La cartagenera Irina Junieles, la abogada que forma parte del área de regionalización en Dejusticia, habló acerca del informe derechos humanos sobre lesbianas, gays, bisexuales y trans de Colombia en 2016, ‘Entre el miedo y la resistencia’, que se lanzó el pasado 29 de junio en el Centro de Formación de la Cooperación Española de Cartagena de Indias. Compartimos el discurso que ofreció ese día.
***
Irina Junieles, de Dejusticia
Comentarios a la presentación del Informe Entre el miedo y la Resistencia. Informe de derechos humanos sobre personas lesbianas, gays, bisexuales y trans en Colombia.
Cartagena, 29 de junio de 2017
Quiero felicitar a Caribe Afirmativo, Colombia Diversa y SantaMaría Fundación por la alianza, la iniciativa y el esfuerzo que llevó la realización de este informe de derechos humanos sobre personas lesbianas, gays, bisexuales y trans quede presenta hoy, y agradecer su amable invitación a hacer estos comentarios que he querido hacer dando relevancia al contexto en el que se emite.
Quiero comenzar diciendo que somos una sociedad qué transita hacia la Paz. Estoy convencida de a pesar de los resultados del plebiscito del 2 de octubre, y de la polarización frente a los asuntos relacionados con el Acuerdo, es mayor el número de colombianos y colombianas que reconoce y valida la importancia de este momento histórico en el que nos alejamos de las armas como método para hacer política y le damos paso a la participación y la palabra.
Sin embargo, las condiciones para asegurar un escenario de Paz no se agotan con la entrega de armas que celebramos esta semana o con la integración a la sociedad civil de los excombatientes, sino con la transformación de la sociedad y de un estado que brinden condiciones adecuadas para que los ciudadanos y ciudadanas ejerzamos nuestra humanidad con las múltiples expresiones en que esta se presenta.
El Acuerdo, cuya construcción seguimos estos años, busca el fin de conflicto que da lugar al desarme, desmovilización y reinserción, pero a ello solo dedica el 20% de sus mas de 500 disposiciones. El resto, el gran 80% de los compromisos tiene que ver con cómo transformar este país en un lugar mejor, por eso se ocupa de temas cruciales como la reforma rural integral, la profundización de la participación política, la búsqueda de soluciones al problema de los cultivos ilícitos, del narcotráfico y su capacidad de corrupción, y un sistema de justicia para las víctimas.
Y eso lo que significa es qué hay voluntad para resolver problemas de vieja data que son obstáculo permanente para alcanzar ese ideal, y que hay que hacerlo rápido e intensamente en varios escenarios a la vez. En un país como el nuestro en el que nos hace falta consolidar derechos civiles que debimos haber chuleado en el siglo XIX, nos enfrentamos a esa tarea y a la de garantizar derechos sociales, económicos y culturales, derechos colectivos al ambiente, derecho a la Paz y derecho a ejercer la diferencia.
Este momento entonces, es la gran oportunidad para dar pasos agigantados en materia de acceso a derechos de personas lesbianas, gays, bisexuales y trans, que han padecido una violenta y absurda discriminación. Esos derechos, a su vez, en un círculo virtuoso, deben aportar a la trasformación de los imaginarios que discriminan y rompen la igualdad.
Por supuesto, son evidentes los avances de los últimos años en materia de visibilidad de las problemáticas de la población LGTB, en acciones institucionales de protección, y en general hay pasos importantes en el ejercicio del derecho a la igualdad y a la diversidad sexual y de género, especialmente en las ciudades capitales, sin embargo apenas estamos empezando, tal como lo muestra el informe con evidencias contundentes.
Este documento, nada más ni nada menos, da cuenta con rigor de las expresiones violentas contra miembros de esta sociedad qué transita hacia La Paz. Un cuadro triste, pero real, de homicidios, tentativas, lesiones, violencia sexual, violencia policial y amenazas cometidos por prejuicio, en personas que además, según las estadísticas recopiladas, padecen de una exclusión socioeconómica que les hace mayormente vulnerables. Pero además, que muestra la impunidad, porque no puede llamarse de otra manera al poco avance de las autoridades en las investigaciones de esos crímenes, y a un cuerpo de policía que necesita aumentar su compromiso con la protección ciudadana sin distingos.
Este informe debe cumplir un papel trascendental, y para eso la responsabilidad es compartida. Los investigadores e investigadoras que participaron en su elaboración han hecho su trabajo. Las organizaciones el suyo y aquí está publicado en nuestras manos. Qué tanto servirá de verdadera hoja de ruta para eliminar el contexto de violencia que muestra?, eso depende de otras cosas.
De un lado, de la capacidad que tengamos como sociedad para apropiarnos de él y sumarlo a los argumentos que tenemos para la exigencia de acciones contundentes por parte de las autoridades; pero también de la capacidad de entender que esas violencias no son externas a nosotros, que se alimentan de nuestros imaginarios en la manera en que nos referimos al otro, lo estereotipamos, nos burlamos y deshumanizamos.
De otro lado, y de manera muy importante, la riqueza de este documento está en la posibilidad de conducir a la toma de decisiones de política pública que permitan radicalizar los avances en materia de igualdad y libertad, no solo en las ciudades, sino en lugares de la periferia del país donde la exclusión, la discriminación y la violencia siguen reinando.
Este documento es un compromiso y un reto para quienes estén investidos de autoridad política pública, aquí está reflejada la Colombia que somos, los lugares, las formas en que se reproduce la violencia contra personas LGTB, lo que hay que cambiar, y líneas muy claras sobre cómo hacerlo. Las recomendaciones que están allí apuntan a cada uno de los hallazgos, lo que allana el camino a las autoridades para definir programas concretos, presupuesto, y cronogramas.
Volviendo a lo planteado al principio, el informe no se emite en cualquier momento, se hace al tiempo con las nuevas herramientas que genera el momento de transformación jurídica e institucional que resulta del acuerdo, en momentos en que tenemos análisis juiciosos del impacto del conflicto armado sobre la población LGTB y mayores claridades sobre hacia dónde debe apuntar su reparación.
Hay que ir a la par de ese momento, asegurándonos de que lleve la adecuada inclusión del enfoque diferencial por orientación sexual e identidad de género, que las instituciones que se crean y sus nuevos funcionarios defiendan esa nueva alineación. Para ello, esas herramientas tienen que ser apropiadas, monitoreadas y controladas por la ciudadanía para salir a defenderlas en los espacios democráticos de movilización social donde haya que hacerlo, incluyendo las urnas del próximo debate electoral.
La igualdad no puede detenerse. Felicitaciones y Muchas gracias.