Reflexionamos sobre la preocupación Internacional por el aumento de legislaciones y prácticas homofóbicas en varios países europeos
23 de junio de 2021. La prohibición de la UEFA, Unión de Federaciones Europeas de Fútbol, de iluminar con la bandera LGBT el estadio Alianz Arena de Munich durante el partido Alemania vs Hungria, invita a dar cuenta de la necesidad de generar conversaciones alrededor del sexismo y la masculinidad hegemónica en el deporte, en este caso especial en el fútbol.
Recientemente la UEFA ante las críticas por esta decisión decidió emitir un comunicado en el que además de usar gráficamente la bandera arcoiris en su logo y declarar que sus valores son defender la igualdad y trabajar por una sociedad más justa y “tolerante” argumentó que dicha decisión no tiene fines discriminatorios, si no que el motivo del rechazo fue por considerarla una acción con un impacto político contra la selección de Hungría presente en Alemania, y que para ellos el símbolo del arcoiris más que un acto político representa un compromiso para promover una sociedad diversa e inclusiva.
Ante la ambigüedad de este comunicado es importante resaltar varios hechos que profundizan el debate. El primero es que las leyes actuales del país húngaro son antiderechos y discriminatorias contra las personas LGBT, ya que hace poco decretó en su legislación una ley que prohíbe la “promoción” de la homosexualidad ante menores, considerándola una perversión que puntualmente censura contenidos escolares y multimedia dirigidos a menores que hablen de la homosexualidad. Aunque si bien es cierto la Unión Europea se declaró como “zona de libertad” para personas LGBT, esta ley en Hungría se suma a los retrocesos y creciente homofobia en algunos países europeos, ya que se equipara con la ley que censura la propaganda gay en Rusia, que fue aprobada en el 2013 y las prácticas homofóbicas y transfóbicas en Polonia dónde se han extendido las autodenominadas “zonas libres de ideología LGBT”, que promueven ambientes de exclusión para personas gay, lesbianas, bisexuales y trans.
Paradójicamente, esta legislación homofóbica por parte de Hungría se da en el marco del mes del orgullo, un mes destinado a conmemorar y reivindicar las luchas LGBT a nivel global y a eliminar estas acciones y prácticas discriminatorias, sin embargo, el llamado no solamente es a la UEFA como institución si no a nivel global, cómo el fútbol como deporte, con el poder mediático que tiene mundialmente, puede reinventarse y posibilitar conversaciones que erradicen la exclusión y la discriminación, siendo estás claras violaciones a los derechos humanos de personas LGBT.
A su vez se puede identificar una instrumentalización de la bandera LGBT en las marcas, campañas y publicidades de distintas entidades, sumándose recientemente la UEFA, luego de los reclamos de las redes y movimientos sociales. Vestirse con la bandera multicolor no sirve para el avance de las agendas de derechos humanos LGBT cuando no hay un compromiso real con los hechos de violencia y crímenes de odio que sufren a diario personas LGBT mundialmente. De igual forma expresar públicamente una posición de neutralidad cuando se trata de la violación de los derechos humanos es ser responsable de la agresión y cómplice de la violencia.
Por otro lado, algunos jugadores se han pronunciado simbólicamente ante estos hechos, por ejemplo el arquero Manuel Neuner que en varios partidos se ha presentado usando un brazalete arcoíris, como muestra de apoyo de la Federación Alemana hacia la diversidad, sin embargo, la UEFA inició una investigación contra Neuner, argumentando que se trataba de una acción política. Aunque dicho proceso se archivó, varios jugadores abiertamente homosexuales y líderes de opinión han visto esto como un ataque de censura en contra del jugador por manifestar su posición política por el uso de una prenda en específico.
Incluso miembros de la selección húngara como Peter Gulacsi, expresó públicamente su rechazo contra las políticas homofóbicas del primer ministro de Hungría, Viktor Orbán, el pasado martes 22 de junio, mismo día en el que el parlamento de su país aprobaba esta ley en contra de contenidos LGBT a nivel escolar y audiovisual para menores de edad húngaros. Gulacsi manifestó su apoyo a las familias diversas y a las luchas LGBT, y en efecto dichas afirmaciones ocasionaron un revuelo mediático en su país, en dónde muchas personas se fueron en su contra y algunos medios de comunicación que apoyan al primer ministro exigieron que el portero fuese destituido de la selección.
Así las cosas, siendo el fútbol un deporte que convoca a las masas a nivel local, nacional e internacional la UEFA como institución tiene un impacto no sólo en Europa si no a nivel internacional. Estas prácticas constituyen un retroceso en la lucha por los derechos de las personas LGBT y a su vez invitan a que el deporte desde todas las aristas se plantee la conversación del machismo imperante en sus prácticas, debido a que aún muchos futbolistas viven en secreto su homosexualidad por miedo a ser destituidos o vivir situaciones de discriminación en razón de su orientación sexual, expresión o identidad de género.
Viene bien preguntarse entonces si los aficionados, deportistas, clubes y dirigentes mundiales del fútbol están preparados para dar conversaciones dirigidas a la eliminación de los prejuicios contra los hombres bisexuales y gays, que integran los diferentes equipos a nivel internacional, y contribuir con acciones a la formación de una comunidad más incluyente y respetuosa de la diversidad, además de la transformación de la masculinidad hegemónica, expresada muchas veces en contextos de violencias relacionadas al fútbol.