5 de febrero de 2021. El uso del lenguaje inclusivo y no sexista constituye una acción afirmativa para reconocer individuos, luchas y dignificar los vínculos sociales. El lenguaje como producto del proceso de construcción social, ofrece un diagnóstico de lo que le antecede como símbolo: la estructura. La caracterización de nuestra estructura social como patriarcal, machista, sexista y binaria, ha derivado en un lenguaje en masculino que se pretende “universal”, que particulariza y minoritiza aquello que excluye directamente.
La discusión del lenguaje inclusivo y no sexista está hoy entre lo que se pretende “genérico” pero excluyente, y lo que los movimientos feminista y LGBTI han demostrado que es específico y necesita ser incluido. Estos movimientos han denunciado cómo el lenguaje termina dando testimonio de la naturalización de dinámicas en una estructura social altamente injusta y discriminadora. Con frases como “lo que no se nombra no existe”, han propuesto al lenguaje como una herramienta social fundamental para la vida en sociedad e incluso, para la transformación de la misma.
Para CARIBE AFIRMATIVO, en el lenguaje en el “masculino universal” se encubre una realidad que debe ser transformada; una realidad que ha venido siendo progresivamente destapada y enfrentada con dispositivos como el enfoque de género otras garantías de derechos para las mujeres y personas LGBTI. La importancia del lenguaje con la aplicación del enfoque de género es muy clara puesto que, por ejemplo, en el lenguaje, las personas trans han encontrado una forma de reconocimiento: poder ser nombradas con el género y nombre con el que se identifican hoy es su derecho.
El lenguaje en sí mismo como recurso simbólico, no está aislado de la sociedad y de la cultura que lo sustenta; le pertenece a sus hablantes y escribientes y es utilizado para maltratar, dividir o para conservar vínculos saludables. Por esa razón es que en muchos Estados del mundo se reprimen o criminalizan formas del lenguaje cuando estas tienen un contenido violento, deshonroso y discriminatorio. La propia Corte Constitucional ha venido realizando acciones afirmativas hacia los colectivos más vulnerabilizados y en múltiples sentencias, dando las discusiones de fondo, tal y como lo demanda su talante democrático, ha tutelado los derechos de estos grupos. Sin embargo, lastimosamente en este fallo no se toma la molestia de dar la discusión o de aportar al debate actual y por el contrario, huye de argumentos filosóficos y políticos a través de referencias gramaticales.
Al respecto, cuando se argumenta que el lenguaje inclusivo y no sexista es valioso y necesario en tanto símbolo, no se está apelando a si su uso gramatical es correcto o no, sino que se apela a razones de corte político y filosófico que se entiende que son aceptables en una sociedad democrática que busca garantizar a las mujeres y personas LGBTI condiciones de vida dignas puesto que reconoce la discriminación histórica y las formas de violencia a la que han sido sometidas.
Finalmente, para CARIBE AFIRMATIVO es importante que la Corte Constitucional como el Tribunal más garantista de los DDHH que existe en Colombia se tome en serio los reclamos que tienen que ver con el lenguaje como significado y como instrumento de transformación de conciencias; que reconozca la violencia simbólica que puede haber en el uso del lenguaje masculino “universal”. Desde nuestra perspectiva, no se trata de hacer del lenguaje inclusivo una norma, puesto que su sentido político es la resistencia misma, el mantener viva la conciencia, mientras vamos contando como la sociedad se está transformando porque definitivamente en esta sociedad, algo está cambiando para las mujeres y para las personas LGBTI.