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Entre rezos y resistencias: espiritualidad en las vidas LGBTIQ+

18 de abril de 2025. Hay cosas que no se cuentan fácil, pero se sienten en el pecho, en el silencio de una vela encendida, en un rezo que se repite bajito al pie de una cama, en los ojos cerrados mientras el tambor suena fuerte y algo se mueve por dentro. Así es la espiritualidad para muchas personas LGBTIQ+: un lugar íntimo, poderoso y a veces también doloroso. No siempre se vive en paz, pero sí con verdad.

Porque mientras algunos púlpitos señalan, hay corazones que siguen creyendo. Y ahí, donde no hay espacio en las bancas de una iglesia tradicional, se abren caminos sagrados en lo cotidiano: en el altar de la abuela, en la palabra sabia de una santera, en el tabaco de un médium que recibe mensajes y consuela, en ese rezandero que en los velorios sostiene a la familia entera con su canto triste pero lleno de fe. Y muchas veces, ese rezandero, esa santera, ese espíritu que guía… también es una persona diversa.

Lo espiritual, en nuestras vidas, no siempre viene de un templo. A veces viene del patio de la casa, de la voz de la abuela rezando un rosario mientras el café se cuela. Viene de la santera del barrio que te mira con respeto cuando todos te juzgan. De la vecina que te llama para que la ayudes a rezar un novenario porque tu voz “llega”. Porque sí, muchas veces quienes rezan en los velorios, quienes se conectan con el más allá, con los espíritus, somos nosotrxs: maricas, trans, lesbianas, rarxs… y sagradxs, no porque tengamos respuestas mágicas, sino porque aprendimos a escuchar lo que no se dice. Aprendimos a leer el ambiente, a sostener a otros, a hablar con los muertos cuando los vivos nos daban la espalda. Y ahí, en esa conexión, nos hicimos fuertes. No importa si es santería, espiritismo, rezos católicos o una mezcla de todo eso. Lo importante es que nos dio algo que la sociedad nos negaba: sentido. Un lugar. Una voz.

Todxs conocemos a más de un amigo que en medio del rechazo encontró consuelo hablando con sus santos. Conocemos a una mujer trans que, después de años de ser humillada, fue reconocida como médium en su comunidad. Hoy la respetan. Le piden consejos. Le piden que rece. Y ella, que antes no cabía en ningún espacio, hoy guía a otros desde la fe.

La espiritualidad no siempre se ve. Pero se siente. Y quienes hemos tenido que reconstruirnos mil veces sabemos lo poderosa que puede ser. No es una moda. No es una pose. Es una forma de resistir desde el alma.

Porque cuando el mundo te niega, tú buscas tus propias formas de nombrarte. Y muchas veces, ese nombre lo escuchas en el silencio, entre humo de incienso, entre lágrimas, o en la voz de alguien que reza por ti sin preguntarte a quién amas o cómo te vistes. Solo rezas. Y con eso, sanas.789uiokmg

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