ha sido el comportamiento de los medios de comunicación sobre la visibilización de la diversidad sexual?

El lenguaje inclusivo en los medios de comunicación

A propósito de la terrible muerte de le magistrade Ociel Baena y su pareja, algunos medios de comunicación emplearon lenguaje inclusivo de manera correcta, como por ejemplo:

  • “Esta es la hipótesis de las autoridades sobre el asesinato de le magistrade Ociel Baena” (El Tiempo)
  • “Lo que se sabe de la muerte de Jesús Ociel Baena, magistrade no binarie de México” (El Espectador)
  • “El crimen de Magistrade Ociel Baena y la violencia por prejuicio” (La Silla Vacía)

No obstante, persiste una resistencia al reconocimiento de le otre en algunos medios de comunicación, que no perdonan la dignidad de las personas no binarias. Aún después de ser asesinade, muchos medios de comunicación insistieron en publicar titulares que no reconocieron la identidad no binaria de Baena, incluso otros fueron más allá y colocaron su cargo de magistrade entre comillas o en cursivas, como si se tratase de un error, un supuesto o un coloquialismo, lo que refleja un rechazo implícito a la inclusión en el lenguaje:

  • “Hallan muerto en México a ‘magistrade’ Jesús Ociel Baena” (DW)
  • “Hallan sin vida a Ociel Baena, primer ‘magistrade’ electoral no binario de Latinoamérica” (France 24)
  • “Fiscalía de Aguascalientes revela cómo murió ‘le magistrade’” (Marca).

Estos titulares son una evidencia de la relativización y menosprecio al lenguaje inclusivo, y en todo caso, el desconocimiento a la identidad no binaria. Colocar magistrade entre comillas va mucho más allá de referirse a una simple cita textual: es poner en entredicho la identidad de Baena y, por extensión, de todas las personas no binarias. Otros espacios comunicacionales simplemente invisibilizaron a Baena y se refirieron a elle con el género masculino:

  • “Jesús Ociel Baena fue asesinado por su pareja (…)” (El Comercio)

Ciertos medios de comunicación prefirieron emplear otras “fórmulas” y eufemismos -quizá en un estilo más “diplomático”- para referirse a una persona no binaria sin afectar sus propias políticas editoriales sobre el uso del lenguaje, pero esto podría ser visto como una manera sutil de invisibilizar el no-binarismo o una manera alterna de ser “inclusivo”, por ejemplo:

  • Lo que sabemos de la muerte de Jesús Ociel Baena (CNN en español)
  • Ociel Baena: hallan muerta a la primera persona en México que obtuvo un pasaporte de género no binario (BBC Mundo)
  • Jesús Ociel Baena: las nuevas revelaciones sobre la muerte de la primera persona no binaria en ser magistrado judicial en Latinoamérica (Univisión)

Es lamentable el irrespeto a la dignidad de una persona que ha fallecido, cuando se le desconoce su derecho al autorreconocimiento y a la libre expresión de su identidad y expresión de género. Esto también se ha visto en muchas noticias cuyas víctimas son personas con experiencias de vida trans, a quienes se les niegan sus nombres identitarios, o son mencionados entre comillas, o peor aún: les llaman por sus nombres jurídicos con los cuales no de identifican. En este sentido, el uso machista del lenguaje genera mucho daño: mete en el clóset a personas LGBTIQ+, imponen la heteronorma, vulnera el derecho a la libre expresión de género y desconoce a las personas que no encajan dentro del sistema binario.

Uso correcto del lenguaje inclusivo

Todo esto nos llama a reflexionar sobre la banalización del lenguaje inclusivo, que se observa hasta dentro de la población LGBTIQ+. Hay quienes emplean el género neutro como “nosotres”, “elles”, “les”, etcétera, en medio de bromas, en tono de burlas, incluso para referirse entre personas sexodiversas cisgénero. Este uso inadecuado del lenguaje neutro genera mayor confusión y distorsiona su verdadero propósito: visibilizar e incluir a aquellas personas que no se identifican con el binarismo mujer/hombre.

Esta banalización del lenguaje inclusivo se puede comparar con la feminización del lenguaje con fines despectivos. Así como cuando se refieren a los hombres gays receptores como “pasivas” (lo que también denigra la feminidad), el uso indiscriminado de los pronombres y artículos neutros de manera superficial, lejos de fortalecer la inclusión, desvirtúa su razón de ser.

Es momento de abrir espacios de discusión sobre el verdadero, correcto y apropiado uso del lenguaje inclusivo, libre de comillas, cursivas y eufemismos. Asimismo, hay que generar discusiones a lo interno para el uso adecuado de los pronombres neutros. Las organizaciones de derechos humanos LGBTIQ+ tenemos la titánica tarea de explicar todo lo relacionado con las orientaciones sexuales, identidades y expresiones de género y hacer incidencia social.

Como muy bien lo dijo el politólogo y comunicador social mexicano Genaro Lozano: “(…) las personas no binarias utilizan el lenguaje neutro para reconocerse, visibilizarse y politizar su identidad, exigiendo un reconocimiento, que dicho sea de paso, no violenta a nadie. El lenguaje incluyente no mata; el odio sí”. Es momento de tomar postura y respetar el derecho de todas, todos y todes a ser visibles.