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Dos asesinatos registrados en el Valle del Aburrá: Jonatan Rodríguez Osorio reportado como desaparecido en Bello y Juan Carlos, un hombre gay de 55 años

21 de enero de 2024. La búsqueda de Jonatan Rodríguez Osorio, un hombre de 37 años reportado como desaparecido el pasado 18 de enero, concluyó de manera trágica. Su cuerpo sin vida fue encontrado en una quebrada del barrio Niquía, cerca de la Clínica del Norte, marcando otro episodio de violencia que enluta a su familia y a la comunidad.

Rodríguez Osorio, quien residía en el barrio Hermosa Provincia, fue visto por última vez en esa misma zona antes de que su desaparición generara una intensa búsqueda por parte de sus allegados. Fue el esfuerzo de estos el que permitió identificar su cuerpo en el lugar del hallazgo, un desenlace doloroso que planteó interrogantes sobre las condiciones en las que ocurrió su muerte.

Las autoridades locales iniciaron investigaciones para esclarecer las circunstancias que rodean el caso que culminaron en el descarte de un suicidio. Aunque hasta ahora no se han ofrecido detalles oficiales sobre las posibles causas o hipótesis, este hecho se inscribe en un contexto alarmante de violencia que afecta a la comunidad LGBTIQ+ en la región y en el país.

El segundo caso corresponde a Juan Carlos, un hombre de gay de 55 años, participante en los procesos de la Casa Caribe Afirmativo de Medellín, fue asesinado al interior de un inquilinato ubicado en el barrio Villanueva, donde la víctima sostuvo una riña que terminó en tragedia. La causa de su muerte fue debido a las lesiones provocadas por un arma cortopunzante.

De acuerdo con el Observatorio de Derechos Humanos de Caribe Afirmativo, estas dos víctimas suman un total de 11 casos donde se pierde la vida de manera violenta en lo que va del año 2025, de los cuales 10 corresponden a asesinatos. Esta cifra triplica los asesinatos registrados en el mismo período del año 2024, cuando se contabilizaron tres casos en las primeras semanas de enero. Particularmente en Antioquia, ya se han registrado cinco asesinatos de personas pertenecientes a esta población, lo que evidencia una preocupante escalada de violencia en la región.

Asimismo, en el área metropolitana del Valle de Aburrá se evidencia un fenómeno sistemático de asesinatos de personas LGBTIQ+, cuyos cuerpos son arrojados al río Medellín. Este patrón representa un elemento clave en el análisis del contexto, ya que podría reflejar una forma de violencia estructural con fines jerarquizantes. Además, tiene un profundo impacto simbólico al intentar menoscabar la dignidad de las personas con orientaciones sexuales, identidades de género y/o expresiones de género diversas, perpetuando dinámicas de exclusión y estigmatización.

Los y las laderas y defensores de derechos humanos han expresado su preocupación por el incremento en los ataques contra personas LGBTIQ+, exigiendo a las autoridades acciones contundentes para prevenir y sancionar estos actos. También resaltan la necesidad de avanzar en políticas públicas que promuevan la inclusión, la seguridad y el respeto a los derechos humanos de esta comunidad, frecuentemente vulnerada.

Estos hechos violentos ponen de relieve la urgencia de abordar estas problemáticas desde un enfoque integral, reconociendo las particularidades de las violencias estructurales que afectan a las personas LGBTIQ+ en contextos locales. En tanto se esclarecen los hechos, su familia y allegados piden justicia, acompañados por organizaciones sociales que exigen el respeto a la vida y dignidad de todas las personas.

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