3 de junio de 2020. Si bien el COVID-19 ha sido una enfermedad que ha afectado indiscriminadamente a todas las personas del mundo, también es cierto que el nivel de afectación que éstas sufren varía según el grado de vulnerabilidad que presenten ante el virus. Esta vulnerabilidad puede ser de tipo física y/o de tipo social; la primera responde a las afecciones congénitas o a la preexistencia de enfermedades crónicas y/o respiratorias que hacen que un individuo pueda ser más propenso a contraerla y morir; y aquellas de tipo social, en segundo lugar, que van más allá de la esfera de la salud y tienen más que ver con el papel que juega la sociedad en la manera en cómo una persona puede afrontar la enfermedad.