2 de octubre de 2021. “No deseo regresar a Venezuela. En Colombia he encontrado todo lo necesario para ser feliz con mi pareja y vivir libremente mi manera diversa de amar. No soy discriminada, señalada y he podido integrarme con facilidad”, expresa Jeili Florimar, una joven lesbiana quien abandonó su país con el firme deseo de comenzar de cero.
Radicada en Barranquilla (Atlántico), Florimar, como le gusta ser llamada, llegó a Colombia en 2017 y desde ese momento se sintió en casa. “Al principio teníamos miedo, no sabíamos a qué nos enfrentaríamos una vez llegáramos. Además, la experiencia de pasar la frontera por trocha fue traumática, ya que siempre estábamos corriendo el riesgo de ser víctimas de bandas delictivas, dedicadas a estafas y robos; ser reclutadas por parte de grupos armados; estar en un intercambio de disparos, entre otras cosas que podían suceder. Nunca sentí tanta paz como cuando pisé, por primera vez, Colombia y algo en mi interior me dijo que este sería mi hogar y aquí debía quedarme”, destaca.
Ella junto con su pareja entraron por el municipio de Maicao (La Guajira) y se dirigieron vía terrestre a la capital del Atlántico, para ser recibidas por los padres de Florimar, quienes residían desde tiempo atrás en Colombia, “todo era distinto, pero sabíamos que aquí tendríamos una mejor calidad de vida, sin pasar por momentos de precariedad y hambre. Al mismo tiempo, podríamos fortalecer nuestra relación, ya que en Venezuela siempre estábamos escondiendo nuestros sentimientos y expresiones de afecto”, recuerda.
“Si vendemos tinto, que sea el mejor”
Una vez desempacaron sus maletas y durmieron más de 12 horas para recuperar la energía, se dirigieron al supermercado más cercano para comprar los utensilios necesarios para iniciar su primer negocio. “No podíamos quedarnos sentadas, sabíamos que también debíamos aportar dinero en la pieza donde estaban viviendo mis papás y ahora nosotras. Así que mi novia y yo decidimos preparar tinto para la venta. Al principio no sabíamos cómo les gustaba a los colombianos, pero poco a poco aprendimos de medidas de agua, cantidades de café y le pusimos nuestro toque secreto, que consistía en endulzar con panela. Teníamos que hacer un buen tinto, eso daría como resultado excelentes ganancias”, señala.
Florimar salía diariamente y recorría, por horas, las calles de la ciudad para encontrar nuevos clientes y vender el tinto que con tanto esfuerzo y cariño hacía, “dicen que cuando las cosas las haces con amor saben diferente y eso pasaba. Siempre había buenos comentarios y las personas resaltaban el buen sabor que tenía el tinto”.
Tiempo después, Chirino, novia de Florimar, fue contratada por una reconocida empresa de transporte terrestre, donde aún trabaja, para desempeñarse como auxiliar de servicios generales y así realizar labores de aseo y limpieza. “Ella se levanta temprano, todos los días, para dirigirse a su trabajo. Yo le preparo el desayuno y así iniciamos nuestros días, con la mejor actitud. Es importante aprovechar cada oportunidad para ganar dinero, así ahorramos y podemos ir cumpliendo las metas que nos hemos propuesto”.
Actualmente, viven en su propio apartamento, desde inicios de 2021, “queríamos tener un lugar para nosotras y no sentir que estábamos incomodando a nadie. Así que, en 2017, cuando llegamos al país decidimos ahorrar para pronto tener un espacio para nosotras. Es debido a esto que hace seis meses pudimos comenzar ese sueño que teníamos hace más de 3 años”, indica.
Paralelamente a esto, se han dedicado a vender postres para ir amueblando y decorando su vivienda. “Nos hemos apropiado de nuestro espacio. Siempre estamos buscando maneras de darle vida y transformarlo. Hoy tiene color y hace parte de nosotras y de nuestro futuro”, expresa Florimar.
Comerciante innata, como se describe ella, asegura que algún día espera tener su propio salón de belleza, “me gusta arreglar el cabello, maquillar, hacer manicure y pedicure, masajes… y muchas cosas más. Sé que los sueños son posibles. Así mismo, emprender es una manera de salir adelante y crecer. No quiero trabajar para nadie que pueda explotarme y cortarme las alas. Sé que será difícil, pero me estoy preparando y estudiando para poder dar inicio con mi negocio”.
Cuando te conoces y sabes lo que deseas es fácil emprender. En este sentido, aunque aún no tiene un local o espacio físico donde trabajar, se programa diariamente para ir a visitar a sus clientas y brindar un servicio impecable, “no tendré mi salón aún, pero eso no impide que pueda trabajar en el sector de la belleza e ir practicando. Cada día mi técnica se va puliendo, sé que seré una gran estilista”.
Finalmente, es posible destacar el deseo de sumar a un cambio positivo dentro de la sociedad colombiana y más aún cuando desde su llegada han sentido apoyo por parte ella. “Estamos muy agradecidas con Colombia, que nos ha abierto las puertas de una manera increíble”, puntualiza.
Este artículo fue posible gracias al generoso apoyo del pueblo de Estados Unidos a través de USAID. Los contenidos son responsabilidad de Caribe Afirmativo y no necesariamente reflejan las opiniones de USAID o del gobierno de Estados Unidos.