
22 de mayo de 2025. Hoy, con mucha rabia y dolor, le informamos al país sobre el feminicidio de Nawar Jiménez, una mujer trans, lideresa social, activista incansable, trabajadora sexual, víctima del conflicto armado, y que hacía parte del sujeto de reparación colectiva LGBTIQ+ de El Carmen de Bolívar. Hoy registramos el asesinato de una mujer valiente que convirtió el dolor en lucha y en dignidad compartida. Su muerte nos duele profundamente. Nos indigna. Nos quiebra.
Nawar fue parte esencial del proceso de reconocimiento y fortalecimiento del sujeto de reparación colectiva LGBTIQ+ de El Carmen de Bolívar, un proceso que ha sido histórico en el país. Desde la apertura de nuestra Casa de Paz en ese municipio, Nawar se vinculó activamente a cada espacio de construcción de memoria, exigencia de justicia y resistencia comunitaria.
Su voz estuvo presente en las jornadas de documentación, en las audiencias, en los encuentros de autocuidado y en las actividades de formación. No era solo una participante: era una de las lideresas que tejía comunidad, que ayudaba a sostener la esperanza en medio del dolor, que insistía en que las personas trans, racializadas, empobrecidas, desplazadas por la guerra, también teníamos derecho a una vida digna.
Su liderazgo estaba profundamente ligado a su identidad y a su historia: el desplazamiento, la violencia policial, la exclusión de la salud, el miedo de vivir en un cuerpo que este país ha condenado una y otra vez. Y aun así, hablaba. Exigía. Organizaba. Acompañaba. Sanaba.
Este jueves, su cuerpo fue encontrado sin vida en la rotonda que conecta El Carmen de Bolívar con San Jacinto. Estaba en una cuneta, en posición boca abajo. Así nos la arrebataron. Como a tantas otras. Porque a este país le sigue doliendo la existencia libre de quienes desafían la norma, de quienes no se esconden, de quienes exigen derechos.
Y es imposible no recordar que este asesinato ocurre exactamente dos años después del de Dania Sharith Polo, conocida como La Pola, también mujer trans, también parte del mismo colectivo, también sujeta de reparación, también asesinada en El Carmen. Dania fue víctima de un atentado a finales de abril de 2023 y falleció el 12 de mayo de ese año. ¿Hasta cuándo la historia repetida?
Nawar no fue una víctima más. Fue una defensora de la vida. Hoy no solo nos mataron a una hermana: nos arrancaron una voz imprescindible. Nos destruyeron una parte del proceso colectivo. Nos fracturaron un proceso que viene luchando hace años contra el olvido institucional y la violencia estructural.
Y por eso sentimos rabia. Impotencia. Cansancio.
¿Cuántas más?
¿Cuántas vidas más tienen que arrebatarnos para que el Estado actúe, para que la sociedad despierte, para que nos dejen de ver como cuerpos desechables?
Según el Observatorio de Derechos Humanos de Caribe Afirmativo, Nawar es la persona número 43 LGBTIQ+ asesinada en lo que va del año 2025 en Colombia. Cuarenta y tres vidas extinguidas en menos de cinco meses. Cuarenta y tres razones para gritar que estamos en medio de una emergencia nacional por violencia de prejuicio.
Este crimen no es un hecho aislado. Es parte de una cadena sistemática de violencias que enfrentan las personas trans en este país. Especialmente en territorios atravesados por el conflicto armado, el abandono estatal, la exclusión económica y la impunidad estructural.
Y lo decimos con claridad: el asesinato de Nawar es una afrenta directa al proceso de reparación colectiva. Es un intento de silenciar lo que venimos construyendo desde la memoria, la justicia y la dignidad. Es una amenaza a quienes seguimos trabajando por una paz que también sea trans, negra, cuir, empobrecida y territorial.
Pero no basta con el duelo. Que la rabia se nos convierta en fuerza. Que su nombre no se borre. Que su lucha no haya sido en vano.
Hoy tenemos tanta rabia, que quisiéramos incendiar el mundo.
Quemar esta injusticia, esta impunidad, este sistema que poco o nada hace ante nuestras muertes.
Pero también vamos a seguir. Vamos a seguir organizándonos, resistiendo, luchando.
Por Nawar. Por La Pola. Por todas las que nos faltan.
Porque ninguna más.
Porque nuestras vidas no son negociables.
Porque merecemos vivir.
Corporación Caribe Afirmativo