Continúa la violencia sistemática hacia las personas LGBTI en el Caribe Colombiano
En los primeros 100 días del año siete homicidios, dos panfletos amenazantes y tres hechos de discriminación.
Es paradójico que un país que atraviesa por un periodo tan importante en su historia, como un proceso de paz que ha sido luchado y sufrido, después de 50 años o más de guerra socio-política que ha traído innumerables víctimas, principalmente sociedad civil, seguido de actores armado ilegales y legales, que al fin de cuentas no importa la categoría en que se encuentren son seres humanos, siga pensándose la violencia como medio de resistencia ante algo que va en contra de que algunos piensan sobre “el deber ser de las cosas”.
Esta reflexión va dirigida a la violencia en general, pero, particularmente a la que están sufriendo día a día las personas LGBTI a nivel nacional y para el caso de nuestros registros como organización a nivel de la región Caribe; no sorprenden las cifras que en lo que va corrido del año 2015 sean 7 los casos de homicidios contra personas LGBTI registrador por Caribe afirmativo, que dan cuenta odio con que se comenten los crímenes; lo realmente preocupante es el silencio del Estado, de los medios de comunicación, de la sociedad civil y hasta del mismo movimiento LGBTI del país.
Las mujeres trans y los hombres gays, siguen siendo el foco de homicidios, los y las siguen matando, los y las siguen agrediendo y ¿qué pasa? Realmente nada, el mundo sigue su curso como si las personas LGBTI no fueran personas, no fueran ciudadanos (as), entonces, estamos tratando con una tema estructural de mentalidades que no conciben otras formas de vida y por tanto buscan eliminarlas a como dé lugar, ya sea deshumanizando o acabando con dicha humanidad. En este sentido, los homicidios se ven caracterizados por expresiones de violencia que suponen que se cometieron a causa del prejuicio sexual existente en la región.
En este punto, las zonas del cuerpo que más se violentan vendrían siendo, el tórax, y partes del cuerpo que suponen una relación con el sexo, donde principalmente el uso de arma blanca se convierte en el arma principal con que se comenten los crímenes. También, es importante anotar que la forma como y donde encuentran los cuerpos (lugares apartados, solitarios, oscuros), nos da pistas para suponer que el homicidio ocurrió no por azares de la vida o problemas estructurales de delincuencia común, sino, creencias y preconceptos construidos donde las orientaciones sexuales, expresiones e identidades de género diversas no caben en el orden normal-social y cultural de las cosas.
Es por ello, que no hablamos de una violencia dirigida a una persona LGBTI en particular sino, como lo plantea Noguera:
El lugar de hallazgo del cadáver -lugares apartados, carreteras, terrenos baldíos e incluso alcantarillas- da cuenta del alcance de una violencia simbólica que trasciende a la persona asesinada: es una violencia que busca expresar el desprecio por la vida de todo un grupo humano o toda una categoría de personas.
Aquí entonces, estamos haciendo referencia a una sociedad que ha naturalizado la violencia hasta tal punto que la muerte de un ser humano, sea como un sucedo de periódico que se mira una sola vez y después se desecha y en el mejor de los casos se recicla, una sociedad enferma, homogénea, que aunque hable desde un discurso de derechos (el ejemplo está en la constitución política de 1991) aún no acepte, ni respete la diferencia, que aún las personas Afro sean discriminadas, que las mujeres no tengan las mismas garantías que los hombres y las sigan maltratando, que los niños y niñas sigan estando en un estado de indefensión tal que el maltrato infantil se encuentre en la esfera pública, y que solo a través de redes sociales la gente demuestre su indignación, que dura solo hasta que otro tema de mayor magnitud salga a la luz.
No más impunidad, rechazamos totalmente los actos que vulneran y denigran la vida de las personas LGBTI, y por eso desde Caribe Afirmativo estamos realizando acciones de reconocimiento de la diversidad sexual y de derechos humanos, tanto a las mismas personas LGBTI, como a la sociedad civil en general, es hora de cambiar de chip y crear una sociedad que se ajuste a lo que se exige, si queremos paz, debemos construirla y eso sucede cuando existe respeto por los otros y otras.