16 de junio de 2020.
En el marco del Día del Refugiado y la Refugiada, que se conmemora en el mes del Orgullo, Caribe Afirmativo presenta historias de vida de personas LGBTI en movilidad humana radicadas en la Región Caribe, hoy te presentamos una:
Andy, un joven que abandona su país en búsqueda de un sueño
“¡Vive 10! ¡Vive 100! ¡Llévelo bien frío pa’l calor!”, dice a viva voz Andy Martí (1), un hombre trans venezolano de 31 años, en la Plaza de la Paz de Barranquilla; el lugar escogido por él para la venta de gaseosas, bebidas energizantes y todo tipo de mecatos, los cuales, coloca cuidadosamente en su carrito cada día antes de iniciar su larga jornada laboral.
El inclemente sol y a veces el poco movimiento de transeúntes, factores que disminuyen sus probabilidades de venta, no borran de su rostro la amplia sonrisa que se convierte en el motor para otras personas LGBT provenientes de Venezuela, y que al igual que Andy, llegaron al país en busca del “sueño colombiano”.
“Llegué a Colombia el 23 de enero del 2018. Vine por una mejor calidad de vida, quería conseguir un trabajo y poder mandarle dinero a mi papá, además, del sostenimiento de la familia que comenzaba a tener. Pero, cuando llegué aquí todo se complicó, lo que me había motivado a venir era solo un espejismo”, dice con la voz entrecortada.
Quizás uno puede preguntarse… ¿Por qué no se regresó al ver que todo era diferente? Y es porque, como expresa, él tomó una decisión y no quiere regresar con las “manos vacías” a su país natal. “Mi padre me ayuda bastante; hace poco me mandó dinero para comprarme un celular y poder hablar con él. Siempre me dice que me devuelva, que no tengo que pasar problemas acá, pero aún no he logrado lo propuesto”, afirma.
Andy vive en Puerto Colombia, viaja todos los días desde este municipio del Atlántico a Barranquilla; más de 20 kilómetros debe recorrer diariamente para vender bebidas y mecatos a cada transeúnte que pasa por la Plaza de la Paz. “A veces tengo buenas ventas y puedo conseguir para los buses, para el parqueadero del carrito y poder comer, pero otras veces… no tengo para nada”. Comenta que un día “se armó de energía positiva” y caminó desde la plaza hasta Puerto Colombia.
Con orgullo, menciona que es un hombre muy madrugador. Cada día se levanta a las 6:00 a.m. y se alista para ir a vender. Entre risas comenta que el tiempo es lo único que administra bien a diferencia del dinero, que “siempre me falta y nunca me alcanza”. Hace lo posible para tener dinero suficiente y mantener a sus perros, a los que trata como si fueran sus hijos. “Me encantan los animales, en especial los perros”; mis hijos son Coco, Channel, Prada, Negro, Ratón, Sol y Lobito y los protejo con mi vida; aunque no tenga plata resuelvo para mis animales, no me importa tener una boquita más para alimentar”.
De signo capricornio, se considera sentimental, detallista y responsable, cualidades que lo hacen una persona sensible y que se esmera por proteger a los demás, como lo hizo cuando hace más de un año tuvo que cuidar del hijo de una amiga venezolana. “Ese niño era como mi hijo. Lo cuidaba, lo bañaba, lo alimentaba, lo vestía. Al final me llamó papá”, cuenta al recordar a Jhon, un pequeño de 3 años, a quien cuidó y protegió hasta que su madre tomó rumbo a Perú con el niño. “A veces lloro al recodarlo, espero volver a verlo, algún día”, rememora Andy.
Pocas son las alegrías que atesora y una de ellas se relaciona con Caribe Afirmativo. “Hace dos años y un poco más, un joven estaba en las escaleras de la Plaza de la Paz y me pidió que le vendiera un chocolate. Mientras se lo entregaba e iba calculando el vuelto que debía entregarle, me contó que trabaja para una organización Fundarvi (Fundación Arenosa Vive), dedicada a programas y Proyectos educativos, promoción de la salud, prevención (I.T.S) con énfasis VIH/Sida y derechos población LGBT, y que se encontraba brindando ayudas a ciudadanos y ciudadanas venezolanas”.
En ese entonces anotó los datos de ese joven y al día siguiente visitó Fundarvi, donde conoció la iniciativa “Integra”, proyecto de Casa de Paz de la organización Caribe Afirmativo que atiende a juventud venezolana LGBTI en condición de refugiada o asilada. A partir de allí participó en diversos espacios de encuentro en los que se buscan apoyar la salud emocional de los participantes desde el punto de vista psicosocial. “Gracias a los espacios de formación de Caribe Afirmativo he podido conocer y apropiarme de mis derechos como persona LGBTI en situación de movilidad humana”, menciona.
Finalmente, este joven trans, amante de los animales, trabajador informal y refugiado venezolano, es uno de los miembros más destacados de Integra y con su historia de vida contribuye a ayudar a otras personas LGBTI que como él se encuentran en movilidad humana. “Debemos aprender de los tropiezos. Cada día enfrentaremos nuevas cosas y debemos aprender de nuestros errores. Lo hoy nos lastima, mañana nos hace más fuerte”, puntualiza.
(1)Estas entrevistas se hacen en el marco de integra un proyecto de Caribe Afirmativo financiado por la Fundación Interamericana.